Sopla el viento apremiando una devastación que parece enviada desde el infierno, que se desplaza con energía propia y una virulencia que destruye cuanto va encontrando a su paso. El vigor de las llamas las hace imbatibles a los recursos humanos y solo cabe rezar, que cambie el viento o que llueva, pero no parece que vaya a ocurrir el milagro. ‘Ayer’ la Sierra de la Culebra y media España, hoy Las Hurdes, Batuecas, Monfragüe y la otra media.
La tierra parece revolverse ante tanto atropello, tanta herida recibida del hombre que se las inflige sin recato, sin contemplaciones ni sensibilidad alguna.
Hay una sobreexplotación de los recursos como si fueran infinitos trampantojos
Hay una sangría, una sobreexplotación de los recursos como si fueran infinitos y como si no hubiera un mañana. La persistente y creciente contaminación desequilibra una balanza en la que del otro extremo cuelgan vanos deseos, esfuerzos virtuales de una población que se autodenomina resiliente, ecológica y verde, pero a la que retrata el marcador del esfuerzo individual realizado (y, por ende, del colectivo).
En el colmo de las contradicciones queda una sociedad adicta a etiquetar cuanto le rodea, pero a la que no le gustan que la califiquen ni en los exámenes. Mejor vivir en la hipocresía que en el mundo real. Estos felices ilusos ‘seguramente’ no son de los que les guste etiquetar a nadie en las RRSS.
Este año ya han ardido todas las reservas naturales de Extremadura trampantojos
Mirémonos en el espejo de la última gran manifestación celebrada en Madrid (10/07/2022)* que, reclamando derechos (muy respetables), ha dejado toneladas de residuos en la calle durante la misma. Y eso, llevando a gala la bandera del arco iris, donde cada color tiene un significado y el verde es o era en sus inicios, la naturaleza. O en el de la gestión de los parques donde todo consiste en prohibir y acabar con cualquier atisbo de sentido común.
Donde para llegar a dirigirlo tan sólo es necesario llevar el carnet del partido entre los dientes. Y aunque no tenga nada que ver me acuerdo de Correos, empresa con el mayor número de empleados del país (50.000 aproximadamente) en la que, ser amigo del presidente del Gobierno, parece ser mérito suficiente como para presidirla. ¿Creen que así vamos a alguna parte? Miren dónde vamos, por poner solo un ejemplo: en este año ya han ardido todas las reservas naturales de Extremadura.
Trampantojos de verano
Sabemos que el 89,1% de los españoles (CIS, mayo 2022) cree en el cambio climático; preocupándole al 91,1% de los mismos (entre mucho y bastante). La realidad dice otra cosa muy distinta. Será pues un trampantojo (trampas al ojo) de verano.
Podemos izar la bandera que nos dé la gana, pero no nos engañemos. No somos más verdes o ecologistas unos que otros por el mero hecho de llevarla en la mano o empuñada del palo o por gritar más alto.
Aquí, como en otras muchas cosas, el movimiento se demuestra andando y no de boquilla. Quiero decir, que no nos vengan con cuentos tanto defensor virtual del globo y después haya que recogerles hasta las colillas a su paso. Que las cunetas de caminos y carreteras no se llenan solas de basura. Que las luces de casa encendidas sin que haya alguien en la estancia es como el grifo del agua abierto sin medida ni control. Que el uso de pesticidas se lleva a cabo por muchos que no son agricultores (por estos también). Que a Nueva York se puede llegar en vuelo regular igual que en Falcon lo sabemos todos así que, por favor, déjense de hipocresía y no nos den más lecciones de la ecología que no practican.
Naturaleza, libre te veas de rayos, pirómanos y de jetas. Y de quienes tanto te quieren y ‘tampoco’ te cuidan.
La responsabilidad es de todos, pero conseguir cambiar las cosas es cosa individual de cada uno.
Por favor, haga usted lo que pueda y un poco más. Trampantojos
El planeta (o sea, nosotros) no puede seguir esperando.