Panorama montero

Las Corzas de Valdelobillos, mucho calor, mucho aire, pero ni tan mal

Las Corzas de Caza
Las Corzas de Valdelobillos, mucho calor, mucho aire, pero ni tan mal.

CRÓNICA

Mucho

Se había puesto mucho encima de la mesa.

Horas, muchísimas horas, trabajo, muchísimo trabajo, alimentación suplementaria, ilusión, muchísima ilusión, toda la ilusión…

Por mucho que a las 8:15 el termómetro solo marcara algo más de 7 °C en el seco vaso del pantano donde se celebraría el sorteo, los naranjas del precioso amanecer presagiaban calor, mucho calor, al igual que todas las previsiones meteorológicas.

Saludé a Gonzalo Palomo y a su mujer Loli Aranda mientras preparaban lo necesario para sortear, el catering de Salones León ya tenía las mesas puestas para el desayuno.

No me costó llegar temprano, como encarecidamente nos pidió Gonzalo para montear lo antes posible antes de que apretara el calor, había dormido en Las Ventas con Peña Aguilera, a 20 minutos de la junta.

Uno de esos pequeños momentos que merecen mucho la pena

Me dio incluso tiempo a disfrutar de uno de esos pequeños momentos que merecen mucho la pena, tomarme con Luismi de la Vega un café con churros en La Posada. Hicimos unas cuantas risas, la mejor manera de arrancar la mañana.

Antes de que llegaran los amigos me dio tiempo a fotografiar un espléndido plato de migas repleto de tropezones (entiéndase como tales, torreznos, chorizo, pimiento, huevo frito…), de tal manera que estos tapaban a las propias migas.

Después de fotografiarlo, cedí gustosamente tan apetitoso plato y comí solo un poco para certificar lo riquísimas que estaban las migas.

Charlé un instante con Gonzalo, estaba cansado, intranquilo, nervioso, llevaba cuatro noches sin dormir.

«Es que hemos trabajado mucho para que la mancha esté mejor que nunca, y el calor que va a hacer…»

Agradable. ¡Tomás Cortés 44 años después!

No tardó en llenarse la ‘plaza’, los monteros eran conscientes que cuanto antes se comenzara mejor para todos.

Saludos a los amigos, aquí tengo muchos, algo que se agradece.

De animada charla con Tomás y Jerónimo, acababan de llegar de la berrea en Asturias.

Tomás Cortés, ¡qué se hizo novio en Valdelobillos hace casi 44 años!, regresaba al lugar de su primer éxito cinegético en caza mayor con su amigo Jerónimo Rincón. Venían de la berrea en Asturias, durísimo y precioso rececho a la vez…

Por cierto, si aún no lo han leído, no se pueden perder el último artículo de Tomás:

Dos súper rehaleras

Jerónimo no me pudo causar más grata impresión, la charla no podía ser más amena y agradable.

Saludos y más saludos, a los que tenían trajín, como lo hermanos Palomo Aranda (organización), Gonzalo y Mario, César Dotu (propiedad), mi hermano Paco Largo (gestor), Carlos Sánchez (siempre echando una mano a su socio Gonzalo) o a los que, como yo, hoy se habían puesto el traje de monteros, Pilar Largo, Manu Ramos, Raúl Guzmán o Pepe Torres.

Lo repito una y otra vez, y posiblemente haya quien no me crea, lo entiendo, pero solo por lo que había pasado hasta ahora ya merecía la pena el día.

Hasta que se escucho un «¡Señores!» y se hizo el silencio.

Gonzalo sénior tomó la palabra.

En el recuerdo

Lo primero que hizo fue recordar al añorado Manuel Cortés, que organizó las primeras monterías de Valdelobillos de la ‘época moderna’.

Nudo en la garganta para no pocos asistentes, Tomás apenas podía contener el llanto.

Emotivo padrenuestro, muy emotivo.

Como en la memoria de todos también está cada vez se montea Valdelobillos Ismael Baón, siempre deseando que todo saliera bien en su finca.

Casi todos los puestos de cortadero

Gonzalo, además de las referencias a la seguridad y el presumible calor, siempre dice algo que a mí me encanta.

«No se tira un venado, un cochino o cualquier otra pieza dentro del tiradero de un puesto vecino».

Haciendo referencia sobre todo a que como los venados se podían tirar a un precio muy asequible, si a un montero le cumplía uno y decidía no tirarle aunque fuera grande, era su decisión, el venado no se tiraba y ya está.

Un 90% de los puestos de Las Corzas están en cortadero, bien colocados y a una distancia justa, lo que puede posibilitar que en algunos casos –pocos– un montero deje pasar una res o un cochino y el vecino lo pueda tirar largo y sin peligro una vez cruzada la línea, pues no, esa es la caza que aludía Gonzalo que no se puede tirar.

Dentro del precio del puesto se podían tirar cochinos, muflones y muflonas sin cupo, y una cierva, pudiéndose cazar venados por una cuota muy asequible.

Tomó la palabra Gonzalo júnior y dio paso al sorteo.

Sorteo y salida de armadas

Con su habitual gracejo y soltura Gonzalo padre sorteó por armadas, para cerrar la mancha lo antes posible.

Armadas y traviesas salieron sin pausa alguna, y muy pronto estaban ya los cierres colocados.

La suerte quiso enviarme en esta ocasión al 4 de la Cuerda de las Corzas, traviesa.

Antes de salir Paco me dijo apresuradamente «buen puesto, muy cochinero y puede saltar algún venao».

Mi postor era César, que confirmó el vaticinio de Paco, antes de las 10 ya estaba colocado, ¡siendo traviesa!

Me encantó el puesto, un cortadero algo sucio y en su justa anchura.

En esta traviesa, según se soltó, tendríamos perros a ambos lado del cortadero durante prácticamente toda la montería, por lo que no podíamos cambiar de lado.

Hay que incidir en el peligro que tiene la caza en las traviesas de cortadero cuando entra a la contra.

Como Gonzalo señaló en las instrucciones: «No se tira a los animales que entren de venite, a no ser que se paren al asomar».

Por ejemplo, Tomás al que la suerte le llevó al 1 de La Labor, también de traviesa y en cortadero, cuando las rehalas cruzaran su línea se tendría que cambiar al otro lado.

El 4 de la Cuerda de Las Corzas, un puesto con vistas pero con tiradero sólo al cortadero.

Monteando

Mala suerte.

Hacía muchísimo aire, y en la Cuerda de las Corzas aireábamos a la zona que la caza debía entrar a favor de cortadero.

Y a la contra o de venite, ya se sabe, lo suyo es no tirar…

Normalmente las monterías de Valdelobillos suelen ser tardías, les cuesta por la características de las manchas ‘entrar en calor’.

Esta vez no, pronto sonaron las primeras detonaciones. Como siempre con tanto cortadero, uno o dos tiros, rara vez más de dos.

Seguramente esto fue por lo rápido y bien que se cerró la mancha.

Nunca tirotero, pero sí algunas rachas de tiros que confirmaban que una vez más Las Corzas cumplían.

El 4 corroboraba todas las expectativas, siempre a la contra, entraron primero cuatro ciervas chorreadas, una collera de venados, el segundo majete, y, por último, un marranchón. Imposible tirar a alguno.

Después de cruzar el cochino, apretaron los perros por el lado al que aireábamos.

Buen trabajo de rehaleros y de rehalas a pesar del intenso calor.

A favor, auténticas centellas

Entonces, a favor, rompieron como auténticas centellas, primero un venado joven por los mismos pasos del cochinete pero al revés, una cierva con su gabata y, para finalizar, otra cierva.

Los animales es como si estuvieran pegados a la raya, y solo saltaron cuando se vieron obligados por los perros.

Decidí no tirar.

Creo que el campo me ofreció más de lo que pagué por estar en él.

La montería mantuvo su rutina de disparos, con algún parón y el más que típico arreón final.

Presagio de no poca caza cobrada.

Pero ni mucho menos iba a resultar la mejor dada en este coto.

Ni tan mal

Enfundando rifles a las 14:00 a 28 °C, ¡no puede ser, un 15 de octubre! Una cosa es montear en mangas de camisa y otra en bañador.

¡Y mucho tiempo sin llover con enjundia! ¡Pocas veces he visto tan bajo el pantano de Torre de Abraham!

Seguía soplando un fuerte y molesto viento, que no era caliente, pero tampoco frío, ni mucho menos.

Llegó César a recogerme, no llegaban las mejores noticias de las emisoras, «muchas ciervas».

Algo confirmado por mis vecinos, tiraron todos cobrando su correspondiente cierva.

Aperitivos, carne con patatas, todo buenísimo, como siempre con los Salones León, ¡pero sólo apetecía beber agua! ¡Qué calorina!

Cien litros de agua con hielo después, con mucha luz, ya estaba el plantel.

Siete venados, siete cochinos, cuatro muflones, 19 ciervas y cuatro muflonas.

Cuarenta y una piezas…

Cuatro venados buenos de montería, especialmente uno muy aparatoso, de 13 puntas muy notables, muy largo y mucha envergadura, y dos muflones aparentes, especialmente uno. Ni tan mal.

Aunque el calor se había salido con la suya, la mancha estaba fácil para haberse ido a los 20 venados y 30 cochinos, que fueron los que más se echaron en falta.

Tomás Cortés casi 44 años después en Valdelobillos.

Afortunados

Ya sabíamos por radio macuto que Tomás había cobrado en su ‘rentrée valdelobillera‘ un bonito venado de 10 puntas.

Él y Jerónimo se habían divertido, no quisieron tirar a las ciervas, ni a algún venado más chico, ni a los cuatro zorros que cruzaron la monda, aunque, fueron sinceros, y en su turno de rifle cada un falló un guarro.

Los Gonzalos, Palomo y Palacios, con el gran venado que cobró el segundo.

El venado grande lo cobró Gonzalo Palacios en el 2 de Pata Negra.

En el 3 de la misma armada, Pepe acompañado de su hija Fabiola se quedó con un venado de buenas hechuras.

Alberto León abatió el mejor muflón en el 1 de la Cuerda del Corcho.

El otro muflón aparente lo cazó Chema Guerrero en el 1 de Tragabalas.

Por su parte, José María Serrano cobró otro buen venado de montería en el 3 de la Cuerda del Corcho.

Al final, en mayor o menor medida, afortunados fuimos todos los que asistimos a la montería.

Las Corzas de Caza
Guillermo, que es muy majo y muy ‘salao’, con el venado que cazó su padre José María Serrano.
Las Corzas de Caza
Alberto León con su hijo, otro chaval súper majo.
Pepe y su hija Fabiola.
Las Corzas de Caza
Gonzalo y Chema Guerrero.

Injusticia

En la comida y ante el plantel, en general todos estábamos satisfechos.

La rectitud, buen hacer y honradez avalan a los Palomo Aranda, a la propiedad y al gestor.

Además, montear Valdelobillos es como hacerlo en abierto.

Pero no deja de ser una injusticia que la montería más endeble en muchísimo tiempo de Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos sea la que salga en los papeles.

Las Corzas de Caza
Gonzalo y Loli con dos de los buenos venados cobrados.

Son discretos y no tienen una apetencia especial por aparecer en la ‘prensa’, y no les hace falta.

Ítem más, es que ha sido la montería más endeble dada en Valdelobillos en muchísimo tiempo.

¡Injusticia!

Al día siguiente, un rehalero –por cierto, magnífico trabajo de las rehalas– que se había dejado algunos perros en la mancha, volvió a buscarlos.

Según iba ya vio pelotas de reses la raña, ya en el monte levantó muchísimo cervuno al toque de caracola y vocerío de llamada, con cuatro o cinco venados muy importantes dentro de la mancha que se cazó unas horas antes.

César, apenas una semana después de celebrarse la montería, logró grabar una imponente pelota de reses en la raña camino a meterse en Las Corzas… ¡injusticia!

Yo ya tengo reservado mi puesto para la próxima.

Una crónica de Adolfo Sanz Rueda

Fotografías: Adolfo Sanz y Gonzalo Palomo SC

Las Corzas de Caza
Monteros asiduos a Valdelobillos y a Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos.

DATOS DE LA MONTERÍA

Las Corzas de Caza

Organización: Gonzalo Palomo Servicios Cinegéticos

Fecha: 15 de octubre de 2022

Finca: Valdelobillos / Finca cerrada / Mancha: Las Corzas 

Hectáreas monteadas: 450

 Término: Retuerta del Bullaque, Ciudad Real

Puestos: 45 / Rehalas: 16

Venados: 7

Jabalíes: 7

Muflones: 4

Ciervas: 19

Muflonas: 4

Paco Largo con César Dotu y con su hija Pilar.

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