Escopeta negra

14,8 millones de dólares

Para la defensa de la caza y la conservación de la vida silvestre, los millones de dólares del titular, 14,8. Más de 1,2 millones de dólares para la iniciativa de conservación del león. 235.600 dólares para el Comité de Acción Política y 100.000 dólares para el Fondo de Defensa del Cazador. Marean las cifras. Y más aún cuando se conoce su origen y el tiempo en el que han sido conseguidas, concretamente en poco más de un fin de semana y durante una convención, la XLI Convención Anual del Safari Club Internacional, celebrada en Reno, Nevada, a finales del pasado mes de enero.

Pero impresiona, más aún, el origen de esta ingente cantidad. Todo, absolutamente todo, procede de las donaciones que, de una forma u otra, han hecho los cazadores, los socios del SCI, en apenas ¡cuatro días!, para la conservación de la vida silvestre, la biodiversidad, la naturaleza… y la defensa de la caza. ¿Qué y quién tiene ‘bemoles’ para hablar de ‘ecología’ ante estos datos? Hace un par de meses abríamos esta misma columna comentando que en la web de la Casa Blanca, We are the people, un grupo de… tontosdelhaba (y que nos disculpen porque no sabemos decir tontodelhaba en inglés) pretendían declarar al SCI como ¡grupo terrorista!, «Por estar diezmando a los predadores hasta el borde de su extinción». Ahí tienen la respuesta de los cazadores, de los socios del SCI: 1,2 millones de dólares para la iniciativa de conservación del león.

Daríamos… cualquier cosa, por no decir un palabro, por conocer las aportaciones, reales, de los tontosdelhaba de turno, los de allí, los de allá, los de acullá y los de aquí, en cualquier proyecto, programa o lo que sea de conservación, no ya del león o de otros predadores, sino de cualquier especie del tipo que sea, en peligro o no de extinción, porque, no lo olvidemos, los fondos, muchos –tal vez demasiados para los tiempos que corren– para la preservación de cualquier especie, no salen de los bolsillos de los susodichos –más bien, entran– salen de los fondos de ‘papa estado’ (vía Europa o vía lo que se tercie), o sea, de los bolsillos de todos nosotros, de los de ustedes y los nuestros. De ahí que demos la importancia que tienen a las cifras, porque estas ingentes cantidades, dedicadas en su inmensa mayoría a la conservación, y nos repetimos, ¡han salido de los bolsillos de los cazadores! Eso sí, nos ronda por la cabeza una tremenda pregunta… como siempre sin respuesta. Si esos fondos se han recaudado entre los socios del SCI, que son unos 54.000, ¿qué no podríamos hacer aquí –con apenas unas migajas de cada uno–, que somos casi un millón, si estuviésemos organizados y fuésemos solidarios…? Mejor no lo pensamos.

Por aquí, por estos andurriales de Dios, más de lo mismo. Los tontosdelhaba locales –esta vez sí, en castellano– con sus ‘agudezas’ de siempre. Los ‘ecologetas en movimiento’, de una zona manchega, para más inri, pretendiendo ‘legalizar’ su caza de guarros con burro y con garrote (tenemos el documento y lo publicamos aquí en Caza Wonke hace unos días). No añadimos ni un sólo adjetivo más porque en sí la acción se define por sí misma. Los de un poco más para allá, en la misma zona, despotricando para que su gobierno regional no se gaste un duro en caza… ¡Cómo si se lo gastasen! ¡Manda… narices! El caso es que, entre unos y otros, y chinita va, chinita viene, van tapando el camino para intentar ponernos esto cada vez más difícil. ¡Cómo si no estuviera difícil, por no decir imposible, ya por sí mismo y por nosotros mismos!

Pero los que nos han arreado, no con una chinita, sino un cantazo con una piedra del 12 en todo el colodrillo, no han sido los de siempre, que no nos hubiese extrañado… En esta ocasión ha sido desde algunos de los alcázares de los reinos de taifas, perdón, queríamos decir desde algunas consejerías de Medio Ambiente, concretamente, y de momento, que sepamos, desde la de Castilla y León y desde la de Castilla-La Mancha. Y el pedrusco no es otro que el haber subido las licencias de caza un tropecientos, o le que les salga de ahí, por ciento. Esto sí es acabar poco a poco con la caza; bueno, de poco a poco, nada: en unos cuantos cientos de lugares, de un plumazo.

Nos podemos imaginar, con poca imaginación porque es la realidad, qué va a pasar en esos rincones olvidados y deprimidos de nuestra geografía –en los que el personal lleva más de cuatro años en las ‘listas innombrables’, recibiendo, en algunos casos, los 400 dichosos euros de caridad, y en otros ‘aliento para superar la situación’–, cuando tengan que renovar sus licencias para practicar una de las pocas ilusiones que les queda en la vida… Sí, sabemos que no es un desahucio ni otro de los muchos dramas que acontecen día a día, pero de lo que sí estamos seguros es de que en una inmensa mayoría de los casos –y, por desgracia, conocemos a más de uno y más de dos– no se lo van a pensar dos veces antes de colgar la escopeta… ¡Esto sí es, repetimos, acabar con la caza!

Y, mientras dejemos que nos vayan dando, nos seguirán dando. Igual esperan que nos guste…

Editorial de Caza y Safaris del mes de marzo.

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