Vídeo de uno de los lances
Juan José Jiménez Morandeira tomó la afición de su padre, don Pedro Jiménez Nadales, y a su vez se la transmitió a su hija María José Jiménez Fernández.
Hay relevo, al menos en la saga de los Jiménez, pero además magnífico relevo.
A sus 17 años, María José no es una promesa de la cinegética, es una realidad. Ya juega en la selección absoluta.
¡¡¡Cómo tira!!!
Pero don Pedro le transmitió a su hijo algo más importante que la afición a la caza, la bonhomía.
Bonhomía que según la RAE es «afabilidad, sencillez, bondaz y honradez en el carácter y en el comportamiento».
Es la misma afabilidad, sencillez, bondaz y honradez que le ha llegado a la joven a través su padre y, por tanto, de su abuelo también. Maravilloso legado, un tesoro de incalculable valor.
Aunque ella añade de su parte, tanto en lo personal como en lo cinegético.
Desde el cielo
Están muy tristes los Jiménez, hace tres meses don Pedro se marchó.
Se marchó al cielo.
Y Juan José y María José quisieron rendirle el mejor homenaje que podían en su cotos de Burgos norte, tan lejos de sus predios malacitanos.
Una vez utilizados los precintos que tienen comprometidos con sus amigos, padre e hija se dispusieron a gastar los restantes.
Porfolio corcero de María José Jiménez, in memoriam de su abuelo Pedro
Un orgulloso padre ejerciendo de guía, una hija certera con un Blaser R 93 del calibre .308 Win, montando un visor Swarovski Z8i 2,3-18×56.
Ambos mirando de continúo hacia arriba.
A veces acompañados por su amigo Juanjo, que es uno de los cazadores cántabros que no se pierde las batidas jabalineras de Almogía.
Poco a poco iban rellenando este particular y sentido porfolio corcero del verano de 2022.
No sólo fotografías, también magníficos vídeos de algunos lances.
Cámaras que no sólo sirven para valorar los trofeos, también para salvaguardar los cotos de los amigos de lo ajeno.
Con calma se completó el porfolio hasta que se agotaron los precintos.
Fue en cierta manera como una terapia dentro del desconsuelo.
Desde el cielo les sonreían y daban su aprobación. «Gracias, papá, gracias, abuelo por tu legado». In memoriam.