Agentes del Seprona de la Guardia Civil de A Coruña han descubierto y precintado cuatro granjas ilegales de conejos ubicadas en los municipios de Abegondo, Sobrado dos Monxes y Curtis, con dos recintos en este último municipio.
Según informa el periódico La Voz de Galicia en su edición de hoy miércoles, los conejos se destinaban a la repoblación en varios tecores, previa venta de los conejos a los gestores de esas parcelas. Los agentes del Seprona pudieron comprobar que las cuatro granjas carecían de cualquier tipo de documentación administrativa o sanitaria que avalase el correcto funcionamiento de las explotaciones.
Desde la Guardia Civil se advierte del peligro que estas explotaciones ilegales representan para los ecosistemas, «porque estos animales pueden llevar cepas víricas distintas a las de la zona de destino», según han informado fuentes del Instituto Armado al diario gallego. Las mismas fuentes explican, además, que estos conejos «incrementan el riesgo de alteración genética de las especies autóctonas viéndose modificada su distribución geográfica, lo que generaría fenómenos de hibridación», y han añadido que los lepóridos descubiertos «podrían estar sometidos a importantes alteraciones sociales dada su compleja estructura».
Los hechos ya han sido puestos en conocimiento de la Consellería do Medio Rural y a los respectivos ayuntamientos, que, según el periódico gallego, en la tarde de ayer ninguno de ellos conocía la noticia. Desde Abegondo ubicaron la posible granja ilegal en la parroquia de San Marcos, mientras que el regidor de Sobrado, Jacobo Fernández, restó importancia a los hechos. «Supoño que será un veciño con catro coellos baixo unha uralita para repoboar a súa finca, hoxe chámanlle granxa a calquera cousa», dijo.
Por su parte, la Federación Galega de Caza mostró su indignación por la noticia y se mostró receptiva a conocer «cuanto antes» los datos de las granjas y posibles zonas afectadas. «Afortunadamente isto non é algo habitual», señaló el vicepresidente de la entidad, José Luis Valcárcel, quien no ocultó su preocupación por las posibles consecuencias de esta práctica. «O noso coello ten características propias e este tipo de prácticas ilegais poderían alteralo xeneticamente», señaló Valcárcel para La Voz de Galicia.