El soto de Las Manillas

la caricia de los necios

De un tiempo a esta parte no paro de leer artículos sobre si la caza, especialmente de jabalíes en batida, es o no ética cuando se realiza en fincas cerradas y con un control estricto de las poblaciones y, la verdad, me sorprende enormemente.

 No solamente es ética, en mi opinión, claro, si no que es saludable para un sector que necesita consolidar sus cifras de negocio, satisfacer las necesidades de un segmento de cazadores que demandan este tipo de producto, que es legal, y que, además, no ofrece ningún tipo de contradicción con los valores de la caza tal y como hoy la concebimos, aquí, en Sudáfrica o en Pernambuco.

Otra cosa distinta es que nos guste, más o menos, en nuestra práctica cinegética, que nos cause, más o menos, emoción en el lance, o que estemos dispuestos a llenar las paredes de nuestra casa de enormes trofeos de corral.
A mí, personalmente, no me gusta, y me causa poca satisfacción. Prefiero un venadete de los Montes de Toledo que entró rompiendo monte y venteando por encima de las jaras, a otro medalla que corría hacia mí en busca de la salvación de los canes que le acosaban, dándole todos los vientos posibles sin que le causara la mas mínima de las alertas. Y, ¡cómo no!, un viejo macareno cortado al amanecer cuando vuelve hacia el encame, en el paso de una cuerda de mi querida Sierra Morena, a otro ‘cobrado’ en un comedero. No te digo ya si este está dentro de un corral…

Cada cual que cace como quiera, y de la forma que quiera, siempre que sea legal. Y al que no le guste que lo diga, si quiere, pero que no pretenda imponer, sea como sea, su visión de las cosas. Algo que, por otra parte, es una actitud muy hispana…

Y si queremos pagar miles de euros por coleccionar ‘trofeos’, pues los pagamos y bienvenidos sean. Se trata de eso, de que cada cual elija su opción. Es la vieja disyuntiva, calidad en el trofeo o calidad en el lance –¡qué grande ese día que las dos se unen–, la comodidad frente a la aventura, lo seguro frente a la incertidumbre.

¡Claro que es una cuestión de valores!, pero los que tu elijes… Sentir el homenaje de los sabios o las caricias de los necios.

Hilando con el tema, también he leído la noticia en los medios de que no serán válidos para optar a récord nacional de su especie aquellos animales cazados en este tipo de explotaciones cinegéticas. Y mira por donde, en eso sí que estoy de acuerdo, puesto que no es lo mismo un animal alimentado con suplementos de todo tipo, en unas condiciones sanitarias optimas y con una selección genética muy, digamos, manejable, que otro que ha vivido en libertad sin todos estos tipos de condicionantes.

Pero ¡qué curioso!, los venados, gamos y jabalíes no entran dentro de esta reciente norma… Cuanto menos… es extraño y, cuanto más… la Junta Nacional de Homologación de Trofeos se ha cubierto de ‘gloria’. ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Por qué un macho montes no puede ser de corral para optar y un venado sí?

¡Qué cosas mas raras pasan! A lo mejor es que los intereses de algún loby no van por ahí, pero no lo creo, demasiado evidente, ¿o si? Al fin y al cabo éstos representan el 99,9 % de las especies criadas con fines cinegéticos en régimen de ganadería. Lo de la cabra no le afecta a casi nadie, y no digo en rebecos y corzos que no los hay en cercones, al menos que yo sepa ¿Alguien sabe si hay cercones de lobos? Que norma mas rara, repito… Donde se puede aplicar no existe esa práctica y precisamente donde no se puede es donde existe, ¡Qué cosas, María Aurora!, que diría mi abuela…

Pues lo dicho, el que quiera cazar borregos que los cace y por muchos años, y el que no… a pasar horas interminables por esas sierras persiguiendo una ilusión, tras el lance definitivo, tras esa res que probablemente sólo existe en nuestra imaginación… Yo me quedo con este último, pero que cada cual elija su opción… la caricia de los necios es una de ellas.

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