Coloquios con J. I. Herce Opiniones

Jaime Patiño: «la caza es el eslabón que nos une con nuestro pasado». Coloquios con J. I. Herce

caza es coloquios
José Ignacio Herce Álvarez es secretario de la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid y director de la Reserva de Caza Sonsaz-Madrid

caza es Coloquios
José Ignacio Herce y Jaime Patiño antes de comenzar el interesantísimo coloquio.

A lo largo de todos mis coloquios he tenido el placer de charlar con muchos conocidos, amigos y en algunos de ellos, con personas a la que me vincula una relación afectiva muy especial. Jaime Patiño Mitjans (JP), XXIII conde de Teba y XVII conde de Baños, se encuentra dentro de esas personas.

Nos conocemos desde hace más de treinta años y durante todo ese tiempo hemos tenido una vinculación personal y cinegética, personal por mi vinculación con su padre, Francisco de Borja Patiño Arróspide, conde del Arco, del que guardo un imborrable recuerdo y cinegética por las miles de perdices que hemos tenido el placer de disfrutar en estos años.

Jaime ha estado vinculado siempre con la caza, desde su abuelo, conocido familiarmente como Bunting y XXI conde de Teba, insigne tirador y cazador, hasta su padre Borja Patiño, conde del Arco.

JIH: Jaime, para situarnos una pregunta básica, ¿qué es para ti la caza?

JP: (Piensa) La caza es una afición, no es la muerte, no es el cobrar las piezas, es una forma de vida.

No conozco ningún cazador ‘de verdad’ que sea una mala persona.

Los cazadores por conocer su lugar en la vida, son más hospitalarios, más solidarios, aman a sus perros, están mucho más en contacto con la naturaleza, con sus raíces y, por eso, la caza es entender tu lugar en la naturaleza, es el respeto a los animales, a una forma de vida ancestral y, sobre todo, mucho más que matar, es el arte de conocer los hábitos de los animales, de saber situarte en el sitio adecuado… en suma, para mí la caza es el eslabón que nos une con nuestro pasado, es ser parte de la propia naturaleza, de volver a la ‘madre patria’.

«La caza es una afición, no es la muerte, no es el cobrar las piezas, es una forma de vida»

caza es Coloquios

JIH: ¿Cuál es el espacio que corresponde a la caza dentro del mundo rural?

JP: Fundamental, el mundo rural es una forma de vida y en todos aquellos ‘mundos rurales’ que he conocido, la caza es una forma sustancial a la vez que forma parte de ellos mismos.

Donde no está aceptada es en los mundos artificiales, en el mundo de la ciudad donde la gente compra el pollo en los supermercados frente a los que tienen que matarlo ellos mismos, frente a la gente que acepta la caza porque saben cuál es su lugar y el del animal.

Además, es una solución económica para el futuro del mundo rural, quizá la última en un mundo donde los productos del campo cada vez valen menos.

JIH: Se están utilizando mucho los aspectos económicos de la caza a la hora de defenderla, ¿crees que verdaderamente es el principal pilar sobre el que se puede sustentar esa defensa?

JP: Tienes toda la razón, es algo que me molesta muchísimo.

Yo llegué a un mundo en el que la caza no era comercial, a mí se educó y he vivido en un mundo en el que la caza era una forma de vida, era una disciplina, era vivir una forma de vida en la que tenías unas reglas que debías conocer y aprender para hacerte un hombre.

Mi abuelo decía que lo que más le gustaba de la caza era la soledad y aprender a conocerse a sí mismo, a controlarse, a frenar tus emociones, tus pasiones… por desgracia ahora vivimos en un mundo mercantilista, falso, en el que en los últimos tiempos todo ha cambiado porque los valores no son los de antes, ahora todo es dinero y el dinero es un medio no un fin.

«Mi abuelo decía que lo que más le gustaba de la caza era la soledad y aprender a conocerse a sí mismo, a controlarse, a frenar tus emociones, tus pasiones…»

JIH: ¿Para ti existe una ética y una estética en y de la caza?

JP: (Sonríe) Es muy sencillo, a mí me gusta conservar nuestras tradiciones porque las considero parte de nuestra idiosincrasia y lo que se denomina ‘elegancia’ no es sino una cortesía estética que significa respeto.

Mira, piensa lo que pasaría si un torero saliera a la plaza en chándal o los militares en un desfile en pijama, evidentemente no sería lo mismo porque sus atuendos nos recuerdan lo que son.

Yo intento defender mi patria, mis costumbres, mi mundo, en suma, a capa y espada.

JIH: A tu juicio, ¿España se encuentra cerca o lejos de este ideal tuyo?

JP: (Sonríe) Lejos… En España me molesta mucho que en la caza se primen los resultados a la forma. Lo bonito de la caza es buscar.

Fíjate, por ejemplo, el caso de un buen amigo alemán que me contaba cómo había dedicado 1.000 horas hasta conseguir cazar el venado que eligió y te aseguro que en su finca tiene de los mejores de Europa. Eso es para mí el espíritu de la caza.

«En España me molesta mucho que en la caza se primen los resultados a la forma. Lo bonito de la caza es buscar»

JIH: ¿Cuál sería tu referente mundial en esta materia?

JP: Pues mira, me sorprende mucho Portugal y te preguntaras por qué. Piensa que tiene pueblos maravillosos y bien conservados porque han sido pobres, en cuanto llega la riqueza las mejores zonas se destruyen porque el dinero todo lo corrompe.

Donde más se respeta a la caza, sus valores y a los cazadores es precisamente en las zonas más pobres de Europa –sobre todo en países que fueron comunistas– donde la caza sigue siendo un referente y además no están ‘contaminadas’ porque no tienen ecologistas, que no dejan de ser los tontos útiles mientras los que ‘mueven la rama’ son los que viven.

Estos animalistas se dan solo en las ciudades urbanas ricas, porque es donde se puede elegir.

JIH: Dime qué valores deben imperar en la caza

JP: Yo que salgo a cazar mucho fuera, te diría algunas cosas que echo de menos en España.

Lo primero que yo soy un gran defensor de las torretas, no solo por seguridad, sino para tirar en su sitio, porque el mayor pecado que hay en la caza es espantarla y cuando un bicho te encuentra, le echas el aire y te localiza, lo espantas y desde la torreta esto no pasa. Además, la caza hay que tirarla en su lugar, me molestan mucho los tiros largos… hay que dejar al bicho cumplir.

Luego tampoco me gusta el abuso de los colorines, de vestirnos de naranja, algo que considero peyorativo para la caza porque la hace aparecer como algo peligroso y, por supuesto, me encantaría recuperar las ceremonias de caza de otros países.

«La caza hay que tirarla en su lugar, me molestan mucho los tiros largos… hay que dejar al bicho cumplir»

JIH: ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Esto es aplicable al mundo de la caza?

JP: El mundo de ahora tiene cosas muy buenas y otras catastróficas.

Se han perdido mucho las relaciones humanas, estamos encerrados en ciudades y la gente de la ciudad se cree superior a los del campo por el mero hecho de vivir en ellas.

Se han perdido valores, el saber, el aprender, el respetar, en general todo lo que no sea hacer dinero.

Me encantaría recuperar cosas como volver al caballo en vez de ir en todoterreno porque yo creo que el animal al que vas a matar merece el respeto, el rito y la conciencia que te hace pensar en que lo que tu sufres para llegar a la cumbre para tirar una cabra, por ejemplo, con el granizo dándote en la cara, de alguna manera te hace merecer cobrarla, pero si subes en todoterreno, la tiras desde la ventanilla, pues creo que entonces tanto.

JIH: Tú has cazado todo y de todo prácticamente, se habla de la montería, en mano… ¿qué modalidad cinegética crees que encarna los valores cinegéticos más tradicionales?

JP: No tengo más remedio que defender lo mío, mi pasión, el ‘arte supremo’, el lanceo.

Es lo máximo porque para llevarlo a cabo necesitas entenderte con tu caballo, después saber estar en el lugar, conocer los hábitos del animal, encontrar el momento adecuado para entrarle y entablar un combate de poder a poder donde las posibilidades del jabalí son muchísimas, quizá más que las nuestras.

De hecho, el arte de la montería en su origen era a caballo y con lanza.

«El lanceo es lo máximo porque para llevarlo a cabo necesitas entenderte con tu caballo, después saber estar en el lugar, conocer los hábitos del animal…»

JIH: En base a lo anterior, estamos hablando mucho del cazador, pero, ¿y el gestor?, ¿qué papel está desempeñando en esta situación actual? ¿Qué está primando a la hora de hacer gestión?

JP: Yo siempre hablo de mi referente en el mundo de la caza que fue Ricardo Medem porque él me enseñó a cazar y comprendí que el mundo tenía otro valor.

La labor del productor de caza o el gestor es absolutamente encomiable y a él le corresponde llevar a cabo aquello de que «todo tiene que cambiar para que todo siga igual» (ríe).

Dentro de estos cambios está el de que hay que democratizar la caza porque cuanta más caza haya, más gente puede acceder a cazar y con ello habrá más gente que la pueda entender porque hoy día la gente de las ciudades no entiende la caza precisamente porque no la conoce, porque no caza, en suma.

«Hay que democratizar la caza porque cuanta más caza haya, más gente puede acceder a cazar»

JIH: Hablemos de algo que conoces bien, de perdices. A la hora de afrontar una jornada de caza, ¿impera la calidad o la cantidad? ¿Hemos pasado de disfrutar jornadas de caza a pasar días de tiro? Me estoy refiriendo a las sueltas, ojeos…

Hay que entender que las perdices es un mundo distinto, hay mucho más tiro, práctica, swing, es estar en el campo más que entender la perdiz.

El cazador de perdiz disfruta de una manera sofisticada de la caza, es otra manera de cazar.

Como curiosidad te digo que la caza en ojeo se importó de Inglaterra por mi familia –que como sabes es medio inglesa– y la primera cacería en España se dio no recuerdo si en Ventosilla o en El Rincón sobre 1850.

«La caza en ojeo se importó de Inglaterra por mi familia y la primera cacería en España se dio no recuerdo si en Ventosilla o en El Rincón sobre 1850»

JIH: ¿Qué opinas de la ‘trofeitis’?

JP: Me parece encomiable que haya unos productores de caza que consigan unos ejemplares estupendos, lo que no me parece bonito es que los animales pierdan su ‘fiereza’, que se amansen, en suma.

Para mí el trofeo no es lo más importante, aunque me parece fenomenal que la gente busque el gran trofeo.

A mí me parece que el trofeo debe conseguirse en berrea y si te sale en montería, pues que suerte has tenido.

Me contaba mi abuelo que entonces no se valoraban los trofeos porque no había calidad, era más importante el hecho de cazar, luego con el tiempo fueron mejorando en calidad y se comenzó a valorar como tal. Ricardo Medem los llamaba coleccionistas, yo no los entiendo, pero los respeto.

Un medallista quizá lo que compra es prestigio.

JIH: ¿Cuáles son a tu juicio los males de la caza en la actualidad? ¿Qué te indigna dentro del panorama cinegético nacional?

JP: (Tajante) La Administración (ríe).

En concreto en el tema caza lo que más me molesta son los tiros largos, sobre todo en montería porque lo único que haces es herir, romper la carrera. La montería es el arte de engañar al animal para que te entre lo más cerca a tu puesto y disfrutes de su llegada que es lo que me parece lo más importante de todo.

Puedo entender el tiro largo con la escopeta, pero con el rifle me parece fatal.

JIH: ¿Crees que se ha perdido el romanticismo en la caza?

JP: Por supuesto. Me encantaría recuperar la montería a la antigua, con postores a caballo, que fuera obligatorio ir vestidos como se iba antes, los perreros con las caracolas, con los perros acollarados, eso sería una vuelta al pasado.

Preferiría puestos naturales, más en lugares dominantes que querenciosos.

«Me encantaría recuperar la montería a la antigua, con postores a caballo, que fuera obligatorio ir vestidos como se iba antes, los perreros con las caracolas, con los perros acollarados…»

JIH: Tú has vivido y padeces muy directamente el conservacionismo y, más concretamente, el animalismo. ¿Cuál es tu opinión con respecto a estas corrientes y como las has visto evolucionar en el tiempo?

JP: Esto es un negocio. He visto crecer exponencialmente en la Administración lo que llaman el tema del medioambiente –y es medio porque el otro medio nos lo han robado (ríe)– que solo ha añadido tramites, papeles… que no nos han conducido a nada.

Se ha convertido en un monstruo del que, sin duda, hay que defenderse.

Dentro de ese mundo, el animalismo es el que les ha dado una fuerza y una razón de ser porque están castigando el mundo rural tradicional, consideran que este tiene que ser tutelado por todos estos personajes que son como los profesores del colegio y nosotros los alumnos malos y díscolos.

JIH: Tú conoces la caza como cazador, gestor, administrado y, ante tu respuesta anterior, ¿cuál crees que ha sido la evolución de la Administración en estos tiempos y a que crees que ha sido debida?

JP: El mundo cambió cuando se fueron los hombres y llegó la gente. En el ICONA eran hombres, ahora son gente.

La persona que antes manejaba el azadón ahora maneja la fotocopiadora, ¿dónde están aquellos guardas de los que siempre aprendías algo?, ¿o esos técnicos que estaban en lo que les gustaba, como Mundo, Mena o tú mismo? Unos caballeros, muy diferentes a lo que te encuentras ahora que cada vez que tengo que verlos no te digo de lo que me dan ganas de hacer, ahora no están donde quieren estar.

«El mundo cambió cuando se fueron los hombres y llegó la gente. En el ICONA eran hombres, ahora son gente»

caza es Coloquios

JIH: ¿Cómo ves la caza en el momento actual? Crees que todas estas movilizaciones, manifestaciones dispares… ¿Son una imagen de la unión o de la desunión precisamente del mundo de la caza?

JP: Ya decían tanto Bismarck como Hitler que los españoles somos desunidos e indisciplinados (ríe), pero por encima de todo e independientemente de la desunión, lo que hay de forma generalizada es una enorme indignación porque están pisando nuestros derechos de una forma nunca vista.

JIH: ¿Cuál crees que es el futuro de la caza a medio-largo plazo y cual piensas de debe de ser el papel que deben de jugar los cazadores en ese futuro?

JP: Creo que hay un punto muy importante, se ha cortado el cordón umbilical entre la ciudad y el campo y si no recuperamos la relación entre el hombre y la tierra habremos perdido todo.

Quizá habría que intentar incorporar ecologistas a una montería y que la conocieran.

La verdad es que soy pesimista en relación a ese futuro.

«Se ha cortado el cordón umbilical entre la ciudad y el campo y si no recuperamos la relación entre el hombre y la tierra habremos perdido todo»

JIH: El día que te retires, ¿cuál sería tu paraíso cinegético?

JP: Mi corazón esta partido entre Prados y Ventosilla. Prados tiene mi corazón de campo y Ventosilla el cinegético.

Como paraíso de caza tal vez sería Argentina, allí hay magníficas tiradas de todo, tiene caballos… y quizá sea el mundo más rural que he conocido.

 

JIH: Ya es la hora, vamos a comer, ¿qué plato de caza te hace salivar solo de pensarlo?

JP: Me encanta el pichón, el corzo… pero por encima de todo recuerdo siempre las tórtolas con mucha sal fritas que me hacía Julia en Ventosilla acompañadas de un gazpacho a base de tomate y ajo que me preparaba Perico, su marido, algo inolvidable (sonríe).

«Por encima de todo recuerdo siempre las tórtolas con mucha sal fritas que me hacía Julia en Ventosilla»

caza es Coloquios

Si como espero este coloquio os ha gustado leerlo tanto como a mí hacerlo, no es menos cierto que es más lo que he omitido que lo recogido en él.

Fue una charla tan distendida, agradable, llena de anécdotas, algunas de ellas comunes, citas, recuerdos… que me es imposible transcribirlo todo porque acabaríamos con el espacio de la página.

Siento todo lo que os vais a perder pero creo que con lo recogido he reflejado bastante bien a mi querido amigo Jaime Patiño y espero poder transmitiros buena parte de lo que puede disfrutar con él, mientras echaba cantidades ingentes de picante al brebaje que estaba bebiendo.

Coloquios con José Ignacio Herce Álvarez

Últimos Coloquios de José Ignacio Herce

Isabel Benjumea, la voz de nuestras tradiciones en Europa

Coloquio de José Ignacio Herce con ‘Jota’, pero, ¿quién es ‘Jota’?

Coloquio de J. I. Herce con Arturo González que presenta su proyecto de homologación de hembras de cabra montés

Lolo De Juan: «el mayor enemigo de la caza lo tenemos dentro»

Javier Zamorano: «Si somos lo que somos es por ser consumidores de carne y gracias a la caza»

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.