Con la caza a cuestas Opiniones

Y a usted, ¿por qué le gusta la caza? Por Ángel Luis Casado

Por qué le gusta la caza
Y a usted, ¿por qué le gusta la caza?

A una parte de la sociedad le va lo de colocar en el escaparate a ‘maniquíes’ a quienes desnudar o etiquetar sin escucharlos siquiera, atizando duro si no caminan por donde ellos pisan o si se salen de la raya de lo supuestamente eco, sostenible o la madre que lo parió. Y les da igual quién sea, desde el Rey a personajes públicos o al vecino del quinto. Ni preguntan ni respetan. No está en su estilo. Primero reparten descalificativos y luego… si te he visto no me acuerdo.

No esperen disculpas ni rectificación alguna. Además, cuando te quieras dar cuenta, las redes sociales habrán tejido la caricatura con tanta inmediatez como escaso será el rigor de los improperios, aprovechando la innegable capacidad que para expandir la mierda tienen. Esto, que de gracioso tiene muy poco, conduce a algunas personas al suicidio por la presión continuada de la que son objeto.

Huyamos de los extremos y de las redes llamadas sociales. Nada puede haber más social que el trato con el semejante, el directo, cercano, tan simple como desear unos buenos días a un desconocido, ¡que aún sigue siendo gratis!, y sin embargo, irremediablemente, hasta eso se pierde.

No me gusta

No me gustan las televisiones públicas que adoctrinan (las privadas tampoco).

No me gusta que no se puedan dar libremente conferencias en la universidad.

No me gusta que educación sea aprobar asignaturas sin asistir siquiera al examen.

No me gustan los sindicatos que disfrutan mariscadas a costa de nuestros impuestos.

No me gusta el derroche del dinero que no se tiene o que es prestado.

No me gustan los gobiernos que se preocupan y gastan más en abolir la vida humana que en crearla.

No me gustan los políticos que se preocupan más por el bienestar animal que por el de las personas.

No me gustan las sociedades que se dejan adoctrinar políticamente y pierden el sentido común.

Me gusta

Me gusta ver un rebaño de ovejas pastando por un rastrojo.

Me gusta ver un tractor levantado barbechos tras las primeras lluvias del otoño.

Me gusta salir al campo a hacer leña de los árboles caídos sin ser denunciado por ello y no ver cómo se pudren y son gasolina para el fuego que todo devora y arrasa.

Me gusta la vida y vida son los mayores en los pueblos y ciudades. Respetados, no olvidados. Viviendo, no viendo pasar el tiempo.

Me gusta leer porque como decía el filósofo Sabater al diario El Mundo, “Quien ama la vida debe amar también la lectura, porque leer hace más ancha la vida”.

Y me gusta sentirme como aquel viejo que salía de noche a mear al corral y mirando el cielo estrellado con el chorro cayendo libre, decía: “esto debe ser el infinitu…” (yo creo era libertad).

Las tres ‘pes’ de Delibes

Para Miguel Delibes eran necesarias tres ‘pes’ para escribir una novela: un personaje, un paisaje y una pasión.

Le ruego piense, ¿cuántas necesitaría usted para justificar su afición por la caza? (Pes, ces, jotas o el abecedario completo).

Si ya lo ha hecho, reflexione también sobre el porqué habría de hacerlo. Tener que justificarla, digo.

–¡Oiga, no me ha contestado a la pregunta!

Lea, lea, ensánchese la vida e intente ser libre.

Por Ángel Luis Casado Molina / www.librosdecaza.es

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