Cuando la caza es caza, las cosas a veces no salen como se espera, pero tanto la organización como la propiedad respondieron inmediatamente.
Javier Rodríguez Torrecilla, de Pelillo Servicios Cinegéticos, y Jorge López Gamonal y Lolo de Juan, de Umbrías y Solanas, son organizadores de mucho prestigio que va poco a poco ampliando su programa de monterías con fincas tan emblemáticas como Los Posteruelos.
Son casi 4.000 hectáreas cercadas solo perimetralmente, por lo que la consideración y la estrategia es prácticamente de abierto.
Desde el sorteo quedó claro que «se monteará con 21 puestos para 1.500 hectáreas» (¡más de 70 ha por puesto!).
«Señores, el 80% de los puestos son de cierre, el venado que pase se sale de la mancha y no vuelve a entrar».
Se hizo especial hincapié en la seguridad, «aunque los puestos están bien colocados y muy lejos». Y señaló que quien quisiera podría ampliar el cupo –de dos machos de venado, muflón o gamo– según una tasa de abate preestablecida.
La garantía era de un macho por puesto, y «aunque la calidad es alta, no hay oros para todos».
Cuando la caza es caza
Se montearía la mancha de El Encinar, y aunque en algunas zonas bajas está adehesada, tiene mucho monte y sus buenas pendientes.
Una macha preciosa, con mucho encanto montero, pero dura y nada fácil.
Desde la misma Villaviciosa de Córdoba –localidad montera por los cuatro costados–, donde se sorteó, Javier organizó la salida de las rehalas.
Me hizo mucha ilusión saludar a dos grandes monteros onubenses, Cosme Muñoz y Juan Jesús del Pino.
Y, cómo no, a ese cazador, montero, jinete, gestor, escritor sublime… como lo es Lolo de Juan, y al equipo de Pelillo allí desplazado, con don Antonio Rodríguez (Pelillo padre), toda una institución, o esos fenómenos que son Fran Prieto y Manuel Labrador…
Antes de las 10:30 llegamos a la preciosa casa, con unas instalaciones perfectas me atrevería a decir, ya se estaba tirando, incluso un puesto comunicó por la emisora que ya había hecho el cupo con una collera de venados.
Nos trasladamos a una cuerda en la linde a una de las sueltas, desde allí, además, Javier, Fran, Antonio… podrían controlar el devenir de gran parte de la montería.
Cuando aún no eran las 11:00 se soltó.
Un contratiempo inesperado…
Con lo que no se contaba era contratiempo climatológico inesperado, otra vez el calor, tras un receso los días anteriores –vamos, que hizo el tiempo habitual para esas fechas–, de nuevo hizo un calor impropio de finales de octubre.
Más de 25º C. A la sombra, claro.
Por mucho que las 20 rehalas que se soltaron fueran de una calidad contrastada.
Es imposible montear en manga corta. Y nada agradable.
Se cansan los perros, se cansan las reses… Todos buscando agua y sombra…
Y encima tantísimo terreno para tan pocos puestos. Y en una mancha tan dificultosa.
Se tiraba, claro, pero no era lo esperado.
La caza natural es caza, para lo bueno y para lo malo.
Y como es habitual en estas circunstancias, los guarros de rositas, en una mancha tan cochinera.
Dos ejemplos, un gabato que escapó de la quema, se amagó en una tira de monte, literalmente le tuvo que pisar al final de montería un magnífico puntero para una dar carrera de apenas unos metros, el gabato se amagó de nuevo y el podenco acudió a la recogida.
Yendo ya hacia la casa, un poco más adelante, de la misma tira de monte, se arrancó tan tranquilo un muflón que llevaba una medalla de oro pasada enroscada en sus cuernos, rumbo a un puesto cuyo montero ya se había quitado.
Durante la montería vimos bastantes reses lejanas, con un par de venados muy buenos.
Cerca, algunas ciervas y una collera de venados jóvenes, además del gabato y el muflón reseñados.
Aplausos y calidad
A las 15:15 llegaron las primeras reses a la junta, tres venados de mucha calidad.
Como a las 16:00 ya estaba todo el plantel.
Entre tanto, Javier y Fran, que por las emisoras sabían el resultado de prácticamente todos los puestos, se dirigieron a la comida, por cierto, extraordinaria, y cuando estuvieron todos los monteros presentes, los organizadores tomaron la palabra.
Comenzaron pidiendo perdón y terminaron diciendo que todos los monteros que se considerase no habían cumplido con la garantía tendrían su compensación, o bien a rececho o bien con el mismo cupo en la mancha de Plaza de Armas.
Al terminar el discurso recibieron una cerrada ovación.
El plantel: 18 venados, siete cochinos, dos muflones y 16 ciervas.
Mucha calidad, como ya les comenté en la crónica anterior, uno intenta ser lo más honesto posible en este cometido, que no es sencillo en verde.
Prácticamente todos los venados ‘buenos de montería’, a mi entender había un mínimo de nueve venados medalla, como mucho una docena, con cuatro platas.
Muy buenos los dos muflones, uno medalla seguro, posiblemente plata, y el otro ahí le rondará, es posible que llegue al bronce por el grosor.
Dos cochinos importantes y un navajero. Lo que son las cosas, fíjense, uno de los cochinos tenía las navajas gruesas y relativamente cortas, el otro era realmente espectacular, con muchas defensas fuera.
Yo le hubiera puesto un bronce rozado al primero y un oro tranquilamente al segundo. Sin darme cuenta de una cosa que además tengo muy clara, lo que más puntos aporta al trofeo de un cochino es el grosor de las navajas, amén de lo que tenga dentro, pero la longitud de navaja es menos importante.
Resumen, los dos cochinos fueron plata, una vez navajas y amoladeras estuvieron fuera.
Destacados y compensación
Fran es especialista en dejar los planteles bien guapos para después hacer las fotografías. En estas estaba cuando localicé a Cosme y a Juan Jesús.
Cosme había hecho el cupo con dos venados, uno excelente, que muy posiblemente se ponga en plata, y el otro muy bonito, pero al que también habrá que echar la cinta.
Juan Jesús cobró el muflón que posiblemente llegue a bronce y un venado de los no medallables.
Miguel Ángel García, por ejemplo, se hizo con uno de los cochinos grandes –el más corto y grueso– y un buen venado.
Hubo ocho puestos en los que, por unas circunstancias u otras, se consideró que no se había cumplido con la garantía. Uno de los monteros eligió el rececho y los otros siete la montería de Plaza de Armas.
El cazador que prefirió el rececho, abatió posteriormente dos muflones, uno medalla de oro y otro de bronce.
Los Posteruelos, emblemático coto, con mucho encanto, uno de los santuarios de la montería. Este cronista, que ya va estando muy baqueteado de monte, aunque fuera de espectador, sintió que tuvo el privilegio de asistir a una montería especial, con ángel.
Cuando la caza es caza y por circunstancias no se alcanzan los resultados esperados, si la propiedad y la organización responden, la montería puede finalizar con una ovación cerrada.
Segunda parte en Plaza de Armas.
Crónica y fotografías: Adolfo Sanz Rueda
DATOS DE LA MONTERÍA
Organización: Pelillo Servicios Cinegéticos
Fecha: 26 de octubre de 2019
Mancha: El Encinar / Finca: Los Posteruelos / Finca cerrada
Hectáreas monteadas: 1.500
Término: Villaviciosa de Córdoba, Córdoba
Puestos: 21 / Rehalas: 20
Cupo: 3 machos (a elegir entre venado, muflón o gamo) + 2 ciervas. Jabalíes sin cupo
Venados: 18 (un mínimo de 9 medallables)
Jabalíes: 7 (2 platas y 1 navajero más)
Muflones: 2 (posiblemente los 2 medallables)
Ciervas: 16