Los vecinos de Espiñarcao alertan de que el lobo y los animales salvajes están muy cerca de las casas.
Un vecino de Espiñarcao, en la parroquia de Romariz (Abadín), ha denunciado que en poco más de una semana perdió dos potros, que devorados por los lobos. «Hace ocho días mató al primero. Y en las primeras horas de lunes a martes, el otro«, explicaba este miércoles Hermes Sánchez, un vecino de Sasdónigas (Mondoñedo) que tiene animales en Espiñarcao.
«Soy un hombre de negocios y tengo animales a la venta en algunas propiedades, pero no gano mucho con el lobo», criticaba este hombre, que valoró en unos 400 euros las pérdidas económicas por ambos animales, al tiempo que señalaba una de las cosas que más alerta a los vecinos.
No les pagan por las denuncias
«Los animales están en un prado a 30 metros de las casas y el lobo sigue igual«, señaló, mientras indicó que dio el aviso al servicio de la Xunta para proceder a la reclamación. «El año pasado perdí una chota de cinco meses y también me quejé, pero hasta ahora no me han dado nada. Este año ya se han ido dos animales, y para estar en enero no está mal«, expresó Hermes Sánchez.
Igual que él, son muchos los que denuncian daños causados por el lobo y la fauna salvaje. Como el propio presidente de la comunidad de montes de Espiñarcao, Marcelino Díaz, que este miércoles exigía implicación a los partidos políticos para ofrecer algún tipo de solución a los ganaderos.
«El lobo está a la vista, lo estamos diciendo cada vez que nos dice que mata animales, pero el problema es que cada vez hay más y cada vez están matando más casas cerca de las casas, y eso es un problema.», dijo un hombre que aludió a algunas posibles causas: «La Administración es culpable, por sus medidas, ha acabado con los caballos y ahora miran para otro lado y alguien tendrá que tomar medidas al respecto«.
«Es un problema muy grande y estamos pagando el pato», añadió, mientras enumeró otros casos. Hace diez días los lobos, según aseguró, mataron una becerra en Espiñarcao y en Baroncelle. Hace unos 15 días, «unha xata leiteira no medio de dúas casas».
Fuente: El Progreso