Querido José María, espero que en este viaje que has emprendido hacia el reino de los cielos, allí entre aquellas montañas de las que siempre disfrutaste y que serían tu mayor pasión, te acojan como mereces.
Hoy tristemente he recibido la noticia del viaje que has emprendido y aunque que se que nuestra querida patrona la Virgen de la Cabeza te habrá acogido como mereces, no quiero que este día pase desapercibido.
Siempre educado y respetuoso, pasaste discreto por juntas monteras, así como en todos tus logros.
Sin embargo, hoy José María no puedo dejar de recordarte, y orgulloso de tu amistad y privilegiado por haberte organizado cacerías desde mis inicios hace ya más de 20 años, hoy quiero rendirte todos mis respetos y reconocimiento por todos esos años en los que tu mayor pasión siempre fue la caza y en especial la montaña.
Ejemplo de superación, nunca tiraste la toalla, y aunque ahora ya no podamos vernos, ni las montañas, ni yo, ni todos aquellos que compartimos tu amistad.
¡¡¡Nunca te olvidaremos, amigo!!!
¡¡¡Buen viaje, amigo!!!