El debate de cazar o no en los parques nacionales ha vuelto ha suscitar la polémica tras la denuncia de un agricultor del método que emplea el Organismo de Parques para controlar la población de jabalí en una de las zonas del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, concretamente en la Isla de Algeciras, publica latribunadeciudadreal.es.
Se trata de «esperas nocturnas y jaulas trampa, en las que una vez dentro se acaba con los animales de un disparo llevando luego los cuerpos a una zanja excavada como si de una fosa se tratara». Así lo explica el agricultor, y también cazador, que ha denunciando los hechos y quien explica que «algunos de los cadáveres son metidos en sacos, con un olor insoportable en la zona por la putrefacción de los cuerpos».
«¿Es ético que la dirección del parque utilice estos crueles métodos, lo haga con dinero público y desperdicie la carne de los animales», se pregunta. Y es que, a pesar de que en Castilla-La Mancha esta técnica está prohibida por el reglamento de caza, que no autoriza la captura en vivo y la instalación de capturaderos para la especie de jabalí, el organismo de Parques Nacionales «actúa dentro de la legalidad a través de la orden por la que se rige», explican fuentes de Parques Nacionales, organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, quienes aseguran que «los cadáveres de los jabalíes son enterrados como fórmula gestión de restos de caza, conforme a la Orden 2015/1287». «Nuestro programa de control contempla el uso de capturaderos y armas de fuego», apuntan las mismas fuentes.
El presidente de la Asociación de Titulares de Cotos, Cazadores y Actividades Afines al sector cinegético de Castilla-La Mancha (Atica CLM), Juan Caballero, en declaraciones a La Tribuna, lamenta que estos animales «se estén exterminando con esos procedimientos cuando podían tener un aprovechamiento cinegético sostenible y una actividad rentable». En este sentido, afirma que «ningún titular de coto consigue que en su acotado se permita las capturas de jabalíes, y menos de esa manera», por lo que desde Atica CLM «no se entiende el desprecio hacia el animal y hacia una actividad que podría ser económicamente explotada». Para Caballero, hay muchas formas con las que poder controlar la población de estos animales. Entre ellas, otorgar permisos de caza de cara a que «los cazadores de la zona puedan abatir los jabalíes con otras modalidades». Algo que también apoyó el agricultor denunciante, quien apuesta además por repartir la carne entre las personas sin recursos económicos.
Tras conocer la noticia, el presidente de Atica CLM mostró su «indignación» ante el hecho de que «se prohiba la actividad cinegética en los parques y sea luego la propia la administración quien mate a los animales de forma despreciable». Por ello, consideró «inaudito» que las asociaciones ecologistas «estén constantemente protestando por la eliminación de depredadores como las urracas y los zorros, y se callen cuando se producen este tipo de atrocidades» como ya ocurrió, recuerda, hace unos años en Cabañeros con otro tipo de trampas (lazos de goma) para la captura de ciervos y jabalíes.
Los agricultores de la zona declaran que la población de jabalí ha aumentado en los últimos años hasta «tal punto de verlos frecuentemente en plena luz del día y aumentando los accidentes de tráfico en las carreteras próximas al Parque», por lo que temen que «la densidad tan alta de estos animales pueda provocar la aparición de enfermedades y acabar con algunas de las especies protegidas y en peligro de extinción». En este sentido, las mismas fuentes ministeriales aseguran que la población de jabalí «no ha aumentado y que la inundación del Parque y el control poblacional llevado a cabo por el parque ha permitido que el número de expedientes de indemnización de daños en cultivo por jabalí haya descendido en estos últimos años». No obstante, manifiestan, los jabalíes «poco influyen en la situación ambiental del Parque donde los problemas conocidos de sobrepoblacion de peces y contaminación son los determinantes».
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