Quiso ser la protagonista, la dichosa niebla, y casi lo consigue. Pero por encima de sus pretensiones de aguar la fiesta, había algo muy importante, y siempre presente, en esto lo nuestro, que no es otra cosa que la ilusión y las ganas de hacer las cosas bien… y con eso no hay quien pueda y se salvan todos los imponderables, el de la niebla… e, incluso, hasta si al Seprona le da por ‘tocar la gaita’, nunca mejor dicho por las tierras en las que nos encontrábamos.