Le crujen a esta España nuestra las costuras cinegéticas como lo hace un rastrojo en pleno agosto cuando le pones la bota encima. La caza está en el punto de mira del que manda y el dedo alcanza ya el gatillo. Se la acosa sin rigor, sin reunir toda la información, sin conocimiento, en definitiva.
El personal, en general, se sube a la ola anti caza que empuja con fuerza y arrastra sin dar tiempo a pensar siquiera por qué lo hacen, ni tampoco, las consecuencias que pueda acarrear su posicionamiento.
Tenemos un Director General del Bienestar Animal que proclama que beber leche es maltrato animal y apenas nos cuesta algo más de cien mil euros al año (más lo que le cuelgue al Departamento porque no creo que ande solo en este invento). Podría ser la primera piedra del Tribunal de la Inquisición Ecológica. ¿Se lo imaginan? Mejor no dar ideas que luego las carga el diablo.
El mercadillo político y social rebosa verderío
Hoy, el mercadillo político y social rebosa verderío (como si los cazadores no fuéramos los primeros defensores de la naturaleza, de palabra y obra, y no de postureo). Me dice un buen aficionado catalán que la culpa no hay que echarla sobre la clase política, que es del votante. Coincido con él. Somos libres de elegir a quien queramos peno no olviden las consecuencias de nuestra elección, que las tiene y habrá que apechugar después con ellas.
Mientras, hemos de seguir. Seguir llevando agua a los bebederos que tenemos en el campo para que el verano sea un poco más llevadero y continuar con el aporte extra de alimentación, que el estío es duro para muchas especies. En este punto encuentro interesante ponerse de acuerdo con todas esas personas que antes citaba (los de la ola), no vayamos a saturar el campo de comida, agua y, además, atasquemos los caminos con tanta gente yendo y viniendo (permítanme la ironía).
Hay que salir al campo porque a casa los corzos no van a venir
Se fue junio, que sigue siendo el mes que menos le gusta a la mayoría de los corceros. Suelo responder que hay que salir al campo porque a casa no van a venir y aquel siempre depara sorpresas. Y se marchó dejando la temporada del corzo en el umbral previo al celo; momento que exige de fino tacto para lograr que los mejores corzos del terreno dejen su semilla en él.
Tiempo también de esperas al jabalí. Trigos y avenas, principalmente, son escenarios de muchas historias, siempre buenas, porque lo principal es estar, no lo olviden. Después vendrán segundas partes: aguantar mosquitos, los sermones del animal cargado de aire y ¡los errores!, que no es todo dicha en la viña del Señor.
La ola de moda, se impone la moda de tapar en vez de resolver
Y mientras, la ola de moda. La vena ecológica que mantiene como argumento principal la prohibición de la caza y que el lobo ocupe la cumbre de la pirámide parece haber hipnotizado a buena parte de la sociedad.
El último en llegar es el partido de centro-derecha español que pretende dar a su programa un ramalazo ecológico junto a la causa feminista, “para lograr el voto transversal”, dicen. Y digo yo que si no serán las cosas un poco más sencillas a cómo nos las venden y si no debiéramos poner el acento en la educación (los papás también) en vez de tanta proclama vacua y demagógica.
Pareciera que el principal enemigo del hombre fuese la mujer y viceversa. Y de la naturaleza, que nos la venden en papel regalo con imágenes siempre idílicas, obviando su realidad, la cruda realidad; no duden que el lobo, en poco tiempo, ha de ser vegano. Se impone la moda de tapar en vez de resolver. Vender mantras en vez de solucionar. Confundir en vez de aclarar…, tergiversar y mentir. ¡Mal camino es ese!
Tal y como vamos, pronto habrá más lobos que personas en el campo
Los jabalíes siguen campando no ya por pueblos sino también por ciudades. Recientemente hemos sabido del ataque del lobo y del oso a personas que viven en el medio rural pero “se debe todo a errores humanos”. La sarna cabalga sin tener quien la combata y le ponga freno pasando de una especie al resto, poniendo en serio riesgo la cabaña ganadera y al hombre (del que ya se han dado casos). La sobrepoblación de cérvidos y de cabras monteses en ciertos Parques Nacionales continúa sin solución porque la solución que tiene no da votos.
Tal y como vamos, pronto habrá más lobos que personas en el campo. Y no es demagogia. Como tampoco lo es que el bocadillo será un sándwich vegetal porque la carne, el pescado o los huevos, si no quedarán prohibidos será delito comerlos porque ¡para eso tenemos carne vegetal!… ¡de los mejores laboratorios!
Quedarán las ovejas… la ola
Prepárense para que les organicen aún más la vida: esto ha de comer, esto otro ha de hacer, etc., etc. No es de extrañar que quieran acabar con la iniciativa y la excelencia. La incultura es el mejor caldo para sus recetas, que nadie piense, que nadie comprenda… Quedarán las ovejas, si hay suerte y no se las come el lobo, ya saben, el de la cúspide…
−¿Y dónde ubica usted al hombre?
¡Subido a la ola! Feliz y sin necesidad de pensar que ya habrá quien lo haga por él. Pero eso sí, verde y feminista, ¡eh!
−Oiga, póngame en el rebaño, ¡no me vayan a señalar!
Quedarán las ovejas… la ola
