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Equinoccio de otoño

Equinoccio viene a significar igual el día que la noche. Atardecer de otoño recién iniciado.

La etimología de equinoccio nos dice que este vocablo procede de «aequus» que significa igual y la otra palabra es «noctis» que significa noche. Viene a significar igual el día que la noche.

La respuesta la tenemos, en la luz que recibe la Tierra por día. Realmente debido a la exposición a los rayos solares y a la inclinación de la Tierra, se recibe la misma cantidad de luz que de noche. Definitivamente tenemos doce horas de día y doce de noche.

Astronómicamente el equinoccio se produce el 22 de septiembre. Ese día habrá doce horas diurnas y doce nocturnas, pero a partir de entonces la noche se vuelve más larga. Un minuto un día, otro minuto el segundo día, de esta forma poco a poco, la noche vence al día. A partir del día 23 empieza el otoño.

El planeta gira con respecto a su órbita con una inclinación de veintitrés grados y medio. Con lo que los hemisferios norte y sur no reciben la misma cantidad de luz.

Por otro lado, la Tierra tarda trescientos sesenta y cinco días en dar la vuelta al Sol. De esta forma hay dos veces donde por el ángulo, los hemisferios reciben la misma cantidad de sol. Es por ello que el equinoccio en un hemisferio es el de otoño mientras en el otro hemisferio es el de primavera.

Las noches van ganando terreno

El otoño comienza ganando terreno poco a poco. Al ser más largas las noches, la Tierra se va enfriando lentamente al recibir menos calor. Biológicamente se prepara para soportar el invierno que viene.

A su vez el cambio biológico es bestial tanto en flora como en fauna e intentaré explicarlo un poco mejor, entiendo que por eso el equinoccio es tan importante, si bien no nos damos cuenta.

No obstante, no me ceñiré al otoño exclusivamente, sino que también hablaré del periodo que precede al equinoccio y el periodo inmediatamente posterior con el objeto de no explayarme en el otoño.

FLORA Equinoccio

El fotoperiodo que es el ciclo de luz que se recibe cada veinticuatro horas, se suele estudiar en plantas, estas tienen unos pigmentos especiales llamados fitocromos, que es una proteína cuya función es actuar como receptor de luz. Los fitocromos captan la luz roja y la luz roja lejana.

Es la luz el carburante de la fotosíntesis, que facilita el desarrollo de la parte aérea o de las raíces o de ambas, dependiendo de las condiciones climáticas.

Al igual que sin carburante no podemos conducir nuestro coche, sin lugar a dudas, sin luz las plantas no se desarrollarían. La luz solar consta de distintas longitudes de onda, acordes y colores, de esta forma las plantas evolucionan según el tiempo que reciben la luz solar y según los acordes y las longitudes.

Como son distintas formas de recibir la luz, las plantas tienen un comportamiento diferente, se adaptan a las condiciones existentes para prevalecer. Los fitocromos se especializan en la luz roja y roja lejana

Bien resulta pues que tenemos, FOTOPERIODO, OTOÑO, LUZ ROJA Y FITOCROMOS (vaya palabras), pero, ¿y de qué nos vale todo eso? Nos preguntaremos.

Previo al equinoccio, a finales de agosto como consecuencia de la longitud y color de la luz, numerosos arbustos comienzan a madurar sus frutos como zarzamoras, saucos, escaramujos o majuelos (1), higos de agosto y uvas tempranas, aunque es en septiembre cuando hacemos el pleno de esas frutas tan ricas en azucares.

«El monte cambia vuelve a florecer después del estío, se prepara para el invierno, pero antes tiene que coger fuerza, mucha fuerza».

El monte vuelve a florecer después del estío

A partir del equinoccio de otoño por un lado se cosechan cultivos como el maíz o el arroz en contraprestación, aparecen las setas, los hongos, se caen las bellotas y el hayuco que son las verdaderas fuentes de proteínas para la fauna.

Se producen las primeras lluvias, los insectos se activan o se retiran, empieza la dormancia de plantas e insectos, por la incidencia de la luz y de la temperatura y esto provoca sin embargo la estimulación de otras plantas.

También se producen las primeras siembras. El agua favorece la salida de los primeros brotes, agua, tierra todavía caliente y sol, no nos olvidemos que todavía hace bastante sol.  Los líquenes y musgos crecen con las lluvias del otoño si bien de forma incipiente.

Esto forma el caldo de cultivo (agua, sol, temperatura) para que salgan los primeros brotes de hierbas, el monte cambia vuelve a florecer después del estío, se prepara para el invierno, pero antes tiene que coger fuerza, mucha fuerza.

FAUNA Equinoccio

Es curioso que tenemos la referencia que en los meses de agosto y septiembre no pasa nada en relación a la fauna, cuando por el contrario son meses de grandísimos movimientos de animales.

Los reptiles huyen de las horas de máximo calor y dormitan para luego salir de caza en busca de las presas que se mueven en las horas menos calurosas, los anfibios se apelotonan en las charcas que van menguando su caudal por el calor.

Es en agosto cuando las aves se preparan para la migración, ejercitando sus vuelos, y atusando sus nuevas plumas, aviones, vencejos, golondrinas, carracas, críalos, cigüeñas negras, milanos, oropéndolas, autillos, un sinfín de aves se preparan para la migración.

Es para la avifauna un mes importantísimo, hasta los pollos de las grandes rapaces están casi preparados, de esta forma el buitre negro ya sale del nido en busca de comida, también los pollos de águila imperial.

Para las otras rapaces tanto movimiento de presas provoca una época en la que llenar la despensa es fácil, debido a la multitud de piezas, de esta forma, los pollos aprenden a cazar perfeccionando su técnica y se preparan para los meses venideros cuando no les valdrán la teoría, pues ya solo juegan o jugarán en la vida real.

Equinoccio de otoño

Uno de los mayores espectáculos de nuestras sierras 

Es, a finales de agosto, cuando por las noches hace una temperatura más baja, pues el sol se va retirando antes, lo cual favorece los movimientos de los mamíferos, estos en las horas más calurosas, buscan los sotos, regueros, valles, las umbrías, los pozos y las huertas.

En los días iniciales de agosto los ciervos terminan o han terminado de limpiarse la cuerna en lo intrincado del monte, con la escoda, mientras, empiezan a marcar territorios, si bien, todavía esos terrenos no tienen dueño, pero establecen terrenos para la futura pelea

Pero es en septiembre cuando se produce uno de los mayores espectáculos de nuestras sierras, LA BERREA. Es único, qué decir, de la berrea. Vivir una berrea en una semana es maravillosa, pero vivirla toda la temporada es algo único, desafortunadamente no soy dueño de mi tiempo y aunque vivo la berrea en varias fases, no la vivo la temporada entera.

PERSONAS Equinoccio

Mi persona es algo antigua, de forma que desde pequeño en los anuncios de coche en la televisión me han enseñado que las siglas TAE significaban Tasa Anual Equivalente, o lo que es lo mismo, el tipo de interés anual en una operación financiera.

Pues es leyendo sobre el fotoperiodo, cuando me entero de que, en psicología, TAE es Trastorno Afectivo Emocional, por no extenderme mucho, resumiré que la falta de horas de luz, provoca grandes cambios en el comportamiento humano.

¡Caramba, pues sí que esto del fotoperiodo va a dar de sí! Efectivamente, el cambio estacional provoca alteraciones en nuestro comportamiento.

A menos horas de sol, menor producción de melatonina, y esto provoca un cambio en el comportamiento hormonal en los humanos.

Son las actuariales una rama o disciplina que aplica métodos estadísticos y matemáticos con el fin de evaluar riesgos financieros y en la industria aseguradoras. De tal forma evalúan los riesgos que conocemos que en el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno suben los siniestros de las personas a causa del consabido TAE.

Son datos inamovibles y como primera conclusión impepinable tenemos que el otoño con sus horas de sol modifica el comportamiento humano.

BERREA Equinoccio

Retomo el asunto del fotoperiodo con los animales, con el objeto de no desviarnos de nuestro principal punto en relación con el comportamiento humano.

La luz del otoño provoca el freno en la secreción de melatonina, este parón, provoca el efecto estimulatorio en la ovulación de las hembras, todo para lograr que coincidan la época de paridera con la época de mayor aporte nutritivo alimenticio, de forma que sea más fácil el sacar esa generación adelante.

A decir verdad, según un estudio, aquellas hembras que en un principio no se cubren en el momento propicio, con lo que las crías son tardías, llegaran tarde a todo el momento alimenticio, desarrollando mal sus cuernas. Esto provoca la coletilla «de un vareto retrasado en el monte siempre será un mal ciervo». Esta cierva tenderá a parir siempre fuera de época con lo que se debería quitar lo antes posible.

Muchas veces las ciervas que no se quedan cubiertas en un principio suelen volver a ovular, creo que tienen el ciclo cada veintiún días, lo que provoca que la berrea se dilate en el tiempo, agotando el mes de septiembre y continuando a lo largo del mes octubre.

Es en los cercones donde la aportación de comida suplementada durante todo el año, donde se puede ver que en noviembre y diciembre continúan venados berreando. Soy de la teoría que si los venados berrean es porque hay ciervas que cubrir, estas inundan el aire con sus feromonas y provoca el incremento de la testosterona en los machos.

Evidentemente no tienen problema del estío y la falta de comida con lo que los varetos retrasados (si bien no serán buenos nunca) pueden salir adelante y convertirse en mediocres.

Equinoccio
El autor con un venado recién cazado en la RRC de Fuentes Carrionas.

MI BERREA Equinoccio

El caso es que la empiezo en la Sierra de San Pedro en Extremadura, realmente la llevo empezando desde mediados de agosto pues tengo un coto donde veo el desarrollo de los días previos. Me explico mejor, es a partir del 15 de agosto cuando los venaos empiezan en un principio de forma lastimera para continuar con el paso de los días en un crescendo terminando con una explosión, para luego ir decayendo poco a poco.

Venao cazado por Tomás Cortés en berrea en la Sierra de San Pedro.

Luego, desde diez de septiembre hasta finales de septiembre, continuo en los Montes de Toledo por lo general, en la zona de la Jara. Más en concreto de Belvis de la Jara hacia Robledo del Buey, si bien es cierto que alguna vez algún amigo me invita a dar una vuelta para verla en alguna otra finca limítrofe con Ciudad Real.

La termino los últimos días de septiembre y los primeros de octubre en el norte, en la cornisa cantábrica. Allí es donde suelo quedarme con algún venado en alguna reserva todos los años, Fuentes Carrionas, Riaño, Mampodre, o un poco más abajo la Demanda.

Como el norte tiene una primavera más tardía y tiene una altitud mayor pues suelo cazar de mil quinientos metros hacia arriba, los pastos y la época de mayor cantidad de recursos alimenticios, se produce más tarde con lo que optimizo la berrea.

Para ello suelo coger algunos días de vacaciones durante el mes de septiembre, octubre, pues siempre hay imprevistos que evitan que me dedique en cuerpo y alma a la berrea.

Equinoccio
Localizando venados en la alta montaña norteña.

El rey de la montaña Equinoccio

¡Pero qué berrea! ¿Hay un espectáculo más majestuoso que el reclamo del ciervo en una dehesa? Reclamando su harén, ejerciendo como dueño y señor de la zona. Siempre hay algún atrevido que desafía al señor de la dehesa al cual hay que ponerle en su sitio.

Pues desde mi experiencia digo que sí, que hay algo más majestuoso, o al menos casi tanto. El bramido de un venao en la cresta de una montaña de dos mil metros, anunciando en todo el valle que él es el rey de la montaña.

Allí, donde para entrarle con garantía de éxito tienes que estar antes de la amanecida en la cima. De forma que consigas hacer la entrada de arriba a abajo, para tener mayor garantía de éxito.

Es allí donde no hay un triste arbusto para taparte o camuflarte, donde tienes que agacharte más tiempo, que, si estuvieses en la vendimia manchega, donde tiene que gatear o reptar arañándote la barriga contra las piedras.

Allí donde solo puedes andar o reptar cuando el venado baja la cabeza para alimentarse.

Allí, donde en la cresta te azota el viento sin piedad, y tratas de buscar una peña para poder hacer un tiro resguardado.

La entrada a la caza en la dehesa abierta es muy difícil

Pero, pensándolo bien, la entrada a la caza en la dehesa abierta es muy difícil, te sacan desde lejos y la aproximación requiere de bastante pericia, claro que descarto las fincas cerradas, y las que tienen mucha densidad.

Es en la mayoría de las dehesas donde la entrada es más dificultosa, los venados están sesteando comprobando todo el territorio desde algún punto más elevado.

Es donde, el harén de nuestro objetivo suele estar repleto, no unas pocas ciervas, no, aquí son decenas.

Allí donde, esas decenas de ciervas con gabatas, se convierten en el doble de ojos y orejas.

Es donde, el pasto reseco y las hojas caídas de las encinas, avisan con antelación tu llegada.

Es donde, el ruido del motor los avisa con ocho kilómetros de antelación.

Allí donde, para acercarte a distancia de tiro tienes que dedicarle mucho pero que mucho tiempo.

Que me gusta, el natural Equinoccio

Claro que alguno me dirá, pero Tomás yo he ido de berrea a una dehesa y he conseguido acabar rápidamente, y era abierta la dehesa.

No lo niego, pero…

… ¿Tenía hecho comedero? ¿Te ha llevado el coche del guarda que es, el que diariamente le hecha de comer? ¿Has ido a alguno de los escasos puntos de agua de la zona? ¿Los cazas a la espera? ¿Te pones en torreta?

Quiero referir con ello que hay muchos tipos distintos de cazar en berrea, pero a mí con esto me pasa como con el tomate, QUE ME GUSTA, EL NATURAL.

No me vale cualquier venado, no, me gustan los viejos que se la saben todas. Pero uno viejo de la Sierra de San Pedro no es uno de los monstruos norteños, es más pequeño de carnes y de cuerna, pero más ágil y escurridizo.

Ciertamente suelo acertar poco con ellos, muchos años no me hago con ninguno, pues para cazar uno joven o con poco mérito me quedo quieto. Otras veces me quedo con algún otro a pesar de no tener un magnífico trofeo.

Recuerdo uno en concreto que no tiene un buen trofeo, pero hice una entrada tan trabajosa y dura, pensando que era un buen venao (sin duda en su momento lo hubiera sido, pero estaba viniendo a menos), el caso es que decidí culminar el lance con el disparo.

Ahora en una pared del cortijo cada vez que le veo le digo:

–Jodio, mira que me las hiciste pasar canutas, pero te gané la mano.

Equinoccio
En el norte hay que prepararse un poco físicamente antes de la berrea.

Hay que prepararse para las caminatas que exige el norte

Este año después del parón en la caza por la maldita pandemia en la que hemos perdido a tanta gente, tengo si cabe más mono por agotarme en el monte tras la berrea, empezaré preparándome un poco para las caminatas que piden el norte, pues soy ratón de oficina y mis piernas solicitan una preparación.

Para esa tarea me acompaña mi inseparable amigo Jaime que se ha convertido en una pieza fundamental de mis recechos. Tengamos éxito o no en el rececho, mojaremos nuestra aventura con un magnífico caldo y una de las carnes selectas de la zona, a fin de reponer las fuerzas para subir una de esas crestas.

Allí donde al día siguiente soltamos los pulmones, el bazo y las dos piernas en la ascensión, pero cuando llegas a la cima, tienes esa sonrisa en la cara cuando miras al compañero que dice literalmente que no creías llegar a ese punto.

Entonces si tiras y cazas, es cuando la alegría te desborda, te da ese subidón de adrenalina, pues cazar en una reserva, donde los animales no ven una malla en treinta mil hectáreas, tiene otro sabor.

Equinoccio Un artículo de Tomás Cortés Sánchez

(1) ‘Un año en la vida de la España salvaje’ de Borja Cardelús.

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