La caza existente en España, como actividad motriz que es y, en mayor o menor medida, va a demandar unos requerimientos físicos concretos, al margen de otros requisitos de tipo social y psicológico propios de cada modalidad.
Teniéndose en cuenta los resultados de las distintas investigaciones y afirmaciones, se recomienda a los cazadores realizar una preparación física para cada modalidad de caza.
La preparación física del cazador requiere que sea antes, durante y después de la temporada de caza. Al igual que en cualquier otra modalidad deportiva, la preparación física del cazador vendrá determinada por una serie de variables que condicionarán su entrenamiento: necesidades de los cazadores (objetivos, aspiraciones, etc.), características antropométricas del cazador (talla, peso, composición, etc.), período del año (antes, durante o final de la temporada), modalidad físico-deportiva que se practique (caza mayor o caza menor), así como tipos de esfuerzos que demanda cada disciplina y valoración del entrenamiento (Gamonales y León, 2015c).
Por lo tanto, se puede decir que una correcta preparación física del cazador contribuirá a desarrollar los niveles de condición física (fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad) a través de la práctica de una actividad física-deportiva moderada; la cual no implicará directamente una mejora en el rendimiento, considerando éste como el número total de piezas capturadas, pero sí permitirá mejorar la satisfacción obtenida tras la jornada de caza. Contribuirá a la prolongación y mejora de la calidad de vida de los cazadores, a través de beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales (Gamonales y León, 2015c y 2015d); y además, evitará la aparición de la fatiga durante o después de la práctica físico-deportiva de la caza.
¿Qué es la fatiga?
La fatiga durante la práctica físico-deportiva puede ser entendida como la «incapacidad del músculo o del organismo en conjunto para mantener la misma intensidad de esfuerzo» (Fernández, 2001a).
“Se puede definir la fatiga en la práctica físico-deportiva de la caza como aquella sensación, agotamiento o incapacidad que tendrá un cazador para seguir generando un nivel de fuerza o una intensidad durante o después de la práctica de cualquier modalidad de caza”
Según Rodríguez y Núñez (2010), la fatiga puede ser interpretada como un «conjunto de cambios que experimenta nuestro organismo cuando se encuentra sometido a condiciones extremas de sobreentrenamiento o bien cuando no estamos habituados aun tipo de trabajo con una intensidad concreta e intentamos superar nuestro propio límite de esfuerzo».
Por lo tanto, se puede definir la fatiga en la práctica físico-deportiva de la caza como aquella «sensación, agotamiento o incapacidad que tendrá un cazador para seguir generando un nivel de fuerza o una intensidad durante o después de la práctica de cualquier modalidad de caza» (Gamonales y León, 2015d).
Principales causas de la fatiga
Existen varias causas que conducen a la fatiga:
-Exceso de trabajo físico durante la jornada de caza superando los límites de tolerancia, bien sea por elevados volúmenes o cargas intensas.
-Falta de descansos o periodos de recuperación durante la práctica cinegética.
-Falta de preparación física para afrontar las largas jornadas de caza.
-E, incluso, por una alimentación e hidratación incorrecta e insuficiente.
Además, de todas estas causas sugeridas de fatiga, se puede añadir las citadas por Gómez, Cossio, Brousett & Hochmuller (2010):
-Alteraciones del pH.
-Alteraciones de la temperatura.
-Acumulación de productos metabólicos.
-Pérdida de la homeostasis de los iones calcio.
-Stress oxidativo.
-Lesión muscular.
“La fatiga actúa como mecanismo de defensa que se activa ante el deterioro de determinadas funciones orgánicas y celulares previniendo la aparición de lesiones celulares irreversibles y numerosas lesiones deportivas”
Todas estas causas, pueden llevar al cazador a una serie de estados, carencias y alteraciones de carácter fisiológico (fatiga física), metal (perdida de atención y concentración), sensorial (disminución en la percepción visual, auditiva o táctil) y emocional (alteración de los estímulos emocionales necesarios para alcanzar el rendimiento óptimo).
Síntomas de la fatiga
Durante la jornada de caza, la fatiga se puede manifestar en el cazador de diferentes maneras o formas:
-Agujetas, calambres o roturas microfibrilares.
-Cansancio que influye progresivamente en la técnica de caminar y en los desplazamientos por la naturaleza.
-Disminuye la coordinación de movimientos (por ejemplo, técnica de armado, en caso de utilizar arma o arco para cazar).
-Aumenta la respiración.
-Aumenta la frecuencia cardiaca.
-Disminuye la atención y concentración.
-Se fallan piezas ‘claras’ (es decir, se erran disparos certeros que en condiciones óptimas no se fallarían).
-Baja la autoconfianza.
-Aumenta la ansiedad (manos frías, sudor abundante, boca seca, boca seca, tensión muscular, dolores y molestias estomacales, dificultades respiratorias, diarrea y ganas de orinar, fatiga, dificultades para dormir, etc.) (Gamonales y León, 2015d).
Tipos y funciones de la fatiga
Son numerosos los autores que han querido plasmar cuáles son los diferentes tipos de fatiga (Fernández, 2001a; Gómez, Cossio,; Brousett & Hochmuller, 2010; Labarca, 2010 y Rodríguez y Núñez, 2010). Sin embargo, todos ellos coinciden que la fatiga puede ser aguda (síntomas ocasionales que se presentan de repente y durante poco tiempo) o crónica (síntomas prolongados que pueden ser persistentes).
Fernández (2001) y Rodríguez y Núñez (2010) coinciden de que la fatiga tiene varias funciones:
-Protectora. Es decir, la fatiga actúa como mecanismo de defensa que se activa ante el deterioro de determinadas funciones orgánicas y celulares (cambios metabólicos, hipoxia, alteraciones hidroelectrolíticas, alteraciones térmicas, deplección de sustratos metabólicos, etc.), previniendo la aparición de lesiones celulares irreversibles y numerosas lesiones deportivas (Rodríguez y Núñez, 2010).
-Efectiva: disminuyendo el rendimiento en cualquiera de sus aspectos, afectando la aplicación de fuerza, disminuyendo la intensidad, falta de coordinación, fallos en la precisión o en la percepción, etc. (Fernández, 2001).
¿Cuándo aparece la fatiga durante la práctica de la caza?
Es necesario que los cazadores tomen medidas de precaución de inmediato para evitar posibles problemas. Por lo tanto, se recomienda:
-Bajar el ritmo e intensidad durante la práctica físico-deportiva de la caza, principalmente en aquellas modalidades cinegéticas que implican ‘largas caminatas’, como la caza con galgos, caza al salto, etc.
-Tomar algún tipo de ayuda ergogénicas (alimentación rica en hidratos de carbono, bebidas con sales minerales, etc.)
-Hacer descansos.
-Realizar técnicas de relajación.
-Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
Por lo tanto, se puede decir que la fatiga puede ser un factor determinante a la hora de finalizar nuestras jornadas cinegéticas.
Todo ello, por la falta de preparación deportiva del cazador. Es necesario la preparación física del cazador y se requiere que sea antes, durante y después de la temporada de caza (Gamonales y León, 2014 y Gamonales y León, 2015c).
Al igual que en cualquier otra modalidad deportiva, la preparación física del cazador vendrá determinada por una serie de variables que condicionarán su entrenamiento:
-Necesidades de los cazadores: objetivos y aspiraciones como cazador; si compite o no, a qué nivel (regional, autonómico, nacional, internacional) o simplemente práctica su modalidad deportiva por afición, pasatiempo, opción turística y cinegética, forma recreativa de emplear el tiempo libre u opción laboral…
-Características antropométricas del cazador (talla, peso, composición, etc.)
-Período del año: antes (período preparatorio o pre-caza), durante (período de
caza) o final de la temporada (período sin caza).
-Modalidad físico-deportiva que se practique (caza mayor o caza menor), así
como tipos de esfuerzos que demanda cada disciplina.
-Control y valoración del entrenamiento. Análisis del control de entrenamiento y
su comparación con el diagnóstico inicial para conocer el grado de evolución de las variables evaluadas.
Por lo tanto, la preparación física del cazador será el conjunto organizado y jerarquizado de los procedimientos de entrenamientos (Gamonales y León, 2015c) cuyo objetivo será:
-Ampliar, desarrollar y contribuir a los beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales del cazador; independientemente si el cazador compite o no en los distintos campeonatos existentes.
Para ello es determinante la selección y uso efectivo de los medios, métodos y procedimientos de entrenamientos que garantizan la obtención de la forma física. Para llevar a cabo el entrenamiento con efectividad, es preciso hacerlo a través de una planificación adecuada y bajo la tutela del profesional de la actividad física y el deporte.
Dicho profesional, tendrá en cuenta el volumen o duración, intensidad, frecuencia, progresión y descansos necesarios entrenamientos (Sánchez, 2009), los cuales, favorecerán al cazador durante su práctica cinegética.
Además, de esta manera, se evitará accidentes durante la actividad cinética y a que el colectivo de los cazadores goce del respecto de todos (Gamonales y León, 2015c).
Durante las jornadas de caza, los cazadores deberán mantener estados óptimos de atención y concentración, tan sólo de esta manera podrán minimizar al máximo los riesgos para las personas que la practican y para terceros. CyS
Por José Martín Gamonales Puerto y Kiko León Guzmán