Nuestro colaborador Manuel De Juan López-Lago recibió el pasado 26 de junio el Premio Literario ‘Jaime de Foxá’ del Real Club de Monteros, por su artículo titulado ‘El lobo cerval’ publicado por él en la sección propia ‘El rincón de Polvorilla’ de la revista Caza y Safaris número 397.
De Juan recibió su galardón de manos de S.A.R. doña Teresa de Borbón Dos Sicilias, marquesa de Laserna, ante una más que concurrida asistencia a la que anunció que el importe económico con la que está dotado este premio literario iba a ser destinado a la Fundación Sobre Ruedas, una organización privada, sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo proporcionar a los paralíticos cerebrales severos todas las ayudas necesarias para la mejora de su calidad de vida.
Discurso de Manuel De Juan
Cuando me preguntan si me esperaba el Jaime de Foxá por supuesto digo que sí. Al igual que espero al mejor de los venados bajo un alcornoque las tardes de berrea y lo busco durante horas de aguardo y ronda. Como espero encontrar al trofeo de una vida en cada rececho, y lo busco en los amaneceres que nos regala la naturaleza siempre que acudimos a ella. Como espero lanza en mano al gran cochino que en todas las sierras hay, y lo busco en las riberas y rastrojeras a lomos de mi caballo. Por tanto, esperar y desear podríamos decir que son la misma cosa. Esperaba al Foxá y lo he buscado transmitiendo a mí alrededor lo que se siente a lomos de una montura vaquera, cuchillo al cinto, lanza en mano o atalayando los amaneceres que nos brinda la vida todas las mañanas.
Como comprenderéis, la vida en el campo es muy hermosa, sacrificada, pero si te gusta la soledad (qué bonito nombre, pues así se llama mi madre) te devuelve en caricias lo que has entregado en forma de juventud. Pero reconozco que un baño de multitudes amplifica el ego de cualquiera, tengas o no razón. Y hoy me encuentro conmovido, conmocionado de estar tan bien rodeado.
Los relatos del Polvorilla son siempre ligados al caballo, a la caza y al campo. Pero no soy cazador ni soy jinete ni soy escritor. Sí me considero aficionado a cada uno de ellos. Pero si me gustara sólo disparar, en un simple banco de tiro podría calmar mi ambición. Si fuera sólo la caza, acudiría al campo únicamente con un arma al hombro. Si me gustaran sólo los caballos, en un picadero cubierto podría pasar las horas… Pero considero que la caza y el caballo son los medios para sumergirme en la naturaleza, apreciar sus épocas diferenciadas por las estaciones, las labores agrícolas, las ganaderas… Y las herramientas que tengo para camuflarme en su entorno varían desde una espingarda a unas espuelas, de una lanza a una manta estribera, de unos prismáticos a un vaso de vino con el personal que en él habita. Y la manera de expresar, de transmitir esos quehaceres a veces se plasman en papel… Y algunas personas reciben un salvoconducto en forma de correo electrónico para salir del mundanal ruido y encontrar el frescor de las vegas, de los trampales o el calor de los riscos cuando calienta el sol ante la aurora.
Siempre he creído en Dios y soy profundo devoto de la Virgen de Guadalupe, Reina de la Hispanidad. Y por condición de extremeño y hombre sagaz profundo pecador, también. A partes iguales, para no descompensar.
Creo, señores, que estáis aquí la mejor representación de la caza en nuestro país. Y no sólo de la caza, sino de todo lo que la engloba. Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor es una mentira tan grande como los suspensos que me cayeron durante mi época universitaria. Ahora tenemos unos medios, unos conocimientos y unas herramientas tan amplias, tan vastas, que tenemos que defender nuestra afición con más convicción que nunca. Un viernes podemos cazar en Cádiz, el sábado en Cáceres y el domingo en Albacete y asistir, entre tanto, a una cena con amigos atender nuestro trabajo y nuestra familia. Y seguir disfrutando de lo que el campo español nos entrega. Hemos de ser impecables en nuestras acciones y tener claro que las siguientes generaciones se comportarán de la manera en la que les enseñemos.
Me viene a la mente la historia de un demonio joven y un demonio viejo. El joven le preguntaba a su antecesor:»Maestro, qué puedo hacer yo para causar mucho daño a este mundo'». El arrugado diablo, acariciando sus barbas, le dijo: «Haz que el hombre se preocupe de los que están lejos, y no de los que está cerca». Esa es su maldición.
A propósito de ello, en las monterías que celebramos se cobra una multa a aquellos que matan un vareto. Ya no vale eso de que se me ha disparado el rifle, iba una pelota de reses, pensaba que era un venado malo, etc. Vareto patas arriba se traduce en 500 euros que se entregan a una obra social, a un cura amigo mío que no sabe lo que es un vareto, ni una montería ni nada de eso, pero sí sabe lo que es tener gente necesitada en su barrio y con nuestra bula ayudamos a ese buen hombre a pulir los problemas de muchas familias. Recuerdo que las primeras veces le envié el ingreso por la muerte de tres varetos y le expliqué someramente que aquello era la penitencia a un pecado consumado. El cura estaba encantado. Qué felicidad. Así, montería tras montería, el bueno del cura iba recibiendo un goteo de ingresos para los arreglos de su parroquia y de sus fieles más necesitados. Una madrugada que iba con mi caballo camino de la junta recibo un mensaje: «Querido Lolo, sé que hoy cazáis. Ofreceré la Misa para que todo salga bien… Deseo que todo acontezca sin mayores, pero a ver si alguien mata otro animal de esos que no se puede, porque tengo que cambiar unas ventanas de la sacristía…».
Señores, tomando nota de la historia de los dos demonios, de lo agradecido que estoy a la vida y quienes la comparten conmigo, y por un pacto tengo con la Morenita de Guadalupe, la dotación económica de este premio de 3.000 euros va íntegra a la Fundación Sobre Ruedas, que ayuda a chicos con parálisis cerebral, a jóvenes como yo, a la vuelta de la esquina, que no tienen la suerte de subirse a un caballo cuando quieren ni de pasear por un alcornocal en tiempos de descorche. Espero que esta mínima ayuda pueda mejorar la calidad de vida de alguno de ellos y, con este gesto, promocionar la Fundación Sobre Ruedas para que sea conocida por todos vosotros por si alguien quiere colaborar.