Nos odian y nos han despreciado. Este Gobierno, sus satélites mediáticos y sus palmeros subvencionados lo han hecho siempre.
Pero algo debieron olerse cuando poco antes del 20 de marzo se montaron hasta dos manifestaciones paralelas, que sólo pasaron a mayor gloria de la justificación de sus particulares peonadas de sus PER (Pesebre Especial de Reincondicionales).
El éxito estaba asegurado desde días antes, pero nunca se imaginaron hasta dónde llegaría.
Marlaska contratacó con unas ridículas cifras de asistencia más bochornosas que las encuestas de Tezanos. Debe ser que las carencias de la política educativa van escalando generaciones en sus deficiencias de la suma.
Cuando ya vieron que ni las cifras Marlaskatezanistas hacían mella, ante lo evidente, sacaron a sus folclóricos. El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, famoso por los préstamos y convites de contratistas, salió con lo de los marqueses. Y volvió a revolcarse en el fango de su indigencia intelectual. En el fondo no le importó, porque, para su beneficio, el descrédito sólo conoce de números naturales (como muy poco, el 0).
Dijeron que la manifestación era por el precio del gasoil a los agricultores y que estos llenaron Madrid, pero los cazadores se habían vestido de naranja
En un nuevo impulso, dijeron que la manifestación era por el precio del gasoil a los agricultores y que estos llenaron Madrid, pero los cazadores se habían vestido distintivamente de naranja y las imágenes son tozudas.
Digitales del pesebre, como Moncloa.com, lanzan ahora que «organizaciones sobornaron a asistentes a la manifestación con un bocadillo«. Me niego a comentar tal monumento a la estulticia de quienes son capaces de todo para seguir asegurando el marisco en su mesa.
Y llegamos a hoy. Al DG de «tócamerroque», Sergio García Torres, todavía se le espera. Debe estar electrocircuitado. Como buen comunista, no está dispuesto a rectificar, pero a su enanez mental le debe estar costando cambiar el chip podemita de «escuchar a la calle» que vomitaba su líder, Pablo Iglesias, apoyando a manifestaciones de odio y violencia.
Posiblemente, en su ADN de violencia antidemocrática no cabía que se reunieran cientos de miles de personas sin que se rompiera una papelera, sin pisar una flor (Álvaro Acevedo dixit). También se esfumó esa esperanza de contratacar, que demuestra lo poco que conoce a la gente (sí, Sergio, también somos gente) a la que pisotea.
No esperamos rectificación, porque en el adanismo del ignorante, del inútil social que solo ha sido bueno en el chupe y en el pesebre, no cabe tal actitud. La sabíamos y lo sabemos.
¿Para qué entonces esta manifestación? Antonio Conde
Pues para mucho. Primero para que nos diéramos nosotros mismos cuenta de nuestra fuerza.
Segundo, para que el resto de España lo viera. No somos atrezzo y extras de realities del fin de semana pintoresco de los urbanitas. Somos personas y tenemos nuestra dignidad y nuestra sensibilidad. Y, sobre todo, tenemos vocación de libertad, que no debe verse castrada porque no coincida con la suya y con su estética. Yo me pongo en la cabeza mi pañuelo manchego cuando salgo al campo y hace frío, viento o calor, de igual forma, con la misma libertad que ellos pedalean con un culote con cojín añadido al culo. Y por ello merezco el mismo respeto.
Tercero, para que los poderes del Estado vean la trascendencia de lo que se discute, porque los jueces también son humanos y, cuando tengan que conocer las actuaciones impugnatorias de los actos ejecutivos de estas locuras legislativas, sepan de la trascendencia social que tienen.
El campo también vota es un mensaje que ya se ha hecho efectivo en más de una elección
Cuarta, para que los políticos sean conscientes de que se ha acabado utilizar al campo como moneda de cambio de sus estrategias para ganar unos pocos votos. El campo y la caza siempre han sido los «paganos» de ese mercadeo, ya sea prohibiéndonos esto o exigiéndonos aquello, porque «estos de pueblo no se enteran». El campo también vota es un mensaje que ya se ha hecho efectivo en más de una elección. Y seguirá.
Quinta, como aviso a los medios de comunicación que, salvo los excesivos que se nutren del pesebre público, también tienen que vender. Y nosotros, en contra de esa imagen de hombres del Pleistoceno con que nos pinta el animalismo (con más que curiosas coincidencias con el bestialismo; ahí lo dejo), también somos consumidores de medios de comunicación y RRSS.
No voy a continuar, porque serían demasiados puntos, casi todos cumplidos.
El 20-M no fue sólo un objetivo, sino el punto de apoyo de nuestra palanca reivindicativa, que no va a parar
Que se miren el ombligo unos cuantos porque, aunque hoy el señalado es el indigente intelectual Sergio García Torres, no perdemos de vista que hay otras Comunidades Autónomas con leyes similares: La Rioja, Madrid y Castilla-La Mancha entre ellas. Que no vengan a hacerse fotos de apoyo, unos porque son del mismo partido, pero son diferentes; otros porque son, directamente, diferentes (ay, Oña, Oña ….); otros porque, simplemente, les da todo igual. Todos ellos son tan igualmente culpables, tan igualmente dictadores de la realidad social, como lo es Sergio García Torres.
Exigimos porque tenemos razón Antonio Conde
⇒ Exigimos muchas cosas, sí. Pero es que son muchos los palos que llevamos aguantando estoicamente. Tantos que incluso han llegado a agotar los fondos de subvenciones tapabocas con los que iban consiguiendo poner sordina a los que en su momento eran nuestros representantes.
→ Exigimos mucho porque nos han pisoteado mucho más.
⇒ Exigimos porque somos personas con derechos, aunque Sergio García Torres y su clan no nos consideren «gente».
→ Exigimos que mañana mismo salga Sergio García Torres de su poltrona, porque él no sabrá rectificar.
⇒ Exigimos que las CCAA que le han precedido en sus demencias animalistas rectifiquen, o que aprovechen la oportunidad y se vayan todos juntos.
→ Exigimos porque tenemos razón.