Desde el pulpitillo

Daños colaterales

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Carlos Enrique López  
El grado de idioticia que afecta a alguno de los responsables de la Administración pública andaluza es verdaderamente espeluznante (escribo antes del 25 de Marzo, espero que la cosa cambie), sobre todo en lo que se refiere a Medio Ambiente y las empresas públicas creadas al amparo de otras empresas públicas para colocar a los amigos y simpatizantes del gobierno monocolor que durante los últimos treinta años ha hecho de su capa un sayo y ha administrado el dinero público como pólvora de rey. Lo mismo que se han comido el dinero destinado a pagar a las aseguradoras que tenían como fin cubrir los expedientes de regulación de empleo, y se han gastado dinero en cualquier fin (desde cocaína a putas, pasando por móviles de alta generación y viajes de representación al Caribe con toda la familia o con las amigas de los amigos, esas que se cambian de bragas seis veces al día, y que los de a pie sólo vemos en las películas). Lo mismo que han despilfarrado el dinero, han despilfarrado a la gente verdaderamente válida que aquel bendito ICONA tenía, y han puesto sueldo a unos cuantos incapaces de diferenciar una ardilla de un podenco y los han sentado en despachos desde los que se toman decisiones sobre nuestros campos, sobre el control de depredadores o acerca de las actuaciones de recuperación de los terrenos afectados por incendios.
A esto último voy a referirme, porque no se si mueve a risa, a desolación o a querer hacer el equipaje y marcharse a cualquier sitio donde los ignorantes y los imbéciles estén alejados de las fuentes de decisión (no se si se habrá notado que estoy un poco cabreado). ¡Pues vale!, el motivo de mi cabreo es el comentario que me ha hecho un buen amigo, que se tropezó el otro día con un camión de la Agencia de Medio Ambiente, ¡liberando zorros!, en una zona afectada por un gran incendio el año anterior.
¿Cómo se puede ser tan cafre? En una zona donde las llamas han arrasado con todo bicho viviente, este atajo de inútiles se dedica a liberar zorros.  Como no han tenido bastante los conejos, perdices, pájaros de todas clases, mamíferos y reptiles de cualquier especie con el paso de las llamas, ahora que empieza la época de cría para los pocos animales que salvaron la piel y que la naturaleza empieza a cubrir con sus propios vendajes las heridas de los montes, llegan los tontos de los cojones de turno y se ponen a liberar depredadores, en una zona donde lo que había que sembrar eran mil pares de lazos hasta que la población normal de todas las especies estuviera equilibrada. Y mientras, los cazadores a seguir callando, porque como nos descuidemos nos pondrán meloncillos y zorros hasta en el morral. Algunos podrían llevarse a pasear al campo a su madre, aunque ¿no sería lo mismo?

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