De la mano del fresco mañanero viene, ese que abre aún más las ganas de patear el campo, de vivirlo, de respetarlo. Ese que nos hace encender la lumbre para templar el cuerpo, preparar la comida, que nos sujeta embelesados a su alrededor, café en mano, mientras disfrutamos de viejas y nuevas historias en animada conversación, tejiendo la verdadera red social.
Camino de una nueva temporada
Cuando la luz de los días y las hojas de los árboles muestran claramente el cambio de estación, vamos camino de una nueva temporada y eso que tan solo hace unos días que hemos cerrado la puerta a la media veda. No hemos terminado de desplumar las últimas codornices y palomas y ya tenemos la general removiéndonos por dentro. Donde la mayor y la menor abren al unísono en algunas comunidades con expectativas que hacen gala al apelativo apuntado: mejores y mayores para la caza grande, menguante y dispar en la conocida como chica.
De nuevo el campo nos marcará el devenir de los días, sometiendo la agenda y, por tanto, la vida, a las jornadas de caza. Rastrojos, perdidos, siembras y pedrizas, junto a sierras y montañas, serán escenarios hostiles en los que poner a prueba la afición. Afición que sabe adónde va a pesar de que su destino sea errante.
Este colectivo está más vivo que nunca
Pero dejando a un lado esperanzas y resultados, la ilusión con la que afrontamos un año más la apertura de la veda refleja que este colectivo está más vivo que nunca. Lo demuestran las elevadas cifras que seguimos pagando por permisos, precintos, cotos o días de caza.
No sé si vamos montados en globo con alto riesgo de pinchar en el viaje o es la salud de un sector en buena forma. El tiempo dirá.
Buscamos naturaleza, amigos, compartir…; buscamos nuestros límites cobrando una pieza y hasta, tal vez, a nosotros mismos. La caza, como la vida diaria, también retrata, en la soledad del monte o rodeado de gente. Por eso debemos dar ejemplo, del bueno, que para el malo…
¿De verdad hay que hacer hincapié a los monteros en que no peguen a los perros en los agarres? ¿Aún andamos así?
Piden diferentes asociaciones de rehaleros a los organizadores de monterías en un comunicado una serie de puntos que, si no fuesen ciertos, costaría creerlo. ¿De verdad hay que hacer hincapié a los monteros en que no peguen a los perros en los agarres? ¿Aún andamos así? En fin…
Cazar es una acción que necesariamente ha de ir arropada de principios que no se deben dejar de lado: ética y nobleza, obligan. No olvidarlo. Portamos armas y decidimos la vida de animales poniendo en peligro, cuando se descuidan o relajan valores y precauciones, al resto de actores.
Que la llama no se nos apague nunca
Volviendo con la burra al trigo, detrás de cada nueva temporada hay diferentes expectativas aunque coincidentes todas en lograr nuevas experiencias.
De entre los apechusques que llevamos al monte, no puede faltar el zurrón. El mío me lo dejó mi padre –por quien estoy aquí– y me trae a la memoria a aquellos que nos dejaron. Maestros, amigos, compañeros…, añorados y queridos todos. Detrás de ellos, de la rutina, de cada gesto, incluso, de los olores, se despiertan recuerdos de historias y anécdotas, de ¡gente!…, que, como vemos, siguen entre nosotros porque son el relato de nuestra propia biografía.
Que la llama no se nos apague nunca.
¡Va por ellos esta nueva temporada!
Comienza la temporada, por Ángel Luis Casado Molina
www.librosdecaza.es / [email protected]