Según una información aparecida en elmundo.es, hace medio millón de años nuestros antepasados ya cazaban con afiladas lanzas de piedra. Esto es lo que acaba de comprobar un equipo de científicos liderado por Jayne Wilkins, de la Universidad de Toronto, al descubrir que estas armas prehistóricas se usaban 200.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora.
Wilkins, la firmante principal de estudio recién publicado en Science, junto con investigadores de la Universidad de Arizona y de Ciudad del Cabo, han llegado a esta conclusión tras analizar piedras del yacimiento de Kathu Pan, en Sudáfrica. Las rocas fueron recogidas durante las excavaciones realizadas por el arqueólogo Peter Beaumont entre 1979 y 1982.
El equipo corroboró la función de lanza de estas piedras comparando su desgaste con el deterioro en armas más modernas utilizadas para cazar gacelas.
«Esto cambia el modo en que pensábamos acerca del surgimiento de capacidades humanas antes del origen de nuestra propia especie –explica Jayne Wilkins–, aunque tanto los neandertales como los humanos usaban lanzas con punta de piedra, ésta es la primera evidencia de que esta tecnología se originó antes de la divergencia entre las dos especies».
Estas armas eran comunes en la Edad de Piedra, hace unos 300.000 años. Sin embargo, este nuevo hallazgo muestra por primera vez que fueron usadas en el Pleistoceno Medio, un periodo asociado con el Homo Heidelbergensis, el ancestro común de los neandertales y los humanos modernos. «Hasta el momento era discutida la sofisticación cultural del Homo Heidelbergensis que nosotros habíamos descubierto en la Sima de los Huesos. Este hallazgo termina de confirmar esa complejidad», ha asegurado Jose María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca, a elmundo.es
Este descubrimiento hace que «algunas de las características que asociamos con los humanos modernos y nuestros parientes más cercanos se remontan más atrás en nuestro linaje», comenta Wilkins.
La fabricación de estas puntas de lanza de piedra (conocidas como enmangamiento) fueron un avance importante en los métodos de caza los primeros humanos. Esto requería un mayor esfuerzo y mayor habilidad y, a su vez, incrementaba las posibilidades de matar a las presas.
El hallazgo, por tanto, «corrobora que la complejidad tecnológica no es sólo propia de los neandertales», dice Bermúdez de Castro. Cada vez son más comunes las descubrimientos «sobre herramientas complejas progresivamente más antiguas».
Imagen de Jayne Wilkins.