La actualidad me obliga a seguir con cuestiones relativas a la modificación de la Ley de Caza de 2015, de Castilla-La Mancha. Terminó el plazo para la presentación de enmiendas por los distintos grupos parlamentarios y los ecoabandonistas presionan por si acaso.
Eso, por si al Gobierno le da por aceptar algunas de las enmiendas parciales del Grupo Popular, lo que podría pasar tras el rechazo seguro de la enmienda a la totalidad que proponen los diputados de Cospedal. Abandonistas y compañeros de viaje están más que contentos con las modificaciones propuestas, pues lo siguiente sería casi acabar con la actividad en la región. Pero, como decía, por si acaso se les escapa algo a última hora, presionan con decenas de alegaciones. La verdad es que lo tienen complicado ante la opinión pública más neutral, pues no hay nada, ni deformado, que pueda llamar una atención positiva, de este sector de la población, hacia sus intereses. Y esto es así, porque han conseguido lo inimaginable.
Nuestro consejero de Agricultura ha hecho un gran trabajo, con independencia de que sus frutos, en mi opinión, no son los deseados para la cinegética y el mundo rural en general. Pero, sin duda, un triunfo desde el punto de vista político. Digo esto, por encontrarse en una situación relativamente sencilla para que en las Cortes se apruebe la propuesta de modificación y todo ello con escaso ruido mediático. Tampoco entiendo que sea la mejor ley la que resulte de los cambios llevados a cabo, pues es el resultado de coser un sinfín de retales sobre una prenda perfectamente diseñada. Eso me parece la actual ley en vigor, con independencia de que le falte algún botón y de varios cambios de última hora que sufrió en sede parlamentaria. No sería justo dejarse en el tintero que con independencia del “retaleo” ecobandonista, se han cosido varios botones y deshecho alguno de esos cambios que no formaban parte de su proyecto original. Con todo, y no creo equivocarme, cuando pienso que el PSOE cumplirá su promesa electoral de forma suficiente, nunca total porque en principio anunciaron que harían una ley totalmente nueva. Ecobandonistas y acompañantes, están más que contentos, aunque lógicamente no puedan anunciar su alegría. La duda está en si las bases socialistas rurales y más cercanas a los aprovechamientos del campo, donde se incluyen miles de cazadores, sentirán alegría o más bien desazón y temor. La misma duda tengo con cientos de alcaldes y concejales por lo que les viene encima. Pero, insisto, el trabajo del consejero y su equipo ha sido impecable desde el punto de vista político: han movido perfectamente sus defensas, dejando fuera de juego a gran parte de los peones del equipo que, por su forma de proceder en el desarrollo del proceso, consideraron como rival. Contentaron a los que admitieron como aliados, hasta tal punto que las sucesivas rebajas de última hora apenas les produjeron desgaste con ellos. Incluso han dado el golpe de gracia, o quizás han tenido la suerte, porque en el partido definitivo su oponente no cuenta con su mejor plantel.
En definitiva, su posición en las apuestas es tan aplastante que dudo mucho que alguien invirtiera en su contra. Sólo esperar a que estemos ante un buen César y que por ello demuestre aquellos atributos que le llevaban a ser un líder amado y respetado por su pueblo. Me refiero a la magnanimidad, al menos por aquello del comportamiento generoso, y la ecuanimidad, por aquello de la imparcialidad, y retire por lo menos los retales que más alejan a la ley de ser referente en el mundo cinegético nacional e internacional.
Por Juan Caballero de la Calle, Dr. Ingeniero de Montes.