Pluma invitada

Cartas al Director.La caza, un ‘riesgo reputacional’ para La Caixa

DSC07105 la carne se la llevan los nativos y se la comen

Corren tiempos de cambios y despropósitos. Asistimos cada día a manifestaciones públicas en los medios de comunicación, de personajes conocidos o anónimos, con planteamientos tremendamente radicales, y que se amparan en su «derecho a la libertad de expresión» para decir disparates sin fundamento o, incluso, insultar abiertamente a aquellos que no piensan como ellos. Y no pasa nada, pues, tristemente, lo vemos hasta normal, nos hemos acostumbrado a ello.

Las recientes elecciones municipales y autonómicas nos muestran a las claras la radicalización de una buena parte de la sociedad que, además, bajo mi punto de vista, está perdiendo peligrosamente el respeto, la perspectiva y el sentido común. Atacan verbalmente (porque aún no tienen poder de atacar de otra forma) a todas aquellas personas, instituciones, partidos políticos o todos los colectivos que su corriente de pensamiento tiene estigmatizados. Mientras tú tienes que respetar sus ideas y su derecho a expresarse, ellos no te respetan ni a ti ni a tus ideas.

Por desgracia, la caza en general y los cazadores en particular, somos unos de esos sectores ‘mal vistos’ o ‘apestados’, sobre los que se puede verter toda la basura dialéctica que les apetezca, vomitada en ocasiones con la más rabiosa irracionalidad repleta de tópicos que uno pueda llegar a imaginar, y sin ninguna consecuencia. Es más, a veces quedando como verdaderos héroes mediáticos por ello. Y no pasa nada. Porque estamos acostumbrados. Porque así son las cosas. Ni siquiera tenemos derecho a defendernos, porque se nos niega incluso la posibilidad de explicar que la caza es una actividad absolutamente legal, tremendamente beneficiosa para el fomento de la biodiversidad, imprescindible como elemento de desarrollo y sostenimiento de la economía rural, y además, crucial para la protección de especies en peligro de extinción. No nos escuchan porque los cazadores tememos mala reputación. Todos los políticos o personajes públicos que son cazadores, se cuidan mucho de que la opinión pública conozca su afición por la caza. Porque está ‘socialmente mal visto’. Porque disminuye su credibilidad. Porque, si ‘salen del armario’, ofrecen a sus enemigos un punto débil donde atacarles fácilmente.

Hoy escribo estas líneas desde la más absoluta indignación y el mayor sentimiento de incomprensión que he sentido en mucho tiempo. Porque todos tenemos un límite y hoy lo han traspasado. Porque me niego a resignarme. Porque soy cazador y buena persona. Porque estoy convencido que la caza es una actividad tradicional, rigurosamente beneficiosa para el campo y estoy dispuesto a demostrárselo a quien quiera. Porque igual que yo respeto a los que no piensan como yo, exijo que se nos respete de una vez por todas.

Mi compañía de caza, como toda empresa, opera con entidades bancarias donde se gestionan los pasivos y los activos, los cobros y pagos, las domiciliaciones, etc. Hasta el día de hoy, habíamos estado trabajando (depositando nuestro dinero) correctamente con La Caixa o Caixabank, que es lo mismo. Pero cuando hemos solicitado una plataforma de venta por internet con tarjeta de crédito, que conlleva por tanto un ‘análisis de riegos’, nos han denegado cualquier tipo de soporte porque, textualmente: «Nuestro sector de actividad (la caza), supone un riesgo reputacional para la entidad (La Caixa)». Ante la estupefacción del personal de la oficina con la que trabajamos, deciden llamar a la persona del departamento que ha firmado el informe negativo. Casi mejor que no lo hubiesen hecho, pues mi cabreo se incrementó exponencialmente cuando escuché la argumentación que vino del otro lado del teléfono: en nuestra página web aparecen animales muertos y se fomenta la caza, lo cual va contra los principios éticos e incluso estatutarios de La Caixa, al igual que otras actividades como el fomento de la violencia, el terrorismo, etcétera.

Sobran los comentarios, porque es una vergüenza que hayamos llegado a un punto en el que una entidad bancaria, para salvaguardar al máximo su imagen a la luz de la corriente ideológica que impera en una parte de nuestra sociedad, se permita el lujo de trazar una estrategia ética donde la actividad cinegética y su industria asociada se equiparan, de una manera obscenamente desacertada e injusta, con otras actividades absolutamente deleznables e ilegales.

Creo, además, que si entrásemos en valorar desde un punto de vista ético con qué empresas se quiere vincular reputacionalmente La Caixa, más bien debería cuidarse de no dar soporte a muchas empresas que, ya sea por la contaminación ambiental que producen (petroquímicas, mineras, industrias pesadas, etc.), por el impacto negativo generado sobre los ecosistemas o el medio natural (agricultura intensiva), o bien por el trato que se le dispensa a los animales (avicultura y otras ganaderías intensivas), etc., pudieran suponerle un ‘riesgo reputacional’. Y, por supuesto, no hablemos del soporte que me consta dan a algunas personas que han hecho verdaderas fortunas a base de comisiones y tramas de corrupción de la época del ladrillo, al permitirles que tengan cuentas bancarias, fondos de inversión y otros productos financieros en La Caixa.

A lo mejor, con su planteamiento de ‘análisis reputacional’, La Caixa debería pasar un examen a cada cliente antes de permitirle trabajar con la entidad… Me pregunto qué pasaría si nosotros, los ciudadanos, pudiésemos pasar a examen a todas las entidades de crédito españolas antes de decidirnos con quién trabajar, por aquello de no correr ‘riesgos reputacionales’, y que a uno no le vinculen con bancos y cajas de ahorros que han cometido innumerables fechorías, llegando incluso a estafar a jubilados con productos financieros fraudulentos… ¿Pasaría alguna el examen?

Señores de La Caixa: están ustedes en su perfecto derecho de decidir con qué clientes desean trabajar y con cuáles no. De igual manera, los cazadores estamos en nuestro derecho de denunciar las injusticias que se están cometiendo bajo la superioridad moral que se autoatribuye una corriente de pensamiento y, en mi caso particular, de dar a conocer en nuestro colectivo la política que ustedes siguen de minimizar su riesgo reputacional desmarcándose del ‘indeseable’ sector de la caza.

Y me despido deseándoles que les vaya bonito, quizá algún día se den cuenta de su error, cuanto algún perroflauta moralmente superior, autoencumbrado como inventor incuestionable de la justicia social, en un cargo con poder legislativo o ejecutivo, decida que el derecho a no se desahuciado por impago debe prevalecer sobre el derecho de La Caixa a cobrar cada mes los recibos de las hipotecas concedidas. Eso sí, lo primero cuidar de ‘su reputación’.

Pedro Pablo Alejandre

Director Internacional de CAYCAM (Caza y Cazadores)

Ingeniero de Montes. Ingeniero T. Forestal

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