El eland (Taurotragus oryx) es un antílope único que, por su fuerza, su agilidad y su gran corpulencia, nadie diría que es un antílope y muchos lo verían más cercano a bóvidos como toros o búfalos.
Cuando alguien caza un eland, se da cuenta de que es algo diferente, un animal que no pasa desapercibido, y cuyo lance quedará grabado para siempre en la memoria.
Es un animal que suele vender cara su piel, desconfiado, se mueve en grupos y siempre hay algún ejemplar vigilando que nos impide la aproximación. Su rececho es un reto para el cazador y, cuando finalmente es capaz de derribarlo, es una auténtica mole, un gigante del mundo animal.