La caza como actividad esencial
Los cazadores somos sanitarios, camareros, transportistas… somos miembros de esta sociedad que sufre y, al igual que el resto de los ciudadanos, estamos preocupados por la evolución de la situación sanitaria que nos ha tocado vivir.
Además, como parte viva del mundo rural, tenemos una creciente preocupación acerca de cómo pueden verse afectadas otras actividades esenciales, como son la agricultura y la ganadería, si no se continúa realizando los controles poblacionales ordenados en los planes cinegéticos, de especial importancia con determinadas especies como pueden ser el conejo, el jabalí o el ciervo.
Aumento insostenible de los daños
Este incumplimiento, por no llegar a los cupos fijados, de los planes de ordenación cinegética, puede derivar en un aumento insostenible de los daños a los cultivos, aumentar los contagios de enfermedades que afecten tanto a los animales de producción, como a los domésticos o incluso a las personas, ya que en muchas zonas están invadiendo nuestros pueblos y ciudades, además de la puesta en peligro en determinadas zonas a los propios ecosistemas, aumento de los accidentes de tráfico, etcétera.
Todos estos impactos negativos del cese de la actividad cinegética actúan de forma sinérgica con la delicada situación en que nos encontramos, ya no sólo desde un punto de vista sanitario sino también económico, lo cual se ve agravado en nuestras zonas rurales.
Es importante no olvidar que lo que ocurre en nuestro rural afecta, directa o indirectamente, al conjunto de la sociedad.
Los políticos deben dar un paso al frente
Por tanto, es hora de que nuestros políticos den un paso al frente y permitan que todos los esfuerzos que está haciendo la ciudadanía no caigan en saco roto o se vean seriamente amenazados por nuevos peligros, se precisa que esa labor de control poblacional, esa gestión de nuestro Patrimonio Natural Cinegético, sea reconocida como una actividad esencial.
En previsión de posibles endurecimientos derivados del control de la pandemia, que de forma indirecta pudieran poner en peligro la continuidad de la actividad cinegética, se hace necesario que nuestros gobernantes pongan negro sobre blanco esta situación y no pierdan un tiempo esencial para continuar con la correcta gestión de nuestro medio mitigando los riesgos derivados de unas poblaciones por encima de la capacidad de carga del medio y sin un correcto estado sanitario.
Somos conscientes de que esta petición será nuevamente atacada por los sectores más radicales del animalismo, pero el desconocimiento de determinados grupos no debe frenar una cuestión tan importante como es tratar de evitar que se ponga en peligro el sector primario del que todos, sin excepción, dependemos.