Por José Fernando Titos Alfaro
¿Realmente dramático el anterior relato, verdad? No es éste, sin embargo, el caso que más me impactara de los que tuviera que vivir Junto a esta gente. Recuerdo otro que, siempre que acude a mi memoria, me hace tiritar. Claro que aquellos tiempos eran muy otros, por lo que no se pueden juzgar bajo la perspectiva de estos.
Relatos
Capítulo V: Mi apasionada afición por la escopeta
Por José Fernando Titos Alfaro
Creo que en algún momento, más o menos puntual, de la perorata que le vengo manteniendo, me habré dejado caer con lo de mi apasionada devoción por la escopeta. Pues sí, desde siempre fui un apasionado a la caza, en general, y muy en particular a las modalidades de ‘la cacería a rabo’ y a la de ‘la perdiz con reclamo’.
Capítulo IV: El éxodo rural
Por José Fernando Titos Alfaro
En consonancia a cuanto le vengo relatando en nuestra interesante y, espero que hasta grata entrevista, parece encontrarse la extraña actitud de los lugareños que, escapando de la explosiva riada del vergonzoso éxodo rural, aún quedan por estos entornos.
El perro
Por Ignacio Gallastegui
La tarde se va relajando. Ya no se escuchan más ladras. El campo se recupera lentamente del combate. Ha sido una jornada intensa… había mucha caza en el monte.
Los perros han trabajado sin descanso. Los agarres han sido numerosos y fieros. Se ven algunos sueltos, cansados, la jeta teñida en sangre, que acuden a reagruparse. Su trote es cansino. De vez en vez se paran y ventean el aire.
Capítulo I – Permítame que me presente
Por José Fernando Titos Alfaro
Mire usted, por aquí por Andalucía –la tierra de María Santísima, por más señas si es que usted no lo sabía– indistintamente, a que uno se llame Francisco Javier, Francisco de Asís, Francisco de Paula, Francisco de Borja o Francisco vaya usted a saber ahora de qué, ese nombre de ‘Francisco’ suele transfigurarse en este otro de ‘Paco’, si es que no en aquel de ‘Frasco’ o ‘Frasquito’, que aquí lo sería por la gracia de Dios, o en aquel otro de ‘Curro’, que en este caso, además de por la gracia de Dios, lo sería también por la gracia de estas tierras del Sur, que por cierto, la tienen a espuertas.
Capítulo II – El brutal cambio del entorno rural
Por José Fernando Titos Alfaro
¿Quiere usted creer que, a pesar del montón de años que tengo sobre las espaldas, me encuentro como un chaval…? Y es que no hay nada más saludable en este mundo, amigo mío, que los aires de estas sierras, porque así lo quiso dios, nuestro señor, amén.
Capítulo III – Pero centrémonos en el asunto, en lo mío…
Por José Fernando Titos Alfaro
Creo, señor periodista entrevistador, que es el momento ya –de una forma directa e inequívoca, en lo que a mi propia persona atañe–, en todo este deprimente funeral.