Escopeta negra

Más tontos que Abundio…

antonio-mata-foto-portadaCuando nos ponemos optimistas, como lo hemos hecho en estos meses anteriores… viene Dios y nos castiga. Igual es que el optimismo, en esto lo nuestro, es pecado… y no nos habíamos enterado.

El tal Abundio –que no deja de ser un santo de la Iglesia que vivió allá por el siglo VII, francés, por cierto, y al que se le relaciona con la evangelización de España (creemos que nada tuvo que ver con esto del ‘rapto de la cabra’)–, se ha convertido, por mor de la chanza popular, en el prototipo de tonto del haba, o tontolababa, según los gustos, al que se le atribuyen todo tipo de estupideces, memeces, bobadas y disparates: «Eres más tonto que Abundio, que corrió una carrera él solo y quedó el segundo», u otros como que fue vendimiar y se llevó uvas de postre o vendió el coche para comprar gasolina. Nosotros más. Y no nos duelen prendas en decirlo. Y el que se sienta ofendido que se mire en el espejo. Nosotros ya lo hemos hecho.

El haber regalado (o vendido, según los últimos datos) a nuestro país vecino del norte, una de las joyas de nuestro patrimonio genético natural, único en el mundo, como todos bien sabemos, suena a eso del Abundio de una líneas más arriba. Aunque tiempo hacía que habíamos levantado la alarma, en estas mismas páginas y en nuestro diario cinegético CazaWonke –también lo habían hecho otros compañeros de los medios del sector–, las respuestas que había dado el anterior Ministro de Agricultura, sobre que el tema estaba paralizado y demás, nos hicieron bajar la guardia y llegamos a creer que era uno de tantos bulos de los que circulan por los mentideros. A nadie, en su sano juicio, se le podía pasar por la cabeza que algo, tan único y tan nuestro, podría llegar a ser utilizado como moneda de cambio de no se sabe qué cosas. Pero… hete aquí que en apenas un par de meses, salta la alarma (quien ‘levantó la liebre’ no fue otro que nuestro querido compañero José María García, del Grupo V) y nos encontramos de bruces con la cruda realidad: con nocturnidad y alevosía, que se dice, pero en realidad a plena luz del día, y con toda la parafernalia que el acto bien merece (para Francia, por supuesto, como se puede ver en las imágenes de nuestro reportaje unas páginas más adelante), ¡las cabras ya están allende los Pirineos desde el pasado verano! Y, nosotros, ‘en la luna de Valencia’ sin enterarnos… hasta ahora, claro, cuando mal remedio tiene.

Cuentan las malas lenguas del lugar –y lo contamos por aquello del dichoso Abundio– que ‘el compromiso’ lo zanjó un tal presidente del gobierno que gustaba de arreglar zapatos. Esto suena mucho a comidilla de porteras (con perdón de las ídem), pero, a la vista del esperpento, nosotros lo trascribimos… por si fuese realidad, que no nos extrañaría. En una recepción oficial en nuestro país vecino, alguien, algún enteraíllo, le pidió las cabras –así, como el que no quiere la cosa– al citado, y, como éste no tenía ni idea del idioma, sólo se le ocurrió decir aquello de «Oui, oui, monsieur!», y el francés, muy listo él, le dio la mano, cerró el acuerdo, agarró el rábano por las hojas y hasta hoy, con las cabras en Francia. ¿A qué parece mentira…?

Un poco más en serio, con los hechos consumados, esta redacción se dirigió –el 23 de octubre– al MAGRAMA para que, por favor y por escrito –mire usted, que somos muy educados– nos confirmasen o negasen los hechos (insistimos, ya consumados) y nos informasen de las razones, si es que las había, de tamaña barbaridad. ¡Hasta hoy! Por eso, decimos en nuestro artículo que quien calla, otorga y, además, es cómplice. Tras diversos vericuetos e indagaciones, por fin, al cierre de esta edición, hemos conseguido saber alguna respuesta del MAGRAMA a algunas preguntas ‘indiscretas, molestas y maliciosas’ de algún representante de nuestro sector: las cabras se han… no sé sabe qué, a Francia, por acuerdos comerciales de ‘muy alto nivel’ y, además, no hay que preocuparnos, nada, en absoluto, porque «…sólo se van a enviar algunas y nunca se podrán cazar…».

¡Pues no, y mentira cochina! Cuando realizábamos nuestro reportaje, ya se habían soltado, en tres veces, 21 ejemplares y –según publica hoy mismo, mientras escribimos estas líneas, el diario El País– ¡ya van por 41! Por cierto, dicha noticia afirma que el Gobierno regional de Madrid se ha embolsado 85.000 euros por las cabras, por eso decimos que no sabemos si las hemos vendido, regalado, intercambiado… Pero, más grave aún, según un informe que obra en nuestro poder, el Plan de restauration du bouquetin (Capra pyrenaica) dans les Pyrénées Françaises 2012-2020, está prevista la traslocación de 160 ejemplares que se extenderán por todo el país vecino. Y no, no las van a cazar, las van a poner ‘de adorno’. Alguien, creemos, debería parar este desaguisado.

Como bien dice nuestro querido Carlos Díez, de Ciencia y Caza, en nuestro artículo, ¡qué no se le antoje a nadie la Catedral de Burgos o la Torre del Oro…! Hace unos cuantos de años a un americano se le antojó uno de nuestros claustros románicos… y ahora está en el norte de Manhattan.

Se acercan días de sosiego y tranquilidad, de amistad y de familia… desde esta redacción queremos pedirles un favor, ¡sean felices… y solidarios, que falta nos hace!

¡Feliz Navidad!

 

Por A. Mata.

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