La investigación confirma que el cazador que abatió a Sarousse se sintió amenazado por la osa.
Según fuentes judiciales, las diligencias instruidas por los agentes del Seprona muestran que el cuerpo de la osa no solo estaba orientado hacia el cazador cuando fue abatida, sino que los casquillos y la posición del investigado apuntan a que efectuó los disparos cuando la osa corría hacia él.
Las fuentes citadas señalan que aunque ésta es la hipótesis más probable, todavía no se puede determinar con seguridad el motivo por el que se efectuaron los disparos.
Disparó para defenderse
A la espera de que se agoten todas las vías de investigación abiertas, las fuentes citadas insisten que en que los indicios apuntan a que el cazador trató de defenderse de una amenaza para su vida que consideró inminente.
En sus declaraciones tras los hechos, el autor de los disparos relató a los agentes desplazados a la zona que el animal le sorprendió de repente en su mismo camino y continuó hacia él a pesar de los gritos dados para asustarle.
Detalló, además, que tuvo que efectuar varios disparos para protegerse de un posible ataque.
Un testimonio que fue corroborado por los compañeros de batida del cazador, que aseguraron que los perros utilizados para la saca de los jabalíes pudieron provocar que la osa tratara de huir por el camino donde se encontraba el autor de los disparos.
Sarousse fue liberada en Francia en 2006 aunque finalmente se asentó en el macizo del Turbón.
Según los técnicos de Medio Ambiente del Gobierno aragonés, vivía aislada del resto de la población de osos y sólo ocasionalmente provocaba ataques a rebaños y colmenas.
Fuente: heraldo.es