La segunda parte de este grito tan reivindicativo con el que titulamos este mes es fácil de adivinar. Se escuchó, repetidamente, en la manifestación de las rehalas en Madrid (13-S), y estamos seguros de que se gritó, también, en la de Sevilla (27-S). Es un grito que, en las muchas circunstancias en las que se utiliza, expresa un deseo, un ansia, una condición, casi angustiosa, de querer lograr algo que, a priori, parece difícil, imposible incluso, pero que si se lleva a cabo puede ser un vendaval capaz de arroyar cualquier dificultad que se encuentre a su paso…
La Mesa en Defensa de la Rehala y la Montería Española, la Federación Andaluza de Caza (FAC) y la Mesa Andaluza en Defensa de la Caza, de la que también formaba parte la primera, ya han dado un primer puñetazo, muy fuerte, encima de la mesa. Tan fuerte que ha llegado a algún que otro ministerio y parlamento autonómico. En el de Andalucía, por ejemplo, la consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, María Jesús Serrano, ya ha recibido unas cuantas… interpelaciones, por parte de la oposición, acusándola de faltar una y otra vez el respeto al sector cinegético al completo: «Primero ilusionan al sector con sus promesas y, luego, lo desilusionan con sus hechos», y recordándole que 50.000 cazadores han tomado la calle en Sevilla. Al cierre de esta edición, la citada Consejera ya ha salido corriendo a pedir reuniones con la FAC para intentar solucionar, a toda leche, algunos de nuestros muchos problemas. Esperemos que cumpla…
Por otro lado, estamos convencidos de que el final y el ‘acuerdo’ al que ha llegado la Mesa con la Dirección General de la Inspección de la Seguridad Social, que ha puesto fin, en principio, al conflicto de la rehalas, ha llegado, sobre todo, gracias al trabajo y al esfuerzo realizado por los miembros de la propia Mesa, pero también estamos seguros de que han influido, y mucho, los 6.000 rehaleros, cazadores, que tomaron las calles de Madrid y los 50.000 que (¡con dos… narices!) tomaron las calles de Sevilla, reivindicando, en ambas, nuestros justos derechos y con ese grito, entre otros muchos, de: «¡La caza unida, jamás será vencida!».
Vaticinar que las cosas están cambiando sería, tal vez, demasiado optimista. Pero no nos cabe la menor duda de que esa reivindicación, casi ancestral, del mundo de la caza, que reclama día sí y día también unidad, unidad, unidad y unidad, parece que empieza a cuajar y está dando sus primeros pasos, tan necesarios para dejar de ser lo que muchos dicen por ahí que somos: un colectivo egoísta en el que cada uno sólo mira por lo suyo. ¡Mentira! Cuando los cazadores, auténticos artífices y protagonistas de estos últimos pasos de gigante que se han dado, se han propuesto demostrar lo que son, no cabe la menor duda de que lo han demostrado, ¡y con creces!
Y ahora llega el momento de dar el paso definitivo. Si lo conseguimos… puede ser que empiece a suceder aquello de que otro gallo nos cante… y muy bien cantado, que falta nos hace. Nos referimos a un hecho que ha ocurrido apenas un día antes del cierre de esta edición, como es el anuncio, tanto tiempo esperado, de que la Real Federación Española de Caza (RFEC) va a repetir –aunque parezca una broma– las últimas elecciones realizadas en el año 2012. Lo hace por sentencia de la Audiencia Nacional, pero lo hace, al fin y al cabo, en un intento de volver a una normalidad que nunca debió perderse y que tanto mal ha hecho a este nuestro mundo cinegético. Hay que reconocer que nos ha dado un cierto gustirrinín especial el ver la fotografía de todos los presidentes de federaciones autonómicas ¡juntos!, en torno a una mesa, y en la sala de juntas de la Real Federación Española de Caza. Podría ser el principio de algo muy hermoso, como dijo no sabemos quién en no sabemos qué película.
Nos quedan dudas, muchas, al respecto. Se nos agolpan los interrogantes. Pero antes de lanzar algunos, vaya por delante nuestra felicitación a los artífices, al menos de la foto, que han logrado que se nos revuelva el estómago con las mariposas de la esperanza y nos han llenado el coco con un buen puñado de nuevas ilusiones. Como sólo sea la foto… nos van el romper de nuevo el corazón a unos cuantos cientos… de miles.
Y, como dicho queda, y para quien quiera recogerlos, aquí están algunos de nuestros muchos interrogantes de futuro: ¿tendremos un ‘califato’, independiente, unido, eficaz, que represente a todos los cazadores o, por el contrario, seguiremos siendo un ‘reino de taifas’?, ¿habrá ‘sangre nueva’, a ser posible joven, con ideas, sin ‘vicios adquiridos’, capaz de aglutinar a todos bajo un único objetivo común, la caza?, ¿tendrá el –o los– posible candidato las agallas suficientes para plantear la democratización del estamento, aplicando aquello tan olvidado de un federado un voto?, ¿qué pasará con algunos otros organismos que ‘ostentan’ la representación de la caza…?
Se nos ocurre, para acabar, la parte final del famoso juramento utilizada, de antiguo, en las leyes de la caballería: «…Si así lo hiciereis que Dios, nuestro Señor, os lo premie… y si no, que os lo demande».
Por A. Mata.