Panorama montero

‘Dehesa de La Puente’ todo un deleite para monteros y rehaleros

CRÓNICA

Monteros del Sur volvía a Corteconcepción en la Sierra de Aracena, para cazar la llamada Dehesa de La Puente.

Esta finca que besa el pantano de Aracena había ofrecido en la temporada anterior una montería excepcional a esta joven organización, por lo que las expectativas eran bastante altas para esta jornada en la que se preveía un buen día de caza.

Durante los días previos, había llovido y el terreno estaba en unas condiciones óptimas para montear, por lo que los perros podrían trabajar más a fondo para sacar las reses de las entrañas de esta apretada mancha, que en la temporada anterior se mostraba áspera y seca.

El día amaneció fresco, aunque con una humedad y temperaturas agradables, aunque de esto no se daban cuenta los monteros que iban acudiendo al salón de caza que la propiedad está habilitando para estos avatares.

Tras unas buenas migas preparadas con mimo por la familia Dominguez no se demoró el sorteo de esta finca que iba a ser cazada de nuevo por esta organización que tanto la mima en los meses de más carencia y de estío.

El sorteo se realizó a sobre puesto y lista corrida, tras las últimas indicaciones de Fernando Domínguez Hijo y fue denotando la suerte de los asistentes que miraban expectantes a ver a quién le tocaba el puesto de las cámaras que hoy acompañaban al evento

Tras recoger el sobre los asistentes marchaban hacia la mesa donde se iban apuntando a cada uno en su armada y casi sin darse cuenta y sobre las nueve y media partía el primero de los cierres hacia el cazadero.

Así, Fernando Domínguez tomaba la voz cantante ayudado por su padre y hermanos, y se ponían manos a la obra para ir sacando una por una las culebrillas de vehículos.

Cuando todo estuvo bien cerrado, entraron al cazadero las traviesas y casi al unísono con las rehalas.

Mientras se colocaban las posturas, los cazadores veían como algunas ciervas inquietas comenzaban a transitar en los bordes de aceros y caminos, cosa rara en esta finca en la que la caza no se deja ver hasta que entran los perros en el espeso montarral.

Algunos disparos se escucharon ya antes de soltar, lo que indicaba que algunas reses habían decidido abandonar la zona a cazar por el ajetreo de vehículos y monteros, pero pocos en número.

Tras la suelta, vino toda una explosión montera, la montería se convirtió por momentos en una ladra al unísono y en todas las sueltas, que se hicieron repartidas en varios puntos.

Así las rehalas perseguían un buen navajero nada más abrir portones y con los perros frescos, amontonados y siendo un cochino con porte que no quiso correr, cometió el error de hacerles frente siendo abatido a cuchillo.

Los disparos sonaban por todos sitios, había muchas ladras tras las rápidas reses que sacaban tiros a cierres y traviesas.

Además, el 90% de las posturas, veían gran parte de la montería desde el puesto, con tiraderos a testero y con unas vistas que garantizaban el deleite y el disfrute de ver el trabajo de perros y rehaleros.

En cuanto los rehaleros estuvieron bien colocados a la mano, comenzaron a hacer fuerza con sus voces y sus valientes a la par, ordenando la huida de las reses en una sola dirección, haciéndolas cumplir hacia las puertas, que foguearon de lo lindo durante toda la montería.

Desde mi puesto pude disfrutar de los lances de una de las traviesas y del cierre cercano, sin llegar a jugar ningún lance, dado que en mi postura solo cumplieron ciervas y varetos, pero disfrutando del abatimiento del mejor venado de la montería, gozando con el trabajo de todos los rehaleros y viendo como las reses jugaban sus cartas para darse la vuelta.

Al que suscribe, le tocó únicamente disfrutar con aquellas ladras y disparos. Tenía delante una hoyita muy querenciosa a primera vista, y que no me equivoqué al presagiar lo que allí podía contener.

Cada vez que algún perro entraba en el agujero aquel, salía con una res, ya fuera cierva, venado o jabalí, estos últimos, que curiosamente se fueron escurriendo hasta el morrón que coronaba el cierre contra la mancha de Coquino, aguantando allí hasta que remataron las rehalas para finalizar la montería, permaneciendo ausentes durante todo el transcurso montero y hasta el último empujón.

Rozando las tres y cuarto de la tarde, se retiraba a los monteros de sus posturas hacia el cortijo, donde disfrutaron de una maravillosa parrillada ofrecida por la organización, con su carne, sus embutidos varios, café y una maravillosa tarta y dulces.

Las reses de nuevo tardaron en llegar al plantel. Es una finca muy grande y que se saca con mucha dificultad, por lo que las reses iban llegando al cortijo a cuentagotas. Cuando yo me vine había veintidós venados de los treinta y cuatro que finalmente se abatieron y faltaban también por llegar los jabalíes, entre ellos el gran navajero abatido. Los monteros que venían desde puntos más lejanos quedaron encargada la recogida de trofeos a los allegados por la tardanza.

Aun así, muchos aguardaron la conformación del plantel por lo distendido del ambiente y la buena compañía de la que se disfrutó en un día de caza entre amigos.

Así, terminó una buena jornada montera en esta preciosa finca de la Sierra de Aracena, con buena gente y buen ambiente.

Crónica e imágenes: Carlos Casilda Sánchez

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización: Monteros del Sur

Fecha: 14 de diciembre de 2018

Finca abierta: Dehesa de La Puente. Mancha: La Casa. 

Hectáreas monteadas: 1.000

Término: Aracena (Huelva)

Puestos: 40 / Sin cupo / Rehalas: 

Jabalíes: 6 (1 homologable)

Venados: 34

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