De videógrafo cinegético a cazador
Son muchos los días que llevamos de caza, pero con la cámara acuestas cuestas
Siempre he dicho que para entender o poder sacar de ti el mejor partido como videógrafo cinegético has de ser cazador, haberlo sido o apasionarte este mundo.
Siendo así, todo el equipo de Sol Montero Producción Audiovisual practicamos la caza y defendemos este sector a capa y espada.
El rececho del corzo a través del visor: «Pero… ¿y ese corzo, de dónde ha salido?»
Después de muchos días y jornadas de caza tras el visor de la cámara, esta vez nos vamos hasta terrenos de La Bañeza, León, pero con el visor del rifle.
Recientemente, y por tanto con poca experiencia, descubrimos el apasionante mundo del rececho del corzo.
Ese que llaman el duende del bosque, pues aparece y desaparece como sin darte cuenta.
«Pero… ¿y ese corzo, de dónde ha salido?». Y así que apoyo el rifle en el trípode, ni que decir tiene que no estoy acostumbrado pues lo mío no es la cruz del visor del rifle, lo mío es el visor de la cámara donde lo único que te estorba es la imagen del animal o alguna rama que te desenfoque.
Así pasó, me apoyé, apunté como pude y fallé como es normal 😅
La caza y sus momentos
La expedición era básicamente para grabar el rececho de un amigo, Alejandro González, y disfrutar sin duda de un buen fin de semana.
Pero la caza son momentos y no solo es apretar gatillo o darle al ‘rec’ de la cámara.
Llegamos a La Bañeza y para nuestra sorpresa había una feria de quesos y embutidos, un buen prólogo para coger fuerzas y saborear productos de la zona que son desconocidos para dos extremeños.
Extraordinaria la puesta de sol en esta plaza con la feria y la iglesia. Qué decir de momentos así y si además eres apasionado de la fotografía, un gran recuerdo.
El corzo de las rosetas de golf
Como ya relaté anteriormente, tras fallar un corzo, podemos ver cómo, ya con poca luz, nos entra otro que con la tranquilidad de la zona y las últimas luces no se percata de nuestra presencia.
Esta vez le dije a Julián Domínguez, organizador del rececho, «prefiero tumbarme en el suelo o apoyar el rifle en el macuto puesto en una piedra… quiero intentar no fallarlo y que la cruz con los nervios no se mueva como un acordeón».
En una piedra cercana colocamos el morral… El momento de tener el animal metido en la cruz cambia al visor de la cámara, esta vez sabes que el que aprieta el gatillo eres tú y no el que le da al ‘rec’. La presión la tienes tú y sabes que tú eres el protagonista de tu propia historia.
Amartillo, quito seguro y… ¡pum!… ¿qué ha pasado? El corzo despareció, pero uno que ya lleva tantos tiros oídos, me dio la sensación que el corzo estaba bien pegado, así lo dije y, efectivamente, ahí estaba, en el sitio, con la poca luz nos dio la sensación que al tiro desapareció.
Al llegar al corzo, sorpresa, tenía unas espectaculares rosetas, como pelotas de golf, a mí me pareció un trofeo magnífico.
Es extraño que esta vez no era yo el que inmortaliza el momento, sería yo el fotografiado.
Seguiremos grabando sin parar, pero en esta ocasión la película ha quedado grabada en mi retina y mi memoria para siempre, disfrutando con amigos un lance para revivir.
La caza muchas veces no es el simple hecho de cazar, es el hecho de estar cazando.