Fuente: diariodemallorca.es
Unos cincuenta cazadores de la sociedad de Selva se dispersaron ayer por diversas zonas públicas del municipio para acabar con cuantas bolsas de procesionaria del pino les fuera posible. Ayer, último día de caza de la temporada, se celebró la jornada de control de esta plaga, tal y como viene haciéndose desde hace 30 años.
Los cazadores aportaron sus escopetas y su puntería mientras que la munición, más de 2.000 cartuchos de perdigón mostaza, fue aportada por el Ayuntamiento de la localidad.
La comuna de Biniamar, la de Caimari, el enclave de Crist Rey, así como los jardines y alrededores del cementerio fueron ´limpiados´ de esta molesta plaga que provoca daños en los pinares y molestias urticantes a muchos excursionistas.
Llorenç Palou, presidente de la Sociedad de Cazadores de Selva, manifestó que «la labor de disparar a las bolsas de seda no consigue erradicar la plaga, pero sí que sirve de freno para paliar su expansión». El portavoz de los cazadores indicó: «Lo que hacemos es controlarla para intentar que no se extienda más, aunque sabemos que no es esa la solución definitiva». El presidente explicó además que «se aprovecha la última jornada de caza para llevar a cabo esta actividad porque si se pretende disparar a las bolsas en período de veda existen muchas trabas burocráticas».
Por esa razón ayer se llevó a cabo la tirada, aunque los integrantes de la misma reconocían que las bolsas aún son algo pequeñas este año.
Cristòfol Barceló, concejal de Medio Ambiente de Selva, informó que «El coste de la munición utilizada es de unos 600 euros». El edil pormenorizó que «el Ayuntamiento contribuye gustoso a controlar la plaga, pero nunca se podrá lograr una solución definitiva si no se unen todas las administraciones competentes y los propietarios de fincas privadas. Nosotros limpiamos las zonas municipales, pero si se reproducen en una finca privada vuelven a invadirlo todo».
