Llegada por azar hace 15 años al mundo de la caza, Claire Zambuni es hoy una de las mejores escopetas de Inglaterra y la principal artífice contra pronóstico del auge de esta actividad entre mujeres. Ahora también lleva a las féminas de pesca.
Incluso cuando no lleva una escopeta en la mano, cosa que hace con bastante frecuencia, Claire Zambuni es una de esas personas que no pasa fácilmente inadvertida. Considerablemente alta (debe de rondar el 1,85), buena planta, pelo rubio con un mechón blanco un poco a lo Susan Sontag, tiene un aire muy particular que la diferencia de esas féminas que aparecen en las revistas de campo británicas tipo Country Living. Tanto de las que presentan un aspecto hombruno como de las que parecen frágiles damiselas salidas de la creatividad proclive al romanticismo de Jane Austen. Incluso su nombre llama la atención. «Mi bisabuelo vino a Reino Unido desde la isla griega de Samos. Él cambió el apellido Zambounis a Zambuni, de tal modo que tenemos un nombre único y que adoro. Es distintivo, pero al mismo tiempo sencillo y fácil de recordar», explica. Quizá sea su sangre helena, su toque mediterráneo, esas gotas de Diana cazadora, hija de Júpiter, lo que contribuye a perfilar su hecho diferencial. «No cabe duda de que el nombre llama todavía más la atención en la comunidad de caza británica, repleta de apellidos tradicionales ingleses», añade.
En muchos sentidos, Zambuni es una outsider, una rara avis en ese mundillo de perdices, patos y faisanes en el que se mueve. Nacida en Londres el 14 de enero de 1969, madre de un hijo de 19 años al que ha criado sola, es una mujer enérgica, espontánea, cordial, inquieta y polifacética. Fan del Arsenal e inseparable de Lola, su cocker spaniel, está considerada una de las mejores escopetas del país. Hace años emprendió una particular cruzada para que las mujeres descubrieran sin complejos y con camaradería el mundo de la caza. Lo conocieran y lo disfrutaran. Su labor ha sido decisiva para ayudar a las mujeres que estaban fuera del rígido establishment campestre británico a introducirse en el mundillo, creando los primeros clubes para féminas, organizando seminarios, jornadas de tiro y hasta talleres de cómo desenvolverse en una cacería y disfrutar de sus muchos atractivos.
Al poco tiempo de iniciarse en el deporte, Zambuni fundó en Londres The Home House Shooting Society. El célebre club del elegante barrio de Marylebone al que pertenecía le dio la oportunidad de organizar para sus socios jornadas y eventos que les permitieran familiarizarse con las actividades de tiro y cinegéticas. «Cuando volvía de una jornada de caza, contaba a mis amigas y conocidas lo bien que me lo había pasado, lo que había disfrutado del campo y todo lo bueno que me había aportado la experiencia. Mis amigas se mostraban cada vez más interesadas en mis salidas al campo y empecé a notar que muchas mujeres tenían ganas de probar, pero que tenían muchos reparos, que nadie les ofrecía una manera segura y fácil para comenzar. Lo que empezó de una manera un tanto informal, para mi círculo más cercano, pasó a ser algo más organizado. En los comienzos utilizamos principalmente el campo de tiro de Holland & Holland, pero también viajamos a muchos otros, como West London, Bisley y Oxford. Yo estaba deseosa de compartir mi nueva afición y todas las oportunidades que me estaba dando de conocer gente y lugares interesantes, paisajes bellísimos, experiencias enriquecedoras. Quería traer la vida del campo a la ciudad, y más especialmente a personas que no habían estado tradicionalmente ligadas a él. Lo sentía como un mundo que había que redescubrir».
- ¿Cómo comenzó en el mundo de la caza siendo totalmente ajena a él?
- Fue de una manera un tanto casual. Por entonces yo trabajaba en una empresa que era miembro de Walpole, la asociación de lujo británico, de la que también forma parte Holland & Holland, referencia internacional en el mundo de las armas de caza. Fue su entonces vicepresidente, Roger Mitchell, quien me animó a probar, hace unos 15 años. Lo cierto es que le costó mucho convencerme, pues era algo que en principio no me atraía, más por desconocimiento y por considerarlo completamente alejado de lo que yo había vivido hasta entonces, en un entorno principalmente urbano, que por otra cosa. En una ocasión, Mitchell me invitó a participar en el curso Green Feathers de Holland & Holland que tiene lugar en su campo de tiro en Northwood. Se trata de un curso creado en el año 1995 exclusivamente para las mujeres, para introducirlas en el mundo de la caza. Por él han pasado ya unas 1.700 en estos años. Consta de tres lecciones y un día de práctica con algunos de los mejores instructores de Reino Unido y se realiza en uno de los mejores campos de tiro del país. En mi opinión, sigue siendo el mejor curso de iniciación que una mujer puede tomar para introducirse en la caza. Para mí, hay un antes y un después de aquel curso.
- Durante muchos años fue prácticamente la única mujer en la línea de tiro, ¿cómo se sentía?
- En muchos sentidos, yo era un poco bicho raro. Era la única mujer sin un background familiar de caza, mi familia no tenía posesiones en el campo, criaba sola a mi hijo. Rompía muchos estereotipos, creo que las mujeres me percibían como una amenaza y los hombres no me tomaban demasiado en serio. Probablemente fuera por eso por lo que me decidí a concentrarme tanto en mejorar mi tiro. Me tomé el asunto de una manera tan intensa tal vez como manera de acallar aquellos comentarios maliciosos…
- ¿Cómo ha visto en estos años la evolución, la incorporación de otras mujeres jóvenes al mundo de la caza?
- Afortunadamente han cambiado mucho las cosas, sin ninguna duda hoy son mucho más aceptadas y bienvenidas. En la actualidad es bastante más frecuente encontrar parejas que disfrutan juntas de una jornada de caza o de tiro, como iguales, y a las mujeres solteras o que acuden solas ya no se las percibe como ninguna amenaza para los egos masculinos, en el caso de que sean buenas cazadoras, algo con lo que yo sí me encontré en muchas ocasiones, sobre todo en los comienzos.
De caza y de compras. La inquieta Zambuni fundó posteriormente The Covert Girls, una asociación dedicada exclusivamente a las féminas «para ofrecer a las mujeres la oportunidad de aprender a tirar sin miedos y con todos los apoyos, en un ambiente poco competitivo exento de temores a hacer el ridículo o a ser humilladas por su falta de pericia. Llegar al mundo de la caza de la mano del novio o del marido, con una escopeta pesada, que normalmente no está hecha para ella, y con la presión de su pareja es la principal forma de disuadir a una mujer de practicar la caza». Además, añadió un ligero toque femenino a las jornadas campestres organizadas por ella con el formato The Covert Girls. «Luego nos íbamos de compras, a tomar el té en algún hotelito agradable o a descubrir buenos artesanos de las zonas que visitábamos». También impartía breves charlas sobre protocolo o vestimenta. «La primera vez que salí de caza no tenía absolutamente ni idea de cómo ir vestida y llevé un atuendo completamente inapropiado, más tipo Lara Croft que de señora habituada a la vida de campo. Poco a poco fui aprendiendo, conociendo la gran tradición inglesa y las prendas de gran calidad, y eso me hizo sentirme más cómoda y ganar confianza».
- Y una vez con el atuendo adecuado, supongo que tendría que hacerse con unas buenas escopetas.
- Efectivamente, tras probar varias, llegó el momento de hacerme con un par. En una jornada de caza en la Royal Berkshire Shooting School, en Highclere Estate [el verdadero Downton Abbey] me enamoré de una escopeta antigua que estaba utilizando un cazador apostado junto a mí. Era una Boss de 1919, una maravilla, pero completamente fuera de mi presupuesto. Al probarla, me convencí de que quería disparar con una escopeta de cañones yuxtapuestos. Así es que el primer par de escopetas que me compré fueron unas Arrieta Royal Crown del calibre 12. También he tenido Purdey Sporter y Holland & Holland Sporting. Ahora utilizo una Browning Heritage del calibre 20 de cañones superpuestos y estoy buscando una inglesa del mismo calibre, pero yuxtapuesta. Aunque las Arrieta las he vendido recientemente, me siento muy unida a ellas. Con ellas he disparado de todo, faisanes, perdices, urogallos e incluso un jabalí en Francia de un solo tiro. He estado en más de una ocasión en su fábrica de Elgóibar [en Guipúzcoa] y me parece que está en un entorno maravilloso. España no sólo tiene unas armerías fantásticas, fabrica unas armas de primerísima calidad y muy, muy competitivas en cuanto a precio. España me encanta.
- ¿Va a menudo a nuestro país a cazar?
- Sí, estuve el mes pasado por última vez, en Matarrubia [en la provincia de Guadalajara] de la mano de Butler del Prado [empresa dedicada a organizar viajes de caza y pesca en España centrada en el mercado anglosajón de alto poder adquisitivo]. Ha sido mi segunda experiencia con ellos y ha resultado fantástica. Ashley Butler y su familia son los anfitriones perfectos. ¿Y cómo no amar España? Su gente, su comida, su vino, su hospitalidad. Me encanta ver la estampa de los batidores a caballo, cuando aparecen sobre la cima de una colina, o poder salir al campo en mangas de camisa y un sol espléndido en el mes de febrero, cuando aquí, en Reino Unido, tenemos que cazar envueltos en múltiples capas de tweed.
- ¿Ha cazado alguna vez en África? ¿Qué opina de la caza de grandes mamíferos en reservas del continente?
- No, nunca he cazado en África. Y sólo disparo a los animales que luego puedo comer. Para mí, esto es importante. Fui vegetariana durante diez años y concedo mucha importancia a la procedencia de los productos que consumo. De hecho, uno de los proyectos en los que estoy involucrada ahora tiene que ver con la comercialización de productos de caza ecológicos, proyecto con el que estoy trabajando con una leyenda del periodismo británico, Rosie Boycott, y el cocinero y autor Jose Souto.
- Supongo que carne de zorro no come, pero, ¿qué opinión le merece la prohibición de la caza del zorro con perros? Hay sectores que se replantean su prohibición.
- Yo nunca quise participar en ellas, pero siempre he estado completamente en contra de la prohibición. ¿Cómo pueden las personas que no tienen conocimiento de algo tan profundamente arraigado en la sociedad rural ser capaces de tomar una decisión sobre algo de lo que saben muy poco? Creo que, en parte, Tony Blair utilizó la medida como cortina de humo para acallar las críticas por su participación en la Guerra de Irak.
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Lo mejor del campo. La última iniciativa de esta mujer incombustible ha sido la creación de una red de apoyo a pequeñas empresas relacionadas con la artesanía y los productos de alta calidad. «Mis fines de semana en el campo, en cacerías o de pesca, me han descubierto un mundo fascinante de artesanos de los tejidos, del cuero y de otros utensilios que respiran autenticidad y respeto al medio ambiente, y eso es hoy el lujo». Además de colaborar con marcas como Land Rover, Burberry o Holland & Holland, el año pasado puso en marcha el Colectivo Zambuni, para apoyar a marcas más pequeñas. «El ‘lifestyle’ rural británico es el nuevo ‘cool'», subraya. «Y tiene mucho recorrido».
- Tengo entendido que, de un tiempo a esta parte, también practica la pesca con mosca.
- Sí, empecé hace seis años, en el río Test, en Compton [en el sureste de Inglaterra], y me fascinó tanto el lugar como la experiencia. Hace poco más de un año empecé a tomarme la pesca mucho más en serio, y no sólo su práctica. He colaborado en el lanzamiento de la primera feria de pesca con mosca de Londres, celebrada con mucho éxito hace unas semanas. Practico principalmente la pesca de trucha y utilizo una caña Orvis Helios II hecha a mano en Vermont, en Estados Unidos. Tengo planeados viajes de pesca a Rusia y Mongolia y acabo de reservar un curso de dos días en el río Usk que organiza Tiggy Pettifer en su maravillosa finca en Glanusk, en Gales. Tiggy, antigua nanny de los príncipes Guillermo y Enrique, es una enamorada de la pesca y está muy involucrada en atraer a las mujeres jóvenes hacia este deporte.
- Creo que es algo que usted también se ha propuesto, en la línea de lo que ha hecho con la caza.
- Efectivamente, hemos iniciado el Club de Pesca con Mosca de Orvis Ladies. Y compruebo que cada vez más mujeres jóvenes se sienten atraídas por coger una caña. Conjuntamente con Orvis, empleamos mucho tiempo y energías en atraer a personas jóvenes a esta actividad, no sólo mujeres. Y cuando la prueban, les encanta.
Publicado en expansion.com