En la prensa

La media veda arranca con incremento de codorniz en distintas zonas

La semana pasada comenzó en Navarra uno de los períodos más ansiados para los cazadores, ya que representa la vuelta al campo con los perros tras varios meses sin realizar capturas.

Desde el 15 de agosto y hasta el 15 de septiembre, en la Comunidad Foral se desarrolla la media veda para la codorniz, la paloma torcaz y la tórtola. Sin duda alguna, la reina es la primera de ellas, una especie que despierta gran ilusión y expectativa entre los cazadores, sobre todo porque coincide con el momento de desveda y también al ser una práctica en la que el perro ejerce un papel fundamental. De hecho, su caza no se puede entender sin la compañía de un can bien adiestrado.

Resulta fundamental seguir por ello unas pautas para su cuidado y preparación, y con las que mejorar su salud, bienestar y ejecución práctica de la búsqueda y cobro de las piezas. La Real Federación Española de Caza aconseja que, antes de la actividad cinegética, se verifiquen sus documentos y vacunaciones;se entrene al perro y se le proporcione una alimentación alta en energía;y se le realicen tratamientos antiparasitarios frente a pulgas, garrapatas o mosquitos. Además, durante la jornada se debe tener especial cuidado con el calor y buscar terrenos con recursos hídricos o portar agua suficiente. Por último, tras finalizar el día de caza hay que vigilar las condiciones de su transporte, revisar las almohadillas de sus patas, garantizarles sombra y agua, así como explorar su piel y su nariz, párpados, orejas y genitales.

Una vez que los perros estén listos, es importante también conocer las características más relevantes de la codorniz. Se trata de un ave cuya capacidad reproductiva es alta, con dos o tres puestas anuales, en las que se dan de entre 8 a 12 huevos. Se alimenta fundamentalmente de granos de cereal, semillas e invertebrados. En cuanto a sus migraciones, aunque protagoniza largos recorridos, presenta unos patrones de movimiento complejos, en los que se suelen dar a su vez desplazamientos a menor escala, en función de condicionantes como la pluviometría, la disponibilidad de alimento o la presencia de determinados cultivos.

Esta serie de factores no es baladí a la hora de analizar la evolución de su presencia en Navarra, ya que las densidades de población están influenciadas por un ambiente húmedo, cultivos verdes o cereales tardíos. Sus movimientos por la Comunidad Foral han sido este año bastante irregulares. En mayo, se registraron muchas codornices en la cuenca de Pamplona y en la zona de Tierra Estella más próxima a Álava. Sin embargo, su estadía es cada vez más escasa en territorio navarro a medida que avanzan las fechas hacia el verano. En algunos cotos, incluso, llega a desaparecer completamente.

Aitor Merino, ingeniero forestal y asesor técnico de la Federación Navarra de Caza, expone que esta situación se produce debido “a las prácticas agrícolas actuales, con ciclos de cereal cada vez más cortos, cosechas de campos tempranas, restos de paja retirados con prontitud y altura de rastrojos insuficiente para ofrecer protección y cobertura”. A todos estos factores se une, asimismo, “la simplificación del paisaje por los efectos de la concentración parcelaria”, por lo que muchas codornices abandonan los cotos antes de iniciarse la época de caza. Tal y como subraya, “el principal factor de regresión de la especie es la alteración del hábitat del que depende”.

Con estas prácticas agrícolas, las poblaciones de codorniz en Navarra venían experimentando una tendencia a la baja en los últimos años, aunque en este 2019 ha habido zonas en las que han remontado. En la primera semana de la media veda -expone Merino- se ha percibido más abundancia de codorniz en algunas localidades de Tierra Estella cercanas a la muga con Álava, como Cabredo, Genevilla o Acedo, lugares en los que se han completado los cupos, de diez ejemplares al día. También en los enclaves cerealistas entre Sangüesa y Aoiz se han realizado abundantes capturas. Y fuera de la Comunidad Foral, en zonas altas de Soria y Burgos en las que la cosecha de cereal ha ido más retrasada “se han conseguido capturas como hacía años que no se lograba” (en Castilla y León, el cupo diario es de 25).

Para Merino, junto al cambio de las circunstancias agrícolas, la gestión de las poblaciones de codorniz exige una visión más global. “Es una especie muy dependiente de su ordenación en otros países y en otras zonas geográficas. Si aquí en España estamos intentando regularla a base de cupos, pero después en África no hay ningún tipo de normativa, no nos sirve de nada. La visión localista no es la más adecuada”, concluye.

En la media veda de Navarra también se permite la caza de la paloma torcaz, cuyo número de ejemplares va al alza, y de la tórtola, un ave cuya caza está cuestionada por algunos colectivos ecologistas. La organización Eguzki, por ejemplo, criticó que el Gobierno foral permitiera sus capturas este año. No obstante, los registros y estudios en el terreno minoran el sentido de sus protestas, ya que los datos de campo han demostrado que la presencia de tórtolas es cuantiosa y, en muchos acotados, con alta abundancia, sobre todo en las zonas más proclives para la especie.

Fuente: Noticias de Navarra

 

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