Panorama montero

La niña de los ojos de Alberto Covarsí

Alberto Covarsí
‘El Pajonal’: la niña de los ojos de Alberto Covarsí.

CRÓNICA

Muchos han sido los años y muchas las veces que mi gran amigo Alberto Covarsí me había llamado para la cita con la niña de sus ojos en cuanto a monterías.

Hablar de El Pajonal es hablar de una finca de caza menor, donde la ganadería y la agricultura son sus puntos fuertes de explotación.

Desde hace unas cuantas temporadas el jabalí ha hecho acto de presencia y han comenzado a gestionarlo para dar en ella una batida anual.

Siempre por unos motivos u otros me había sido imposible acompañarlos en la fecha elegida pero este año y por mayo, ya me reservaba el 18 de enero para esta ineludible cita.

Alberto Covarsí
Se cobraron cuatro navajeros.

Lluvia, caras conocidas y con Alberto Covarsí de postor

Llegó el día y cómo decía Chipi, tampoco podía faltar la lluvia a la cita, fiel invitada de esta jornada montera entre amigos.

Así, a mi llegada al cortijo de la finca, donde se estaba preparado el DESAYUNO, todo eran caras conocidas, cosa de agradecer cada vez que se montea.

Ya no es solo la incertidumbre de si los puestos están colocados de manera segura, sino la seguridad de que aunque haya alguno conflictivo, los lazos de amistad que te unen al vecino de puesto fomentan el aumento del respeto por la corrida de las reses.

Tras los pertinentes saludos, muy al estilo portugués, fuimos pasando por la mesa donde Alberto, Francis y Antonio se encargaban de darte un presente tras abonar y recoger el sobre del puesto.

En suertes el 3 de la armada que montaba Covarsí y un ‘llaverito’ muy chulo como recuerdo de éste día.

Alberto Covarsí

El DESAYUNO, diplomas y pedida de matrimonio

Era hora de desayunar, ¡y qué manera de hacerlo!, también al estilo de Portugal.

Migas, huevos, bacon, aceitunas, jamón de york, queso, jamón, chorizo, salchichón, frituras varias como croquetas, empanadillas, palitos de merluza, bolas de queso, dulces varios, cortadillos, galletas, rosquillas, café, colacao, leche, zumos y fantas, ¡madre mía!, aquello parecía el bufé de un hotel.

Y cuando más entretenidos andábamos esperando a ver si la lluvia quería desaparecer y con la despensa llena tras el copioso desayuno, salió de dentro de la nave al porche de las instalaciones el amigo Alberto Covarsí y comenzó a dar las últimas indicaciones.

Tras hacerlo, quiso entregar el diploma de montero a una de las arqueras que cobró su primer jabalí y a un joven rehalero que remató por primera vez un cochino en la montería del año anterior.

Además resaltó el buen hacer de un montero que respetó varias reses dejándolas cumplir a las posturas de al lado, a pesar de transitar paralelos a su puesto y a distancia de tiro.

Pero como cazar con este magnífico grupo es una caja de sorpresas, justo antes de distribuir las armadas dio la palabra al amigo José María Jaén quien, entre lágrimas, rodilla al suelo y delante de todos los monteros, le pedía matrimonio a su prometida Yasmina, que emocionaba aceptaba la propuesta ante el acalorado aplauso de los asistentes.

Con la cara de asombro de los asistentes y un ambiente de lujo a pesar del mal tiempo, las armadas partían por orden hacia el cazadero mientras un tremendo aguacero caía sobre los vehículos.

Comida + tranquilidad = muchos cochinos

Desde el mes de marzo del año pasado no ha faltado ningún día comida en la finca, sembrados de gramíneas durante la época estival y muchísima bellota durante todo el otoño e invierno han sido uno de los factores principales que, junto a la tranquilidad de la finca por parte de los organizadores, han conllevado que se mantuviese una densidad importante de jabalíes.

Algo que se podía comprobar mientras se recorrían los caminos rumbo a los puestos, dado que todas las cunetas, el sembrado, los bordes del camino, presentaban claros signos de trompadas de los cochinos.

Ya antes de soltar cumplían los jabalíes a los cierres de las manchas, puestos todos de gateras ya que únicamente se coloca una traviesa donde van ubicados una armada exclusivamente de arqueros.

Así, el amigo Quirico Matamoros observaba de nuevo y por segundo año consecutivo, como una partida de once jabalíes se salía mientras colocaba a los monteros.

Una vez más hay que elogiar el trabajo de las rehalas que abrieron las piaras y dieron muchísimo juego a las diferentes armadas.

La lluvia azotó de principio a fin y nunca mejor dicho porque fue justo al final de la jornada cuando ésta remitió y quedó un día esplendoroso que permitió a los cargueros sacar a gusto y en tiempo todas las reses.

Alberto Covarsí
«Un servidor se divertía fallando raposas y rematando a cuchillo un agarre».

Lances y más lances, por algo ‘El Pajonal’ es la niña de los ojos de Alberto Covarsí

Pero antes de esto, los lances se fueron sucediendo con monteros que disfrutaban hasta de once lances, acertando únicamente dos de ellos.

Los hubo más finos con tres y cinco jabalíes, otros con dos.

El amigo Quirico se hacía con uno de los mejores navajeros de la finca, un servidor se divertía fallando raposas y rematando a cuchillo un agarre.

El jabalí más grande de la finca, que estaba localizado por las cámaras, abandonaba el cazadero por el pantano, cumpliendo en el 1 de mi armada, donde el amigo José Luis Naranjo no se pudo hacer con él.

Ismael García también tuvo un gran día de caza.

En la armada de los arqueros se jugaron más de veinte lances.

Colaboración con la Asociación Española del Perro de Rastro de Sangre

Y aquí es donde yo quería llegar, al retirar las posturas y llegar al cortijo, la organización se había preocupado de traer a esta jornada un equipo de la Asociación Española del Perro de Rastro de Sangre, AEPES.

Allí esperaban instrucciones los amigos Abdón Cabeza de Vaca y Sergio Rolo con sus inseparables canes, quienes ayudaron a los arqueros a cobrar dos de los jabalíes pinchados y al propio Ismael García a cobrar el mejor de los dos que abatió en esta jornada.

Y es que aquí no se queda una res en el campo, siempre debe intentar cobrarse cualquier animal herido, cosa de la que debían tomar nota TODOS los organizadores de monterías.

Se cuida hasta el más mínimo detalle: el plantel y relevo generacional

Sin duda, no había ausencia de detalle en este día y cómo no podía ser de otra manera, se conformó el plantel en la hierba, con todos los jabalíes bien presentados para la foto.

Con una propiedad que estuvo a pie de cañón junto a los componentes del coto, que cuidaron y mimaron todos los detalles antes, durante y, por supuesto, después de la montería.

Con la comida podría extenderme otras cinco líneas describiéndola, pero si habéis leído el desayuno, imaginad a la hora de la verdad… Los postres, ¡una pasada!… 

Un año más, esta finca de caza menor se convierte por un día en una jornada de caza llena de amigos, socios del grupo de cazadores de la finca, propiedad, postores y rehaleros, donde el ambiente familiar de padres, madres, abuelos y nietos no falta cada año a igual que mujeres arqueras, monteras y rehaleras.

El relevo generacional se palpa cada año en esta gran familia.

Para el año que viene, ya tengo reservado mi sitio…

Crónica y fotografías: Carlos Casilda Sánchez

Alberto Covarsí

DATOS DE LA MONTERÍA

Organización: Propiedad y gestor del coto

Fecha: 18 de enero de 2020

Finca: El Pajonal y CuchillerosFinca abierta

Término: Carmonita, Badajoz

Puestos: 60 / Sin cupo / Rehalas: 10

Jabalíes: 44 (4 navajeros)

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