Con la caza a cuestas

Caballeros de la intemperie, por Ángel Luis Casado

Caballeros perreros
Caballeros de la intemperie…

Años de la posguerra y algún que otro lustro más.

Desde las sierras de Viso del Marqués los perreros atravesaban La Mancha ¡andando! para llevar sus rehalas hasta las estribaciones de los Montes de Toledo. Buscaban las manchas de El Gargantón, El Casarejo, Las Arripas…, del municipio de Piedrabuena, yendo por caminos y veredas cuando las había y, si no, campo a través, trasponiendo sierras para acortar distancias. Las bestias quedaban para cargar las provisiones: sartenes, comida, aceite, agua, vino y resto de archiperres del itinerante rancho de subsistencia.

Con tiempo salían, porque quizás, tiempo, era lo que más tenían

Un día otoñal cualquiera, cuajado de niebla, con la escarcha blanqueando el campo en desigual manera debido al viento, los perros marchaban acollarados con mosquetones enlazados entre sí por dos o tres eslabones. El perrero formaba las colleras eligiendo cada par desde el equilibrio que dan la jerarquía, el sexo, la edad o el carácter con el fin de guiarlos mejor y evitar grescas seguras.

Caminaban buscando los vados de arroyos y ríos, los pasos de la sierra que, una vez aprendidos, en la memoria quedaban para el resto de sus vidas. Con tiempo salían, porque quizás, tiempo, era lo que más tenían. Por caminos estrechos y sin cunetas, embarrados, con lagunas de agua, esas gentes hacían el viaje durante varios días cargados con todos lo avíos bajo la inclemencia del tiempo. Y, a pesar del esfuerzo hecho en la travesía, aún les quedaban arrestos para adentrarse en el monte y batir las manchas de cabo a rabo cuando por fin las alcanzaban. Me pregunto cuántos cazadores hoy lo seríamos en aquellas condiciones.

Todos revueltos: cazadores, perreros y ayudantes

Las jornadas eran intensas, desde antes del amanecer hasta el regreso bajo las estrellas, llevando en el estómago, en la mayoría de las ocasiones, tan sólo unas migas mañaneras. Solían cenar cocido y tras él les esperaba el suelo para dormir sobre sacos o montones de paja, todos revueltos: cazadores, perreros y ayudantes, donde sobraban pulgas y escaseaba la higiene. Únicamente la afición mantenía a estos hombres tres, cuatro y cinco días seguidos monteando por las sierras perdidas de Dios en condiciones tan duras.

Algunos dirán que eran tiempos de señoritos de relucientes zahones, pero por encima de linajes o abolengos, justo es reconocer que eran todos unos valientes dispuestos a pasar penurias, incomodidades y fracasos.

Caballeros perreros

Caballeros de la intemperie

Tiempos en que la caracola, a aquellos Caballeros de la intemperie, como les llamó Francisco García Sánchez en su libro ‘Relatos de Montería’, les debió sonar a música celestial, a pesar de tener que llegar por trochas y veredas, andando o en caballerías, para cerrar la mancha y cortar las querenciosas huidas, allá en la cuerda o en el más abrupto de los barrancos.

Olvidar de dónde venimos sería equivocar el camino.

Caballeros de la intemperie, por Ángel Luis Casado Molina

www.librosdecaza.es / [email protected]

Relacionado

Hablando de CORZOS, un libro esencial

Libros, quién dijo miedo

Enlaces a otros artículos de Ángel Luis Casado Molina

Junio, desafio a la cordura

Hurgando en la herida

La mocha

La menor

Cada lance, una historia

Brilla un lucero

Las cocineras y yo

Traílla en mano

De padres a hijos

Muérdago  Caballeros

Una nueva temporada

La berrea, ¿un recuerdo? 

Tocando el pito

Codornices con paraguas

Unas lágrimas

Ponerse las botas

Trenes y papeletas

Sombras al amanecer

A ningún lugar

Marzo de feria  Caballeros

26, cierre y fin. De vuelta a casa

Sisí y el lobo

Lavar la ropa Caballeros

Doce campanillas

Batida en Arbejal

De batidas con perros de rastro

¿Cuento?

Llamando a la puerta Caballeros

Septiembre es berrea

Calor de mil demonios

Trampantojos de verano

Puestos a buscar…

Tras el réquiem

Corzos de mayo

Perdiendo el norte

El que quiera entender…

Tiempo de corzos  Caballeros

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.