Me voy a dormir, mañana se abre la veda y he quedado temprano.
¡Buenas noches!
Me meto en la cama, no paro de dar vueltas y no consigo dormirme. En vez de ovejas cuento jabalíes cruzando una traviesa. ¡No hay manera! Sigo contando jabalíes: ¡vaya puesto! Pierdo la cuenta y el cansancio pone el resto… ¿me duermo?
¡¡Tannn!! La una. Sueños
Saco del armario de seguridad mi escopeta y ya voy pensando en todo lo demás: las balas, las botas… que luego en el campo me acordaré de lo que me dejé en casa y en fin… algo se me olvida, seguro.
¡¡Tannn, tannn!! Las dos. Sueños
Vaya conejo que se me acaba de ir… ¡Tres tiros y ni tocarlo! Para más choteo, ha acabado pasándome por entre las piernas y se ha embocado en el vivar que tengo a mi espalda. Cómo sea este el que iba a hacer compañía a las patatas… ¡Apañados estamos! ¡Bueno, las patatas a lo pobre tampoco es un mal plato!
¡¡Tannn, tannn, tannn!! Las tres. Sueños
El perro viene derecho al puesto con el jaijai que no se le cae de la boca… ¡este me entra fijo! ¡Pum! ¡Halaaaa, ya me lo han cortao! Bajo el arma y el malditamadre (que diría Aguayo) cruza el cortadero en un abrir y cerrar de ojos. Tendría prisa…
¡¡Tannn…!! Las cuatro. Sueños
Acabo oír tirar a mi amigo, Paco. Lo sé porque han sonado los dos tiros de un express que casi echan abajo la sierra. Me da el pálpito de que el bicho se le ha marchado, me preparo por si acaso y, en menos que canta un gallo, lo veo asomar por el rabillo del ojo, colándose por donde no me lo esperaba. Me retuerzo como “la Comaneci” en sus mejores tiempos y le suelto un tiro que lo deja tieso en mitad de un clarete. ¡Vaya pantalones que le he cortao a mi amigo! ¡Tendrá que aguantarme luego!
¡¡Tannn…!! Las cinco. Sueños
¡Cómo estaban las judías! He repetido y mi suegro, también. A este hombre cualquier día le va a dar algo, ¡hay que ver lo que come! Yo, sin embargo, estoy hecho un pincel, no hay más que verme. Todavía no entiendo cómo me dice el médico que me sobran veinte kilos.
¡¡Tannn…!! Las seis. Sueños
Me duele la tripa. ¿Serán las judías?
¡¡¡Prrrrriiiiiiiiii!!! Suena el despertador. Vaya cuerpecito tengo, estoy como si me hubieran dao una paliza. Así va a ir de caza su padr…
¡¡¡Ya me he puesto los pantalones!!! A ver si el cagaprisas del Paco me espera cinco minutos, que digo yo que ¡qué son cinco minutos! Qué luego tomando café en el bar no tié prisa alguna.
Bajo a la calle, hace un frío que pela y todo está oscuro, aún no ha amanecido. Me saluda el quiosquero como si hubiese visto a un astronauta. Este tío cada día es más raro. Me imagino que le fastidia que me vaya de caza y que él tenga que trabajar. ¡Qué hubiera estudiao!
–Queeeeé, ¿a África? (Ahí lo llevas al gañán este, sexador de pollos y parece un ministro).
–¡¡¡Pues no!!! A Guadalajara, a estrenar la temporada con los amigos. (Yo creo que este tío cada día está peor).
–Pues va usted con tiempo. Y no lo digo por la hora de camino que le separa de allí, no, sino porque hasta el domingo no arranca la temporada y hoy, perdone usted, es sábado.
El perro aprovecha mi incertidumbre para estirar las patas y hace una primera muestra, a pata levantada, sobre el alcorque de un árbol. La gente mira con extrañeza. ¿No habrán visto nunca a nadie sacar al perro por la Castellana vestido de verde? Total, el morral a la espalda y la escopeta al hombro…, no veo que sean motivo como para hacerse un esguince de cuello mirando, ¡digo yo!
¿Dónde andará el Paco?
… /…
¡Los sueños, sueños son!
Perdonen el desarreglo, pero con los sueños es lo que hay y no hay que olvidar que: ¡los sueños, sueños son!
Sueños aparte, la realidad nos dice que estamos en el preámbulo de una nueva temporada. Qué llegarán noches de mal dormir y poco descansar. Qué seguirán los nervios previos al día de caza porque, noveles o veteranos, la pasión va por dentro, nos puede y hasta juega con nosotros. El día que no suceda así, quizás estemos de retirada. Por tanto, disfruten.
¡Y que no falte el humor! Porque con buen humor las cosas que han salido mal saben mejor y las que salieron bien…, ¡ni les cuento!
¡Feliz temporada a todos!