En aquella ocasión celebramos un programa de radio en Atarés, Huesca, hablamos con el paisanaje y de la caza allí.
Tuvo una excelente acogida y disfrutamos mucho.
Además, cazamos el sábado en Centenero y el domingo en Atarés y Santa Cruz de la Serós, pero tan ocupado anduve preparando el programa, que pude prestar poca atención a la caza, y bien que lo sentí, porque fueron dos estupendas cacerías, gente maravillosa, jabalíes y un paisaje único.
Cita en Olsón
Por tal motivo, un poco el alma mater de toda aquella actividad cinegético-radiofónica, Roberto Sistac –de Huesca con casa en Atarés–, siempre, cómo no, a través de mis amigos ‘madrileños’ Antonio Gibaja y Ernesto Navarrete –que llevan la intemerata de años cazando con él y su cuadrilla en tierras oscenses, sobre todo Antonio que fue quien le conoció–, me citaron al final de la temporada 2021-2022 en sendos resaques en Olsón de fin de semana.
Olsón está situado en la comarca de Sobrarbe el municipio de Aínsa-Sobrarbe.
La localidad en 2021 contaba con diecinueve habitantes.
Roberto es uno de los seis socios del coto de Olsón, los otros son Joaquín González, Jorge Bibián, David Aguilar, Pepino, Alberto Mainar, Burguer, y Jordi Faba.
Joaquín y Jorge llevan en cierto modo la ‘voz cantante’ en Olsón.
A Jorge y a Pepino ya los conocía de la primera excursión oscense.
Lo de las comillas en madrileños es por Ernesto, ya que Antonio sí que es montero madrileño, y de los buenos.
Navarrete, fino escritor de la caza y de las costumbres, es natural de Sevilla, se considera extremeño y en parte oscense y vive y trabaja en Madrid. ¡Quién dijo mestizaje!
A los todos ellos les une lo mismo, son gente buena, como toda la que me encontré en Atarés primero y en Olsón después.
Cazar es necesario y se necesita gente para cazar
El fin de semana de enero las batidas serían de mucha extensión, por lo que hacían falta más cazadores que los socios y locales disponibles, en aquellas zonas de Aragón no hay suficientes cazadores para cerrar unas ‘manchas’ tan generosas de hectáreas.
Por lo que no pocas veces necesitan que acudan amigos de otras partes de España e incluso del extranjero.
En Olsón no existe interés económico alguno, al revés, los socios además de gastar su tiempo y su dinero preparando todo, suelen entrar a resacar.
Cacería, por tanto, de invitación, en la que los que tenemos el privilegio de ser invitados únicamente pagamos a escote los gastos que genera la cacería.
Por todo ello, Antonio Gibaja se encargó de organizar un grupo de veintidós cazadores, de Madrid, Cáceres, Salamanca, Valladolid e incluso de Francia, la mayoría de su grupo de monteros en Extremadura.
Precisamente por esas monterías en Extremadura, al coincidir la fecha, no pudieron acudir a los resaques de febrero Antonio y su hermano Bernardo, Ernesto y su hijo Ernesto, José Antonio Araque y Paco Largo. Todos fieles devotos de estas maravillosas cacerías.
Además, como luego confirmó Joaquín a nuestros micrófonos: «la caza, aparte de una forma de vida, aquí es una necesidad, y más actualmente con el abandono del medio rural, el jabalí y otras especies de caza se hacen fuertes».
«Aquí hoy en día hace falta cazar, no es que sea una afición, un hobby, hace falta», concluyó Joaquín.
El viaje: antes de cazar
El primer viaje en enero fue más que entretenido con mis cofrades de la Peña El Viernes en El Pabellón –a la que también pertenecen Antonio y Ernesto– Pablo Pando y Adolfo Sanz (que me echó una mano con el tema fotográfico mientras que yo hacía las tareas radiofónicas), por mucho que el ton-ton nos jugara una mala pasada y diéramos una ‘pequeña’ vuelta para llegar al complejo Tres Caminos (El Grado, Huesca), que haría las veces de cuartel general.
Allí cenamos y desayunamos de categoría y también pernoctamos.
Un lugar fabuloso Tres Caminos (www.trescaminos.com), se come muy rico y abundante y es perfecto para dormir.
La colla, como se denominan aquí las peñas de caza, que caza en San Benito y Olsón, responde al nombre de Colla d’o Bandido Cucaracha, que fuera un afamado ‘Robin Hood’ aragonés del siglo XIX.
Por la mañana, y tras un generoso desayuno, Joaquín, tomó la palabra para dar las normas básicas y organizar la salida de los puestos, o esperas, como les dicen en esta zona de Aragón.
Estos ya estaban asignados en función de las características de cada cual, y todos tenían nombre.
A mí se me asignó El Mirador, parece que tenían clara que una de mis principales intenciones era hacer fotografías.
Todos los puestos o esperas están colocados estratégicamente y tienen posibilidades. Me gustó: no hay puestos malos.
Otra cosa que indica el nombre propio de la espera es que está colocada en los pasos naturales del jabalí.
Aunque la prioridad absoluta es poder sacar los cochinos cazados del monte, un puesto puede ser muy bueno, pero si tiene gran dificultad para poder sacar lo que cace, no se coloca.
Desde El Mirador
De acceso fácil, ya que tenía aún problemas de accesibilidad por una operación de rodilla, el puesto no podía tener mejor puesto el nombre.
Desde El Mirador
¡Qué vistas! Ventana al cazadero, ventana al Pirineo. ¡Aire puro!
Fotografié la llegada de las rehalas y la suelta, algunas de similar tamaño a las zonas típicas monteras, otras el resacador con unos pocos perros, más típicas de aquí.
Diferencias, aquí no llevan perros de agarre y los resacadores (rehaleros) pueden llevar arma.
Excelente e ímprobo trabajo de los resacadores
La mancha de sierra con bastante monte en algunas zonas, y también abruptos barrancos. Esperas o puestos muy separados.
Fotos de paisaje, claro, muchas, no podía desaprovechar este balcón con vistas.
Con la caza mala suerte.
La tirolina y el ‘noviazgo’
Me llamó poderosamente la atención, que ante la dificultad del terreno tenían dispuesta una especie de tirolina para poder sacar los jabalíes cobrados del monte, aquí no se deja nada en el campo.
Hay que destacar que hicimos novia a la joven Jara, hija de Jorge, al que siempre acompaña, cazó un corzo –en Aragón se pueden tirar en batida en esta época– que su padre le cantó como «selectivo» con los prismáticos.
Era su primer tiro: ¡olé, muy bien por Jara!
Jara es un cielo, y ha resacado infinidad de veces, pero era su primera pieza desde la espera.
Aunque durante el ‘juicio’ se la veía triste, ya que un tocino (jabalí) había herido de gravedad a uno de sus perros, y eso es lo que más le importaba en ese momento con diferencia.
Mucho material radiofónico para Lances de radio
Ya solo con lo acaecido el sábado tenía mucho material radiofónico para mi programa Lances de radio.
Muchas cosas que contar, entrevistas con Joaquín, con Jara, con Roberto, con Antonio, con Jorge…
El domingo el terreno no era tan de sierra, eran cárcavas, barrancos, fuertes laderas, buen monte…
Tuve una espera muy entretenida, además de un zorro y una corza a los que no tiré, me entró un hermoso jabalí, no era fácil por la velocidad que llevaba y lo poco que dio la jeta, lo pinché con el único disparo que me permitió, pero no lo pudimos cobrar a pesar de la inestimable ayuda de Ernesto, ¡lástima!
Enlaces a los programas de ‘Lances de radio’ de ‘Club de Caza’ nº 172 y nº 179 donde se hace referencia a los resaques en Olsón
⇒ Programa de ‘Lances de radio’ de ‘Club de Caza’ número 172 – 15/01/2022
→ Programa de ‘Lances de radio’ de ‘Club de Caza’ número 179 – 05/03/2022
En los resaques lo de menos es lo que se caza, lo importante es con quien y como se caza
Creo recordar con mi mala memoria que el sábado se cazaron ocho jabalíes, con un navajero muy guapo, y el corzo, mientras que el domingo me parece que fueron nueve jabalíes.
Aquí no es lo principal el plantel, se valoran más otras cosas, como el compañerismo o el trabajo de los perros.
De los amigos ‘madrileños’ (las comillas ahora son porque, aunque vivimos en Madrid, casi ninguno somos naturales de la capital), lo más destacado fue lo que le ocurrió a mi compañero de viaje Pablo. Tiró el sábado un cochino muy grande que cayó fulminado, inesperadamente se incorporó un instante después, no pudo repetir el tiro por estar en línea con el cazador vecino, el tocino se metió al monte, bajando por un cerradísimo barranco, daba mucha sangre, pero fue imposible de cobrar.
El domingo José Luis Cañete –que tampoco pudo ir en febrero– se hizo con una jabalina muy hermosa.
Otros madrileños, además de este reportero, tiraron sobre todo el domingo, algunos hasta dos tocinos, fíjense la mala cabeza que tengo que no me acuerdo de sus nombres.
El domingo lo despedimos con una caldereta de jabalí que cocinó Roberto, el hombre orquesta, en Olsón. ¡Qué rica estaba!
Anuncio de primavera en el Prepirineo
Esa temporada 2021-2022 se cerró en Olsón con sendos resaques en febrero del 22.
Mucho más pequeños que los de enero, con menos puestos y menos perros cazando.
La tropa madrileña también muchísimo más reducida, esta vez viajé solo con Pablo, Adolfo estaba enredado con sus crónicas para las Caracolas. También acudieron, Antonio Machuca –otro de los clásicos a estos maravillosos parajes–, con su hijo Antonio y su hermano David, Gustavo de Agustín con su mujer Gracia García y Andrés Nieto, además de Pablo y yo mismo, claro.
Cazamos relativamente cerca de Olsón, con vistas a su preciosa y recogida iglesia de Santa Eulalia, almendros en flor, abejorros revoloteando… el Pirineo de fondo.
Anuncio de primavera en el Prepirineo.
Destacar de la caza los tres grandes jabalíes cobrados, sobre todo uno, muy bueno tanto de defensas como de cuerpo.
Camaradería y magnífico ambiente, comida en el mismo Olsón, ¡arroz con carabineros! Esta vez Roberto cedió los bártulos de la cocina a Germán Bernués.
A mí se me dio fenomenal, una corza me entró cada día, esta vez no se tiraban –no las hubiera tirado igualmente–, disfruté mucho…
Gracias de corazón
Por diversas causas no he podido volver a Olsón, bien que lo he sentido, pero sobran ya las palabras.
Hora del agradecimiento por acogerme en unas cacerías tan gratas, GRACIAS A TODOS por el trato que me dispensaron, y muy especialmente a Antonio, Roberto, Joaquín, Jorge, Jara y Ernesto.
Y repito, me siento un privilegiado por tener amigos así que me invitan a ir a sitios que merecen tanto la pena.
Crónica y fotografías: Cesáreo Martín
CRÓNICAS DE OLSÓN
1.– Crónicas de Olsón, donde caza gente buena (I). Prolegómenos: Atarés
Relacionado
⇒ Un ‘cochinazo’ del Pirineo
→ La casa vieja
Próximo capítulo
Crónicas de Olsón, donde caza gente buena (III). La mirada de Jara