Panorama montero

‘La Puente’, una finca talismán, hasta el último detalle, con Monteros del Sur

La puente

De un tiempo a esta parte, hablar de La Puente para mi tiene un tono especial en lo personal. Esta finca de la sierra de Aracena se ha convertido en una de esas ‘talismán’ que cada vez que la pisas te guarda gratas sorpresas.

CRÓNICA

Con esta introducción, no podría hablar mal de esta maravillosa finca que besa al pantano de dicha localidad de Aracena, que se compone de dos manchas maravillosas donde la jara, la encina y el alcornoque son la tónica dominante entre decenas de barrancones, múltiples arroyos con sus tamujales y zarzales, y un gran sembrado antesala de la playa de agua dulce, lo que hacen de ésta, un paraíso para la caza.

Y es que asistir a La Puente con Monteros del Sur, es asistir a una jornada montera en toda regla, donde se prepara hasta el último detalle, y donde la intención es que el montero siempre se sienta como en casa.

Así, la propiedad abre las puertas de su finca, para que los asistentes se integren en el grupo y desde el principio del día disfruten de una jornada inolvidable.

La puente

De esta manera la Familia Domínguez recibía en el salón del cortijo a los asistentes mientras ultimaba la lista y preparativos para el sorteo, mientras unas suculentas migas con su café iban calentando el estómago de los asistentes.

Cortesía en plato hondo

Y cuando la cortesía se sirve en plato hondo, vienen las respuestas y con lo primero que nos encontramos fue con Ildefonso Casilda haciendo entrega al amigo Joaquín, encargado de la finca, del trofeo abatido en la montería anterior, para que adorne algún rincón de las múltiples estancias que tiene el cortijo.

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Tomaba la palabra Fernando Domínguez (hijo) y tras las últimas indicaciones comenzaba con el sorteo de las cuarenta posturas con las que se iba a cazar en esta ocasión la mancha de Coquino. Uno tras uno fueron nombrados todos los monteros y cuando recogí mi papeleta observé cómo de nuevo me colocaría el amigo Pepino en el cuatro del cierre de la dehesa, donde a mi pesar lo que predomina es el cervuno.

Una inmensa niebla nos había recibido a la llegada a la finca y cuando todos los participantes salían al patio de la finca, podían comprobar que seguía sin levantar.

Las primeras armadas partieron al cazadero, saliendo los cierres del pantano y las lindes de La Puente. Tras estas, se colocaron los cierres más bajos, como el que me había tocado en suertes, pero tuvimos que esperar a que se colocasen éstos primeros para conocer si la niebla permitía cazar con seguridad, así, que entre unas cosas y otras se demoró nuestra partida más de media hora.

Un paraíso

Por fin nos movíamos y tras surcar este paraíso de alcornoques y encinas camino a nuestra posición en la mancha llegábamos al puesto con la niebla alta afortunadamente para nosotros, aunque en la parte más alta de la finca, todavía gobernaba la mañana.

La puente

Al llegar al puesto, comprobamos el aire e iba terciado, no malo pero tampoco bueno. Había que permanecer atento a las espaldas, porque Fernando Dominguez (padre) nos había comentado que existía una pelota de cuarenta o cincuenta reses que siempre estaban entre el cierre y el pantano, en la parte de la dehesa, y que probablemente alguno intentara refugiarse en la mancha con la entrada de las rehalas al cazadero.

Poco tardaron en escucharse los primeros disparos a las reses inquietas que con el jaleo y trajín de monteros y remolques se movían de aquí para allá.

La puente

Desazón la del amigo Luis Domínguez que veía impotente como mientras colocaba su armada, se salía el venado más grande que tenían visto por la parte del pantano, junto con unas diez o doce reses más entre las que iban otro par de machos o tres de menor porte.

Pero bueno, los animales llegan a viejos por estas cosas y aquí habíamos venido a cazar, por lo que terminó de montar sus puestos y a esperar el comienzo de la montería.

Y los guarros

Mas de una treintena de disparos antes de soltar preveían lo que vendría después. Con la suelta, los perreros fueron conformando la mano mientras los punteros ya empujaban reses a las posturas, que hacían suyas las delicias del disfrute de las carreras de los cervunos cumpliendo en sus puertas.

Pero poco, muy poco, tardaron los perros en dar con los jabalíes y para eso Fernando Dominguez (padre) atalayado desde donde podía ver uno de los principales encames, hacía de director de orquesta parando y haciendo andar a los perreros, como si de peones en un tablero de ajedrez se tratasen. «¡Despacio que los marranos están saliendo bien!», se escuchaba por la emisora a poco de comenzar.

Así iban lamiendo poco a poco los encames, de La Puente, empujando reses y jabalíes a los puestos, que fueron aprovechándolos como buenamente podían o sabían los monteros que, prestos ellos, atronaban esta maravillosa sierra.

Toda una exhibición de formas la que Monteros del Sur fue ofreciendo a los asistentes, cazando siempre en pro, de las armadas más desfavorecidas, e intentando que el disfrute fuera homogéneo a pesar de que reses y jabalíes, imponen gustos contrarios en esta caprichosa mancha.

De esta manera, entre dimes y diretes marcaba el reloj las tres y media de la tarde, tenía un venado en el suelo, múltiples las ciervas que me habían cumplido e incluso disfrutado de la fugaz compañía de dos gamas que por supuesto no fueron molestadas cuando llegaba a mi postura Javier Dominguez con su rehala, justo en el momento en el que su padre Fernando, daba por finalizada la montería.

Dura de sacar

Comenzaba lo más difícil, la recogida de las reses, y es que si esta finca es preciosa de vista, es dura de montear y de sacar la caza, y la distancia al cortijo hace que se termine siempre con la luz del carburero aviando las reses.

Nos retiraba Pepino del puesto con su característica sonrisa, un hombre de estos a los que le coges cariño durante los primeros diez minutos de conversación y que siempre está para lo que necesites. Le mostraba la res junto al camino y me pedía que me llevase a mis vecinos de postura hasta el cortijo.

Entre lances, desandamos el camino a la casa de la finca, observando las reses abatidas y colocadas unas junto a otras muy cerquita del camino, acto de elogiar a los monteros asistentes, ya sean para sacarse la foto de rigor, o para facilitar la tarea a la organización, a la que hoy, les quedaba un duro trabajo por delante.

Al llegar al cortijo, más de lo mismo, cuidado hasta el último detalle, con unas viandas y unos garbanzos que estaban exquisitos y unos postres y dulces que quitan en sentido, digno de La Puente, y el hambre claro, mientras poco a poco comenzaba el goteo de reses a otro de los patios del cortijo.

Por la distancia, por ser viernes y final de mes, me disculpé y partí para casa temprano, sin poderme quedar a ver el plantel al que se sacaron un total de 19 venados con cuatro de ellos de buen porte y 25 jabalíes con tres navajeros entre ellos.

Sin duda, una vez más, La Puente cumplía con su cometido de ofrecer, una entretenidísima jornada a los monteros. Enhorabuena Monteros del Sur, por seguir ofreciendo a vuestros cazadores jornadas como ésta.

Fuente: Carlos Casilda Sánchez

La puente

DATOS DE LA MONTERÍA

La puente

Organización: Monteros del Sur

Fecha: 31 de enero de 2020

Finca: La Puente / Mancha: Coquino / Finca abierta

 Hectáreas monteadas: 1.000

Localidad: Aracena, Huelva

Puestos: 42 / Sin cupo / Rehalas: 18

Venados: 19

Jabalíes: 25

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