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Cazadores y agricultores tenían genes distintos en la Edad de Piedra

Cazador edad de piedraUn equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Uppsala y la Universidad de Estocolmo, en Suecia, informa de un gran avance en la comprensión de la historia demográfica de los humanos durante la Edad de Piedra, al descubrir que los cazadores-recolectores y agricultores eran distintos.

Un análisis genómico de once restos humanos de la Edad de Piedra en Escandinavia revelan que la expansión de los agricultores en esa época era similar a la de los cazadores-recolectores locales pero que los últimos eran históricamente menos numerosos que los primeros. La transición entre un estilo de vida de caza-recolección y uno centrado en la agricultura se ha debatido durante un siglo.

«Hemos generado datos genómicos del mayor número de personas antiguas –subraya uno de los autores del trabajo, la doctora Helena Malmström, de la Universidad de Uppsala–. Los 11 restos humanos de la Edad de Piedra tienen entre 5.000 y 7.000 años de antigüedad y se asocian con estilos de vida cazadores-recolectores o agricultores».

«No sólo fuimos capaces de generar el ADN de varias personas, sino que conseguimos un montón de él. En algunos casos tenemos el equivalente de los proyectos de genomas. Nunca antes se había hecho un estudio genómico de la población en este nivel con un material de esta edad», añade esta experta. El material utilizado en el estudio procede de la parte continental de Escandinavia y de la isla báltica de Gotland y es de cazadores-recolectores de diversos periodos de tiempo, así como los primeros agricultores.

«Los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra tenían una diversidad genética mucho más baja que los agricultores, lo que sugiere que los primeros estaban en inferioridad numérica en comparación con los agricultores», señala el director del equipo de la Universidad de Uppsala implicado en este trabajo, Mattias Jakobsson.

«La baja variedad de los cazadores-recolectores puede estar relacionada con las condiciones de vida oscilantes que es probable que afecten al tamaño de las poblaciones de cazadores-recolectores. Uno de los resultados adicionales interesantes es la asociación de los individuos del Mesolítico con individuos menos contemporáneos de España y la asociación con cazadores-recolectores del Neolítico», afirma Jan Stora, de la Universidad de Estocolmo.

El estudio confirma que en la Edad de Piedra los cazadores-recolectores y agricultores eran genéticamente distintos y que la migración extendió las prácticas agrícolas por toda Europa. El equipo fue capaz de ir más allá al demostrar que los agricultores del Neolítico tenían una mezcla sustancial de los cazadores-recolectores pero que, sorprendentemente, los cazadores-recolectores del mar Báltico no muestran ninguna evidencia de introgresión de los agricultores.

«Vemos una clara evidencia de que personas pertenecientes a grupos de cazadores-recolectores se incorporaron a grupos de agricultores que se expandieron por toda Europa –subraya uno de los autores principales del estudio, Pontus Skoglund, de la Universidad de Uppsala y ahora en la Universidad de Harvard, Estados Unidos–. Esto podría dar pistas hacia algo que ocurrió también cuando se propagó la agricultura en otras partes del mundo».

«El flujo asimétrico de genes demuestra que los grupos de granjeros asimilaron al grupos de cazadores-recolectores, al menos en parte -apunta Mattias Jakobsson-. Cuando comparamos grupos de agricultores escandinavos con otros de Europa central que vivieron en la misma época, vimos mayores niveles de flujo de genes de cazadores-recolectores que en los grupos de agricultores escandinavos».

Este estudio forma parte del proyecto recientemente iniciado ‘Atlas’, una investigación genómica a gran escala de restos humanos antiguos en los países escandinavos liderada por las universidades de Estocolmo y Uppsala y financiada por la Fundación Sueca de Ciencias Humanas y Sociales y el Consejo de Investigación sueco.

Este estudio, que se publica en la edición digital de este jueves de la revista ‘Science’, aporta los primeros resultados del proyecto. «Sólo hemos empezado a rascar la superficie de la certeza de lo que este proyecto nos puede dar en el futuro», dice el director del equipo de la Universidad de Estocolmo que participó en esta investigación, Anders Götherström.

Fuente: teinteresa.es

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