Panorama montero

Montería en la mancha ‘Los Tormones’, de ‘Veguillas de Tajo’

 

Es reconfortante retomar las labores de cronista en una zona tan singular y bonita como es la Serranía de Cuenca, en la linde con los Montes Universales, que junto con el Alto Tajo forman una de las masas forestales continuas más amplias de España.

La localidad de Tragacete nos recibió a 2 ºC, un espejismo, el día se tornó primaveral a las primeras de cambio. Saludamos a nuestros amigos asturianos, de esta peña que han formado José Manuel Mori, el Marqués (propietario de esos emporios de la gastronomía cantábrica, los restaurantes El Campanu, y que normalmente adquiere año tras año en subasta el homónimo de sus restaurantes en pez, el campanu, el primer salmón que se pesca en la temporada en los ríos asturianos), con Jacinto Sánchez de Cuenca. La verdad que se hacía un poco raro, pero a la vez muy satisfactorio ver tan lejos de su tierra en acción de caza a Manuel Marqués, Dani Menéndez, Emilio Fernández o al propio Rafa González Muñiz, en gran parte el nexo de unión de tan heterogéneo grupo, y allí tuvimos la suerte de conocer, por fin, a Santiago Fernández, al que acompañaba su hijo Pelayo, y al presidente del coto Santa Ana de Pravia, Manuel Ángel García, Keli. Pravia es la sede de ‘nuestra’ cuadrilla jabalinera, pongo comillas en nuestra porque siendo socio aún no he ido a cazar con ellos el jabalí con perro de rastro –no tengo excusa ni perdón–, prometo hacerlo pronto y contárselo.

Los ‘madrileños’ íbamos ‘acollarados’ desde la guapísima ciudad de las casas colgadas, donde coincidimos, Juan Miguel Aparicio con Marco A. García y el mago de la imagen, Javier Fuentes, con este cronista, disfrutamos mucho del paisaje y de la cantidad de gamos y ciervos que se ven en el trayecto de Cuenca a Tragacete, parando un par de veces, pues íbamos con tiempo de sobra, Javier aprovechó la oportunidad para grabar las primeras imágenes. En Tragacete ya estaba esperándonos Manuel Campos, que venía para hacer una demostración de la eficacia de los tapones y cacos electrónicos 3M Peltor, le acompañaba su amigo Eugenio Barranquero, ¡venían desde Extremadura!

Tras el sorteo, dimos cuenta de unas espléndidas migas con huevo frito y exceso de tropezón en el Restaurante El Gamo…

Muchos y buenos recuerdos trae a este cronista esta zona, profesionales, por un lado, trabajando en los ríos, y cinegéticos, por otro, haciendo caza selectiva en la entonces RNC de la Serranía de Cuenca. Siempre me gusta informarme lo mejor posible de un lugar al que voy por primera vez, y por aquel entonces me empapé de todo lo concerniente a la reserva conquense y de la entonces RNC de Montes Universales en los tomos correspondientes –son cuatro– del imprescindible Reservas y Cotos Nacionales de Caza ya descatalogado, de Francisco Ortuño y Jorge de la Peña, de tal manera que a primeros de la década 1960 apenas había caza mayor en ninguna de las dos reservas, algún jabalí, muy pocos y normalmente de paso. En la Serranía de Cuenca se introdujeron de 1960 a 1966: 140 gamos, 65 ciervos, 12 corzos y cuatro jabalíes, mientras que de muflón se introdujeron 54 ejemplares de 1974 a 1978; en los Montes Universales se introdujeron 20 ciervos en 1961 y 19 en 1962. Estas poblaciones se protegieron convenientemente y poco a poco comenzaron a expandirse. Las reservas como tales se crearon en 1973.

La mancha de Los Tormones del monte de Veguillas de Tajo, aunque pueda parecer mentira, pertenece al término municipal de Cuenca capital –un extenso municipio de más de 90.000 hectáreas y de forma caprichosa–, linda con Teruel, de precioso paisaje donde predomina el pinar no exento de maleza, y con alturas considerables, el pico de mayor elevación dentro de Los Tormones llega a los 1.836 msnm, mientras que la cumbre más alta de esta zona de la Serranía es el Cerro de San Felipe, al norte y que alcanza los 1.837 msnm, justo en este pico nace el río Júcar, y es que en un radio relativamente pequeño en esta parte del Sistema Ibérico nacen varios ríos, además del Júcar, el espectacular y muy visitado nacimiento del Cuervo, tributario del Tajo, que también nace cerca, pero ya en la provincia de Teruel, como lo hace el Cabriel, que curiosamente es afluente del Júcar, por sólo nombrar los nacimientos más cercanos a la mancha a cazar.

Pero retómenos el relato de la caza, que me pierdo. Las ocho rehalas, mitad conquenses y mitad turolenses, trabajaron muy bien, pero, además de la lógica falta de rodaje, el calor iba en aumento a medida que pasaba la mañana. Aun así, las detonaciones comenzaron antes de soltar y ya no cesaron, y eso que no pocos monteros optaron por no tirar a las gamas, éstas, al igual que los cochinos, no tenían cupo, mientras que de venado y/o gamo era de uno o de dos según el montero cazara sólo un día o el fin de semana respectivamente, las ciervas no se podían tirar, ya que su número actual no aconseja quitarlas.

Dentro de los afortunados, hay que destacar a Emilio, con un gamo muy guapo, pero que cuando lo creyó cazado éste se levantó y le dio mucha guerra para cobrarlo finalmente; José Manuel con un gamo y un cochino; Dani se hizo con la gama que tiró; otros, como Marco, se centró en esta ocasión en los gamos y dejó pasar un venado y varias gamas para, al final, pinchar un gamo; Juan Miguel, por su parte, que es un montero atento y certero, cuando quiso darse cuenta se le enmontó el buen gamo que le cumplía y no lo pudo tirar; a Jacinto, a Manuel y al cronista los cochinos nos ganaron 1-0, les cuento.

Jacinto se preocupó más el hombre por atender a Javier –que aguantó como un jabato a pesar de sus lesiones–, que le acompañaba para grabar, que por la caza en sí, dejó pasar un venado para que se recreara el cámara, cuando, por sorpresa, apareció un cochino a la carrera, dio prioridad a la grabación y cuando lo quiso tirar ya era muy tarde; Manuel bastante hizo con poder disparar al guarro que le entró y que era más bólido que jabalí; y, aunque parezca mentira, el cronista en esta ocasión también tenía excusa, antes de soltar y de que se escuchara tiro alguno, me entró un curioso grupo mixto de gamas y ciervas con un vareto de gamo y un venao chico, era algo que no había visto nunca, y seguramente eran dos grupos que coincidieron en el escape, era imposible intentar disparar al cruce del arroyo, apenas si se dejaron ver, sin embargo, en un clarito, como de testero, se pararon un instante, pero no quise ni apuntar por ir gamas y ciervas, además el venado era joven y era mejor dejarlo para otra temporada, pero una vez que se soltó y escuchándose ya los primeros tiros, un trote llamó mi atención, venía por los mismos pasos del grupo ‘raro’, lo vi antes de cruzar el arroyo, era un guarro bien grande, lo esperé en el clarito donde se pararon las reses, pero el cochino-jabalín llevaba más prisa que los del grupo y cruzó como un rayo, un tiro y a criar.

Los ‘madrileños’ despedimos la jornada de nuevo en El Gamo, con una estupenda comida donde nos contamos los avatares anteriores y otros muchos, eso también es caza, y de la buena. Claro que antes nos dimos un garbeo por la casa de cazadores donde pernoctaba y cenaba la peña astur-conquense, viandas de categoría de manjar. Lujo gastronómico. Nos comentaron que Jacinto ejerció de maestro paellero con brillantez. No nos pudimos resistir a probar los distintos tipos de empanada. Mientras tanto, iban llegando las reses a la junta de carnes perfectamente acondicionada, y no podía faltar en esta estampa el camión de Cárnicas Dibe, aviando y cargando las canales.

El domingo, en El Escalerón, se cobraron dos venados, tres cochinos, dos gamos y cuatro gamas entre 34 puestos.

Una crónica de Adolfo Sanz

FICHA MONTERÍA
Organiza: Amigos del Marqués
Finca o coto: Veguillas de Tajo
Mancha: Los Tormones
Localidad: Cuenca
Fecha: 14-X-2017
Puestos: 43
Rehalas: 8
Tipo de finca: abierta
Venados: 8
Jabalíes: 6
Gamos: 6
Gamas: 17

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