Los primeros intentos por ‘poner la escopeta a tiro’ resultaron un poco baldíos. Tras indagar en los cotos propios, en los que solemos patear la chica en temporada, las respuestas fueron un tanto… descorazonadoras; vamos, mucho más que eso, fueron algo así como: «¡Si os queréis venir a dar una vuelta y asamos unos choricejos para almorzar, pues veniros; pero tórtolas y torcaces, ni por el forro…! ¡Vamos, que hemos estado ‘espiándolas’ y no entran ni a los comederos! De codornices, ni hablamos…». ¡Buen panorama! Tras indagar en los cotos propios, en los que solemos patear la chica en temporada, las respuestas fueron un tanto… descorazonadoras; vamos, mucho más que eso, fueron algo así como: «¡Si os queréis venir a dar una vuelta y asamos unos choricejos para almorzar, pues veniros; pero tórtolas y torcaces, ni por el forro…! ¡Vamos, que hemos estado ‘espiándolas’ y no entran ni a los comederos! De codornices, ni hablamos…». ¡Buen panorama!
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os primeros intentos por ‘poner la escopeta a tiro’ resultaron un poco baldíos. Tras indagar en los cotos propios, en los que solemos patear la chica en temporada, las respuestas fueron un tanto… descorazonadoras; vamos, mucho más que eso, fueron algo así como: «¡Si os queréis venir a dar una vuelta y asamos unos choricejos para almorzar, pues veniros; pero tórtolas y torcaces, ni por el forro…! ¡Vamos, que hemos estado ‘espiándolas’ y no entran ni a los comederos! De codornices, ni hablamos…». ¡Buen panorama!