El diario ABC se hace hoy eco de una iniciativa loable por parte de los vecinos de los pueblos incluidos en la Reserva Regional de Caza de Las Batuecas, quienes han logrado organizarse para ‘patrullar’ los montes de la reserva como medida de prevención de incendios, en colaboración con Medio Ambiente. Su labor, que lleva cinco años ejerciéndose, ha tenido sus frutos en este pasado mes de julio, en que no ha habido incendios intencionados en la zona.
Jóvenes y mayores voluntarios de pueblos como Monsagro, Serradilla del Arroyo o Guadapero salen cada día a patrullar los parajes más amenazados del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, donde abundan la cabra montés o el corzo, entre otras especies cinegéticas.
De acuerdo con la información del diario ABC, entre las gentes de estos pueblos se ha abierto una convocatoria para que los vecinos que quieran formen parte del grupo de protección civil denominado GVESA-6, en el que ya hay alrededor de 70 personas, sobre todo de Monsagro y de Serradilla del Arroyo. La guardería de Medio Ambiente en Salamanca ha dotado a este grupo con ropa adecuada y los medios necesarios, con el fin de que puedan hacer de vigilantes.
Incluso, los voluntarios que patrullan Las Batuecas disponen de un «walkie talkie» que les permite estar conectados las veinticuatro horas con el Servicios de Extinción de Incendios de la Junta de Castilla y León, al que avisan cuando inician y finalizan el servicio de vigilancia.
El trabajo de los voluntarios ha evitado, de momento, que puedan reproducirse cifras de incendios intencionados como las del pasado verano. Como recuerda para el citado periódico el alcalde de Monsagro, Ángel Mateos, entre el 24 de julio y el 22 de octubre de 2011 se registraron hasta nueve fuegos intencionados, muchos por la noche o iniciados a última hora de la tarde, para que no puedan reaccionar los medios aéreos, que no pueden volar cuando se pone el sol.
Los incendios son una de las grandes preocupaciones de los habitantes de estos pueblos, que viven en buena medida del turismo y de la explotación de la caza, dos sectores que cada verano viven pendientes de los incendios, los unos porque las llamas amenazan el potencial paisajístico de la zona, y los otros porque el fuego supone una pérdida de hábitat (y en no pocos casos, de vidas animales) para las especies de caza de Las Batuecas.