Recechando rebecos en el Parque Natural de Somiedo.
Con 39.164 hectáreas, el Parque Natural de Somiedo se encuentra en área central de la Cordillera Cantábrica.
Corresponde geográficamente con el municipio de Somiedo, que queda completamente incluido en el Parque, y los de Belmonte de Miranda y Teverga, todos ellos en Asturias.
- Parque Natural declarado en 1988.
- Lugar de Importancia Comunitaria de Somiedo.
- Zona de Especial Protección para las Aves de Somiedo.
- Declarado Reserva de la Biosfera de Somiedo por la Unesco en el año 2000
Uno de los emblemas de Somiedo son los teitos, cabañas con cubierta vegetal para el refugio de personas y ganado, que se remontan en su origen a la época medieval, dentro de las dinámicas de competencia por los pastos que hicieron parcelar los de altura de Somiedo.
Actualmente, su conservación es crítica, tanto que en algunos pueblos y brañas han desaparecido ya todas las construcciones que existían de este tipo, y hoy los visitantes y curiosos sólo pueden contemplar sus ruinas.
La caza de montaña, caza en estado puro
Al cazador de montaña, como primer requisito, le tiene que gustar mucho la caza, pero, por supuesto, también, y mucho, la montaña.
De hecho, practicar este tipo de caza y ser montañero significa disfrutar doblemente.
Aun ho,y después de muchos años cazando rebecos y con un buen número de ellos abatidos, recuerdo los consejos de mi maestro en lo que a la caza de rebecos se refiere, Chema ‘Quiros’:
“La montaña es muy traicionera y debemos respetarla, en la montaña el único medio de transporte confiable son nuestra piernas.
Por la montaña debemos movernos despacio, sin prisa, allí arriba las prisas no existen, moverse con prisa es hacer ruido, en la montaña los ruidos extraños no son bien recibidos por los animales y mucho menos por el rebeco, capaz de divisar nuestra presencia a muchos metros.
Para cazar los rebecos en Somiedo tenemos que ganar la cuerda, una vez en esta ya le hemos ganado al rebeco mucho”.
Tras los rebecos en Somiedo
Cuando hace unos días mi amigo Daniel Menéndez me pidió que le acompañase a un rececho de rebeco en Somiedo que le había correspondido, más concretamente en la zona de Saliencia, no lo dudé ni un instante.
Si existe una modalidad de caza que me apasiona esa es la caza de alta montaña, nada es comparable a un rececho de rebeco, la grandeza de la montaña donde casi se toca el cielo con las manos, donde se escuchan hasta los silencios, donde cazador y animal libran una batalla en igualdad de condiciones. Caza en estado puro.
Después del consiguiente madrugon, salimos de Oviedo en dirección a Saliencia, (Somiedo), allí habíamos quedado con el guarda Eladio, guarda de los de antaño, guarda de vocación, de los que aun viven en la zona de caza, de los guardas que no saben de horarios.
Como no podía ser de otra forma la empatia con Eladio fue inmediata y así, durante el trayecto del pueblo de Saliencia hasta el cazadero en el límite con el coto de Torrestio (en Castilla y León), intercambiamos opiniones sobre la situación de la caza en Asturias y más concretamente de las reservas.
Los primeros rebecos de Somiedo
Nada más empezar a cazar ya empezamos a divisar algunos rebecos, nada que merezca la pena, hembras y algunas crías.
Al poco rato diviso un macho que ya está muy pendiente de nosotros, no es gran cosa, un macho de unos cuatro años.
Seguimos recechando, disfrutando del espectacular paisaje, vemos un grupo de ciervas que ni se inmutan con nuestra presencia. No tardamos mucho en ver un grupo de machos que enseguida detectan nuestra presencia, pero no están todavía muy tiroteados y nos aguantan.
Eladio, el guarda, ve un rebeco apartado del grupo, está a unos 500 metros, decidimos echar mano del “mirón” y comprobar si merece la pena. Es un macho de unos cinco años, una buena opción para un representativo, pero escaso para un permiso de trofeo como el que mi amigo Dani disfruta.
Es temprano, apenas se acercan las agujas del reloj a las nueve de la mañana, el rebeco no es gran cosa, pero las posibilidades de abatir algo mejor no son muchas.
Dudamos entre dejarle e intentar encontrar un ejemplar mejor o hacerle una entrada y abatirlo.
Ganando la cuerda
Nos acercamos a unos 340 metros, le miramos y remiramos, el rebeco está tranquilo, es un macho que, seguramente, dentro de tres o cuatro años será un muy buen rebeco.
La entrada ha sido bonita, como mandan los cánones, ganando la cuerda, sin prisa, sin perder de vista al rebeco.
Las dudas continúan y no acabamos de decidirnos a tirar. Eladio, el guarda, nos invita a seguir cazando, Dani me mira, mi opinión ya la conoce, los rebecos que ahora mismo se abaten en este área son todos similares, machos de 5/6 años.
Si además tenemos en cuenta que en esa misma semana vamos a disfrutar de otros dos permisos en Babia (León), yo no me lo pensaría.
Casi sin darnos cuenta el rebeco ya está en el suelo, un disparo extraordinario, con cierta dificultad, pues además de la distancia de 340 metros, el rebeco estaba un poco más alto que nosotros, pero una vez más el bueno de Dani es fiable al cien por cien en el disparo, no así a la hora de distinguir los rebecos machos de las hembras.
¿Demasiados permisos de caza? rebecos en Somiedo
Después de las felicitaciones de rigor nos acercamos al rebeco, un bonito ejemplar, grueso, pero corto. No nos hemos equivocado nada: un rebeco de unos cinco años.
Eladio nos explica el motivo de la escasez de buenos rebecos de trofeo. Se dan demasiados permisos en esa zona, sería aconsejable dar menos y abatir más hembras, pues en la actualidad existe una gran desproporción importante entre machos y hembras.
Bueno sería que los “técnicos” en la materia tomen buena nota y tengan en cuenta la opinión de los guardas de las Reservas de Caza de Asturias, pues aun nos quedan algunos, cada vez menos, que saben, y mucho, de la gestión cinegética y conocen como nadie las dinámicas poblacionales de las especies cinegéticas en estas Reservas de Caza asturianas, no hace mucho modelo de gestión a imitar y hoy modelo de gestión a desterrar.