Al principio se tallarían en dura y agudizada madera, de hecho, aún se siguen haciendo así en las selvas amazónicas. Tiempo después, alguien logró crearlas en hueso, sílex y con obsidiana; al ‘poco’, ya se hicieron fundiendo metales, y hoy en día se emplean adecuados tipos de acero para fabricarlas. (Foto 177)
Además, casi todos los oriundos que aún tiene que cazar con sus arcos en los entornos antes citados, en los de África, los de Asia, y los existentes en Oceanía, siguen untando sus puntas con potentísimos venenos. (Foto 178)
Como es lógico, eso ya no es viable ni deseado por quienes practicamos la caza con arco contemporánea, y por causar el óbito de los animales que hayamos impactado letalmente y sin fracturar hueso mayor alguno, SON LAS PIEZAS MÁS IMPORTANTES DE TODO NUESTRO EQUIPO, y por tanto, también son las que debemos cuidar con mas interés, ya que para lograr que un ejemplar de caza mayor no padezca angustia emocional al no concebir que ha sido agredido, y que no padezca sensación de dolor al punto de que no se genere constricción muscular alrededor de la letal laceración que le hayamos provocado, logrando así, que los capilares sanguíneos limpiamente seccionados no sean comprimidos para que la consecuente e inmediata hemorragia sea continua, no aspersionada, y que tarde mucho en coagularse, sus filos deben de estar perfectamente vaciados al igual que una navaja de afeitar, y eso implica que hay que guardarlas de forma tal, que no se entrechoquen o ensucien evitándose así que se mellen o que se emboten. (Foto 179)
De esa forma, cuando las puntas de caza mayor laceran tras haber impactado en una zona letal, produciendo, por tanto, una separación celular tan limpia y definida como para que los nervios sensoriales subcutáneos e internos no envíen al cerebro sensación de dolor alguno, la pérdida de consciencia por falta de presión sanguínea en dicho órgano acontece en escasos segundos y después, ya inconsciente y sin percibir nada, el óbito sobreviene con menos o mas rapidez según sea el tamaño del ejemplar alcanzado y matizado todo lo anterior y aclarado como actúan las puntas de caza mayor cuando se las emplea adecuadamente, toca comentar que existen cuatro tipos genéricos y cada cual tiene sus ventajas y ciertos inconvenientes.
Por un lado se pueden usar las clásicas puntas de dos hojas fijas reafilables, y hasta no hace mucho, esas eran las únicas que existían para cazar, y como son las que tienen mayor capacidad de penetración, también son las que aún se emplean, cuando se intentan ejemplares de mas de 350 kilos de peso, y son las únicas que se deben de usar si se intentan abatir búfalos, rinos o elefantes, lo cual también demuestra e implica que ese tipo de punta sirve para poder cazar todo tipo de especies cinegéticas, incluyendo las grandes aves o los animales más corpulentos de caza menor y, como única desventaja, es que no son adecuadas para intentar acertar en un punto vital que esté a más de 30 metros de nuestra posición, distancia, esa, que como ya sabéis, es la máxima recomendable cuando se trata de caza mayor. (Foto 180)
Por otro, existen las de puntas fijas que permiten reemplazar cuchillas nuevas tras su anterior uso pero siempre que las ranuras de encastre permitan el cambio, y que el eje lineal de su estructura se mantenga recto y en línea con el del astil. (Foto 181)
Una de sus ventajas consiste en que las cuchillas ya vienen perfectamente afiladas de fábrica, y otra es, que al disponer de mas hojas, se consiguen mas capilares limpiamente lacerados y por tanto, una pérdida de presión sanguínea mas rápida, pero como inconvenientes, si se topan con un hueso, su capacidad de penetración merma y eso nos hace usarlas cuando creamos, como siempre, que NO vamos a fracturar hueso alguno y cuando estemos intentando ejemplares de caza mayor que no rebasen el peso antes citado.
Otra opción es emplear las puntas de caza mayor mecánicas, siempre que se impulsen con arcos de más de 60 libras de potencia para garantizar su instantánea apertura tras impactar el cuerpo del ejemplar intentado, y siempre que no sean ejemplares que pesen aproximadamente mas de 150 kilos, pues si se sobrepasan estos dos condicionantes, lo más seguro es que se estará incurriendo en la posibilidad de malherirlos y de no cobrarlos. (Foto 182)
Finalmente, ahora también se venden las puntas mecánicas híbridas que aúnan las ventajas que aportan las fijas con las que brindan las que tienen cuchillas escamoteables, ofreciendo, por tanto, la posibilidad de un vuelo muy aerodinámico y una laceración muy eficiente. (Fotos 183-184)
Pero, dados los resultados estadísticos que se acumulan acerca de la eficacia de las puntas mecánicas, en algunas naciones se han tenido que hacer regulaciones al respecto pues por desgracia, propician mas animales heridos y no cobrados siendo la razón primordial, el desafortunado hecho de que los ‘tiraflechas’ irresponsables e inmaduros, las emplean intentando abatir ejemplares desde arriesgadas lejanías, y como veis, aunque es cierto que se puede acertar muy bien en los puntos letales de inmóviles dianas tridimensionales a más de 30 metros, los aciagos impactos en zonas no vitales de los animales de verdad acontecen cuando se les tira a mas distancia, pues aunque estén desprevenidos, su capacidad auditiva les permite iniciar su intento de esquive al escuchar el zumbido de lo que se les acerca.
Por lo demás y dada su gran capacidad de laceración, manipularlas con un protector de dedos, y antes de ir de caza, siempre constataréis que las puntas estén perfectamente alineadas con el astil de vuestras flechas, y SIEMPRE, comprobar su adecuada capacidad de laceración, lo cual se demuestra si pueden rasuraros el vello, y si eso NO acontece, NO USARLAS pues incurriríais en una total falta responsabilidad cinegética. (Fotos 185-186-187)
Texto y fotos: Javier Sintes Pelaz