Panorama montero

‘La Patera’, un barranco sopado de jabalíes

CRÓNICA

El pasado jueves 15 de noviembre, citaba el amigo Mariano Godoy & Agromonte a sus habituales a las ocho de la mañana en la gasolinera GALP en la frontera onubense con el país vecino, para partir hasta el cortijo de la finca La Patera, del término de Alcoutim, más allá de la frontera.

Pasadas las ocho y media partía la caravana de vehículos hasta el cortijo, donde estaba previsto un desayuno al estilo portugués, y así fue, con su característica parsimonia.

Hasta casi las once de la mañana, estuvieron los cazadores disfrutando de un buen almuerzo esperando que llegase la hora del sorteo.

Mariano Godoy una vez más, tomaba la palabra y daba las últimas indicaciones del estado de la mancha y deseaba suerte a los asistentes pidiendo su colaboración a la hora de marcar las reses, dado que la finca es muy sucia.

El sorteo de las treinta y dos posturas incluidos postores y propiedad, con las que se cerraba la mancha no tardó en realizarse a sobre puesto y poco después de las once partía la primera de las armadas hacia el cazadero.

En suertes me tocaba el seis de la armada del colmenar, que partía en quinto lugar de las  seis armadas con que se completaba el mapa de la montería.

Los Cierres de la Linde y el Barranco fueron los primeros en partir para intentar cortar la huida a venados y jabalíes.

Así, con la tranquilidad que caracteriza en estos menesteres a los portugueses, se fueron colocando los poquitos cazadores en sus puestos y cuando quise echar cuenta estaba bajándome del coche y acomodando mis cosas en la plica.

Los puestos estaban bastante distanciados unos de otros, con gran seguridad y con una preocupante mancha de jaras, por la que a mi modo de parecer, los jabalíes tenían bastante facilidad para escurrirse entre unos y otros.

Un precioso testero a mi izquierda y una portilla natural a mi derecha conformaban el puesto que me había tocado, que no era el que más me agradaba de los que había visto, pero que si, que le auguraba buenas opciones. Me gustaba.

A las doce y cuarto se abrían portones a las rehalas y un extraño silencio reinó durante los primeros compases de la montería.

Las mil hectáreas con que contaba la mancha había que correrlas. Pasada media hora de montería, tan solo se habían contabilizado nueve disparos, cuando la rehala de José Luis Banda levantaba detrás del morrón de mi derecha, allá perseguían aquellos podenquillos insistentemente al marrano, que adiviné surcando las jaras en dirección al barranco. Allí se metió dándome la impresión de que iba a subir derechito al puesto número siete ocupado por el amigo Javier, pero tardaba demasiado en disparar. Por todo ello permanecía atento e inmóvil como una estatua encima de mi pedrizo, cuando el crujir de una jara delante de mí captó mi atención y lo descubrí.

Ahí se escurría el cochino ya media postura mía transitada, así que no me lo pensé, lo dejé subir a un clareo que había entre las jaras y allí le solté dos salves.

Como traía ventaja a los canes, permanecí atento y me pareció escucharlo patalear. Poco tardaron los podenquillos en marcarme el lugar donde había quedado.

La tónica general siguió con las mismas pesquisas que hasta ese momento, y con la llegada de las rehalas a mi postura comenté la situación con el amigo José Luis, que me indicaba que era imposible, que estaba todo literalmente arado de los jabalíes, que en algún sitio debían estar.

Y no se equivocaba, fue coronar el morrito de mi izquierda y empezar la fiesta. Aquel barranco estaba literalmente infectado de jabalíes.

Desde ese momento y hasta que se retiró a los monteros de sus puestos, pasadas las tres y media de la tarde fue todo un estrépito de lances y ladras, con disparos por todos sitios.

Los cazadores llegaban a la casa de la finca satisfechos una vez más con una jornada donde hubo mucha caza y menos puntería.

Así un servidor el primero, veía como por su postura transitaban 5 jabalíes con el rifle en la mano, de los cuales tiré cuatro y únicamente cobré dos. Y decía con el rifle en la mano, porque estando sacando una fotografía con los dos cobrados atravesaba por la misma uno perseguido por los perros de las matilhas Venâncio alias el Portu.

También tuvo suerte a medio gas Raúl Martín que cobraba tres jabalíes de los cinco que habían entrado al puesto.

Sin gas y con cara de póker se quedaba Juan Carlos Guillén, quien sorprendentemente erró los tres lances de los que disfrutó, siendo poco habitual esta situación en este montero. Rafael Tierra, se hacía también con dos jabalíes en dos lances preciosos.

Pero los verdaderamente afortunados fueron José Vazquez, que se hacía con el mejor jabalí de la jornada y José Cortés, que conseguía abatir el mejor venado de la montería. Podríamos decir que fue el día de los Pepes.

La comida, también llegó a ritmo portugués y daban las cinco de la tarde cuando los monteros tomaban el postre mientras se sacaban las reses al plantel.

Cuando partí hacia casa, que distaba bastante distancia de allí, habían llegado un total de doce jabalíes y dos venados y un par de ciervas, faltando por llegar seis jabalíes mas, entre los que estaban los dos que yo cobré y alguna cierva.

Finalmente el plante fue de 18 jabalíes, destacando el buen cochino mencionado y 2 venados, destacando uno de ellos.

Una nueva entretenida jornada montera para esta joven organización.

Crónica e imágenes: Carlos Casilda Sánchez

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización: Mariano Godoy & Agromonte

Fecha: 15 de noviembre de 2018

Finca abierta: La PateraHectáreas monteadas: 1.000

Término: Alcoutim (Portugal)

Puestos: 22  / Sin cupoRehalas:

Jabalíes: 18

Venados: 2

 

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