Panorama montero

¡Montería enorme en ‘Navalasno Viejo’ con Sierracaza! ¡Estuvimos allí!

CRÓNICA

Caracola de bronce en finca cerrada la pasada temporada, Navalasno Viejo pasaba su particular reválida en esta 2018-2019 el pasado 25 de noviembre, la montería de la anterior campaña puso el listón altísimo tanto para una propiedad que mima el medio, algo que demuestra teniendo un gestor tan competente como Jesús del Cerro, como para una organización del recorrido, tan laureada y reconocida como los es Sierracaza, no en vano, ¡ya son 42 temporadas ininterrumpidas al pie del cañón!

Niebla. Niebla meona. ¿Se podría montear? Eran las 8:30. Daba tiempo más que de sobra mientras se disfrutaba del espléndido desayuno del catering de Monterías Cencerra y se hacia el sorteo de ver cómo evolucionaba la climatología, pero quien conoce la zona aseveraba sin temor a equivocarse: «Esto levanta seguro». Se desayunó y se sorteó y todos los indicios indicaban el acierto del vaticinio anterior, por lo que Antonio Gómez Cuenca se dispuso a dar salida a los 23 monteros que cerrarían la mancha de Colorín y Navalasno, de aproximadamente unas 900 hectáreas.

Y levantó. Sí, levantaron las nubes del suelo, pero se quedaron unos cientos metros más arriba. Y arreciaron el viento, los tiros, el aguacero… Y cuando se soltó, ladras, carreras y las voces de ánimo de los rehaleros se unieron al lluvioso y ventoso festival montero. Las rachas de calma climatológica se agradecían.

Antonio Gómez Cuenca antes del sorteo comunicó a los monteros una tercera posibilidad de cupo de machos: un gamo, un venado y un muflón.

El cupo. El cupo establecido era de tres gamos o de dos gamos y un muflón o un venado a escoger; pero la propiedad antes del sorteo añadió una nueva posibilidad: un gamo, un venado y un muflón; de tal manera que en cualquier combinación como máximo se podía cazar un muflón y un venado, pero nunca dos machos de estas especies. Se mantenía el cupo de hembras, tres ciervas y tres gamas, y los jabalíes sin cupo.

Al poco de salir el último montero hacia su postura, un gamo, de palas sobresalientes, medalla alta, pasó a pocos metros de donde estaba situada la carpa del catering, seguramente levantado por los vehículos de las armadas que acababan de salir. Cuento esto porque fue el único gamo que vi, algo increíble sobre todo por donde después estuve disfrutando de esta fabulosa montería.

‘Navalasno Viejo’ linda con ‘La Virgen’ por el este.

Navalasno Viejo es una especie de oasis dentro de un oasis. Situada en una zona natural privilegiada no sólo para las especies cinegéticas: ciervo, jabalí, gamo, muflón, perdiz… también lo es para las especies protegidas, cuyo máximo exponente es el lince, y es que en Andújar y su entorno la caza y la conservación se dan la mano, además, la caza bien gestionada y practicada es, sin duda, beneficiosa para todo el medio natural. Y si de montería hablamos, sólo les digo las lindes de Navalasno Viejo: Lugar Nuevo, Montealegre-Rosalejo, Castorano, Mingorramos y La Virgen, ¡historia de nuestra montería! Por cierto, estén atentos a las crónicas de La Virgen que monteó Sierracaza los pasados 1 y 2 de diciembre.

El caso es que en Navalasno Viejo se gestiona el medio con mimo, y de eso se beneficia sin duda a la caza. Fundamental, entre otras cosas, es un tratamiento selvícola adecuado, como se hace en esta finca, eso unido a que es un terreno afable, que diría el maestro Covarsí, ondulado con bastante zona adehesada, hacen que el campo aporte mucha comida, y eso es importantísimo, por mucho que luego se de también un aporte suplementario. El coto, por tanto, no puede estar mejor cuidado y gestionado, y cuenta además con una guardería muy competente.

Una salvedad antes de seguir monteando, y esto es una apreciación mía, muy personal, lo mismo estoy equivocado. No se crean que esta temporada sobre todo los venados están siendo muchísimo mejores que los de la 2017-2018, porque aunque llovió desde últimos del pasado febrero y sobre todo en marzo, ya quizá fue un poco tarde, suficiente, sí, para ver mejores cuernas que la anterior campaña, pero con las carencias de no haber tenido una otoñada como sí que la ha habido en 2018, de tal manera de que como llueva en la próxima primavera, ya verán qué cuernas habrá en la 2019-2020.

Subí con Antonio y con Salvador Marcos, el encargado de fotografiar las monterías de Sierracaza, a una zona alta para comprobar que no quedaba rastro de niebla y que las 20 rehalas se dirigían a sus correspondientes sueltas. Nada de niebla, las rehalas por el buen camino, varias carreras de reses y un tiroteo ya más que notable. Allí dejé a Antonio y a Salva, que no puede ser más agradable y atento, además de un magnífico fotógrafo, y me dirigí a la casa antigua de Navalasno, una atalaya, especialmente querenciosa para los gamos, desde donde podría comprobar perfectamente el devenir de la montería y ver y fotografiar mucha caza.

¡Qué sitio con tanto sabor, qué maravilla! Desde este lugar estratégico podía dominar una de las sueltas y muchísimo terreno, con zonas limpias, de dehesa y de monte. Nada más llegar se me ‘escapó’ una espectacular pelota de reses, pero una vez centrado con las cámaras, comenzó el festival, y más después de soltar, cuando arreciaron las detonaciones, que no habían parado un momento desde que se colocaron los puestos, como también, a rachas, arreciaban el viento, la lluvia o ambos, con algunos momentos de tregua, pero en resumen fue un día muy desapacible para montear, una lástima, porque fue una dificultad añadida para completar los cupos, además que para mí que la mayoría de los venados enormes que esconde este coto no dieron la cara aprovechando esta circunstancia, y por no decir nada ya de los cochinos, que aprovechan cualquier cualquier factor favorable a ellos para escurrir el bulto.

Este cronista no paraba de un lugar a otro, aunque el agua no me dejaba muchas veces ni enfocar, además de estar continuamente secando el material óptico. Multitud de carreras, muchísimo cervuno, ejemplares sueltos, colleras, grupos de todos los tamaños, ahí qué ver cómo en zonas de poco monte ciervas y venados forman grandes pelotas, seguramente en busca de defensa, y normalmente, cuando se reagrupan, los grandes venados se suelen proteger con otros ejemplares. Vi bastantes venados medalla, ahí están las fotos, pero respecto al comentario anterior, muy lejos para el objetivo de las cámaras, en un grupo mixto como de una quincena de ciervos iban cuatro venados impresionantes, que ‘hocicaban’ a los demás para que fueran por pasos seguros, muy recelosos –todos los del grupo– paraban continuamente para cargarse de aire y barruntar, se metieron en una zona algo más apretada de monte, y nunca más se supo, los estuve viendo un buen rato con el catalejo a 60 aumentos.

Los venados jóvenes y los varetos eran de hechuras muy prometedoras, y eso es algo que habla muy bien de la calidad, hay madre y futuro.

Ya lo dije antes, curiosamente no vi, en lugar tan querencioso para ellos, ningún gamo macho, no digo que con tanto ajetreo no se me pasara alguno, sí vi algunas gamas, sueltas o en grupo, tampoco vi cochinos pero sí dos muflones machos, uno que no logré fotografiar y otro cuya imagen pueden ver en esta crónica, ¡y éste era el ‘pequeño’!

Excelente trabajo de las 20 rehalas en un día tan malo, como excelente fue el de los podenqueros, guías, postores, prácticos de sierra, cargueros… todo un equipo perfectamente conjuntado.

Apetecía la reconfortante comida en la carpa, tan ricos y abundantísimos aperitivos dejaron a este cronista sin apetito para las alubias o la carne con patatas. Al plantel.

Paulatinamente empezaron a llegar a la junta de carnes, adyacente a la carpa, las reses cobradas. Con sólo tres venados y dos gamos ya se veía lo que estaba por llegar respecto a estas especies. Un gamo medalla seguro, incluso plata, y otro que estaría rozándola, y los tres venados representando en cierta medida los tipos de cuernas que me dio la impresión que se pueden encontrar en esta finca: muy largos, normalmente cerrados y con pocas puntas o más cortos, abiertos y con más puntas; con grosores muy agradecidos en ambos casos. Aunque había otro que, con sólo 11 puntas, no muy largo, en una de las palmas sólo horquilla y de un grosor tremendo, perfectamente podría meterse en metal, porque a pesar de los puntos que pierde por el número de puntas o por la valoración de éstas en las palmas o coronas, los gana por la media del grosor de ambas rosetas más el grosor entre las contraluchaderas y el candil –punta central– y entre éste y la palma en ambas cuernas; y como este venado, aunque no tan atípicos, había otros dos o tres más, que pasan desapercibidos y que al final no se incluyen en el ‘medallero’.

Comenzaron a llegar los muflones y «¡uy, qué bueno! ¡Y éste! ¡Y éste!…», así hasta los 16 que se cobraron, de los que con seguridad podemos decir que uno no es medalla, ¡pero los otros 15 es muy posible que sí lo sean! Con cinco de cada categoría. Además se cobraron de 27 venados, con un mínimo de nueve medallas, que como ya he comentado creo que al final van a ser más, 11 cochinos, 36 gamos, con un mínimo de 15 homologables, que al igual que los venados, perfectamente pudieran ser más, además de 56 ciervas y gamas. Sólo un puesto no pudo completar el cupo de machos con muy mala fortuna, para un total 146 reses, muchísima calidad y variedad. Una montería enorme, si no llega a ser por el mal día que hizo…

Crónica y fotografías: Adolfo Sanz Rueda

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización: Sierracaza

Fecha: 25 de noviembre de 2018

Finca: Navalasno Viejo Mancha: Colorín y Navalasno

Finca cerrada Hectáreas monteadas: 900

Término: Andújar, Jaén

Puestos: 23 / Rehalas: 20

Cupo: 3 gamos; o 2 gamos y 1 venado o 1 muflón a elegir; o 1 gamo, 1 venado y 1 muflón. 3 ciervas y 3 gamas. Jabalíes sin cupo

Venados: 27 (un mínimo de 9 medallables)

Jabalíes: 11 (1 navajero)

Gamos: 36 (un mínimo de 15 medallables)

Muflones: 16 (posiblemente 15 medallables)

Ciervas y gamas: 56

GALERÍA FOTOGRÁFICA EN LA JUNTA

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GALERÍA FOTOGRÁFICA EN EL CAMPO

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