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Septiembre es berrea, por Ángel Luis Casado

Septiembre es berrea
Septiembre es berrea

En mi memoria Zamora, azotada por devastadores incendios este verano y tierra de los mejores venados en libertad de España

 

Como cazador y amante del campo mido el paso de los años por berreas vividas. Quizás porque llega antes de que se levante la veda general o quizás porque la espero apretado por el deseo de regresar al monte tras las vacaciones estivales. Quizás, quizás…

Pero sobre lo que no albergo duda alguna es que en la berrea confluyen la pasión del ciervo en celo y la de todo aquel que se siente atraído y atrapado por los regalos que nos ofrece la naturaleza. Este es uno de ellos; una cita a la que, si llegas tarde, habrás de esperar un año entero para volver a tener otra oportunidad.

Como si el verano dijera adiós o los venados tuvieran la llave de la nueva estación

El rumor del primer berrido que llega hasta nuestros oídos, remolón, bajo el frescor de la noche que despierta en nuestro interior diferentes sensaciones y emociones, como si el verano dijera adiós o los venados tuvieran la llave de la nueva estación. Sin embargo, el clima y su realidad cambiante continúan estirando el calor más allá de la propia berrea, obligándoles a variar su comportamiento, sobre todo, durante el día. El sofocante verano dura en exceso secando charcas, arroyos, ríos y hasta solanas, quedando las umbrías, los valles más frescos y con agua, como los únicos lugares donde aliviar el rigor del clima. De ellos asoman los berridos como envites en una partida de cartas, con poderío, desafiantes, con las coronas sobre el lomo mientras aprietan riñones e hinchan los pulmones lanzando el bramido al aire con la boca abierta, de par en par…

Septiembre es berrea

Proposición, desafío, llamada, aviso a navegantes; la berrea aúna todo

Una proposición, un desafío, una llamada, un aviso a navegantes; la berrea aúna todo esto en el más profundo y desgarrado canto que ningún otro animal llega a lanzar en época de celo. Durante dos a tres semanas los ciervos se entregarán sin medida, noche y día, a asegurar la continuidad de la especie. Porque berrea significa cortejar hembras recorriendo kilómetros sin descanso, medirse con rivales en un simple tanteo de fuerzas o combatir a cuerno partido o a vida o muerte. ¡A quién le puede sorprender que no se acuerden ni de comer!

Áspera y profunda suena la música. La letra la pone el viento, como el eco recogido entre montañas y sierras, contando a quien lo quiera escuchar, que es tiempo de celo. El tiempo de una de las especies más emblemáticas de la Península.

En la oscuridad de una noche fría el relato se magnifica. Prueben a oírla, es septiembre, sinónimo de berrea.

Por Ángel Luis Casado Molina / www.librosdecaza.es

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