Recechando con .30” (I). El .30-378 Weatherby Magnum
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Dentro de los diámetros medios de caza mayor, sin duda, quien destaca sobre todos por su popularidad es el diámetro .30”. El motivo es, simplemente, ser la medida estándar, para estos trabajos, utilizado mayoritariamente por los americanos.
Sería banalizar por mi parte si quedase el planteamiento ahí, sin ir a la miga de la hogaza. Considerando que podemos reunir en este grupo las puntas que van desde los .25, pasando por los 6,5 mm, los .277”, los 7 mm, los 8 mm, los .338 e, incluso, los 9,3 mm y los .375”, queda claro, en un primer vistazo, que los .308” ocupan un lugar medio dentro de la trama.
Esa posición es de algún modo un primer indicador del equilibrio que nos entregarán su diámetro y pesos, pues, evidentemente, si todo el arco es válido, los posibles errores que tengan los extremos quedarán bastante reducidos en el centro. Sí, así es, y aunque estoy seguro que habrá a quien el corazón le dicte más que las vísceras, en este caso no sirve arrimar el ascua. Como medidas básicas para caza mayor media de piel blanda el ideal estará cercano a los 7 mm, .30” y 8 mm.
Frente a estos dos rivales, el problema comienza a tomar cuerpo, teniendo, entonces, la elección una dificultada añadida, pues los tres están aconsejados exactamente para el mismo tipo de piezas.
¿Qué decanta la balanza? Pues, fundamentalmente, consideraciones ya propias del cartucho, como la vaina, la velocidad, el retroceso, el peso del arma, la rasante, el poder de parada, la facilidad para encontrar munición, etcétera, porque, a decir verdad, si la potencia entre tres cartuchos de estos tres diámetros es similar, el rendimiento tampoco va a variar mucho.
Está claro que una punta de 7 mm nos ofrecerá un coeficiente balístico mayor que la de un 8 mm a igualdad de peso y forma; está claro que un 8 mm tiene mayor superficie frontal con la mejora en el poder de parada; lo que no está tan claro es la realidad de diferencia de rendimiento práctico si conseguimos darle la suficiente velocidad a cualquiera de ellas.
Bueno, vamos al lío. Siendo muy, muy estrictos, si acotamos las piezas susceptibles de formar parte del grupo del tamaño medio y piel blanda, encontraremos que la consistencia y pesos de los proyectiles tipo en calibre .30” son de una resolución absoluta sobre ellos, añadiendo unos coeficientes balísticos muy altos que, animados de alta velocidad, no admiten discusión en su rasante. Pues esto, ni más ni menos, es el tema de hoy.
Hace pocas semanas viajé varios días cazando machos monteses y sarrios. Para enfrentarme al reto de estas montañas decidí utilizar dos equipos absolutamente distintos, ambos seguidores de doctrinas extremas y contrapuestas.
Monto dos conjuntos con toda la meticulosidad de la que soy capaz, no dejando ni un solo fleco al azar. Cartucho, rifle, carga, óptica, monturas, reglaje e, incluso, correas pasan mi filtro.
La idea es poner a prueba dos .30” extremos, por un lado, al suave .308 Winchester y, por otro, al feroz .30-378 Weatherby Magnum, un mismo diámetro montado en dos vainas con volúmenes opuestos, gigante frente a compacto.
Presto especial atención en la puesta a tiro, ya que la idea es un cara a cara donde grandezas y miserias se muestren sin tapujos. Regulo ambos sin echar mano a torretas ni retículas que enmascaren su balística.
¿Qué le parece? ¿Habrá mucha diferencia, finalmente, en el campo? Continuará. CyS
Por Miguel Coya [michelcoya@ gmail.com]
Nuestro agradecimiento a las empresas Bergara, Esteller, Excopesa, Gamo Outdoor y Armería Fuertes, así como especialmente a mis amigos Sergio Bona Embid, José Llorens y David Casillas Sunyer. Sin su colaboración la realización de este artículo hubiese sido imposible.