Relatos

Una tarde de abril a corzos con Antonio Mata

de abril corzo
Una tarde de abril a corzos con Antonio Mata.

Aquel día, como otros tantos, echamos una tarde de abril estupenda, sólo el viaje y la excusa de intentar cazar un corzo para estar en el campo ya eran suficientes.

Antes del mediodía cerramos las noticias de mayo, nos dio tiempo a ir pronto a comer, Roberto se lució en la cocina, lo disfrutamos como siempre, y después perdimos la partida de mus, como casi siempre cuando yo era tu compañero, ya sabes que soy muy malo jugando y nunca he puesto mucho interés…

Poco más de cien kilómetros nos dieron para hablar mucho, «cazar más» y regañarte otra vez por fumar tanto.

Placidez en el campo, sabes que iba a esos lugares del coto que no iba casi nadie –o nadie–, más que nada porque eran los peores.

Una corza, un guarro terciadete que parecía que sabía que no se le iba tirar y un gran corzo, a muchos metros, bastante tapado y ofreciendo un blanco escaso: «mucho pollo para tan poco arroz».

A pesar de tenerlo en la cruz, coincidiste conmigo que lo mejor era no tirar, ¿para qué? Así teníamos excusa para volver, nunca más lo vimos.

La humildad de la grandeza

La tarde a ti sí te estaba dando juego, esos matices, esa luz…

No hacías un millón de fotos, hacías solo las justas y necesarias, como cuando las máquinas tenían carrete.

Después, en casa, tratabas algunas fotografías para acentuar esos matices, ibas más allá de la fotografía.

Una de las veces me ‘cazaste’ cuando acabábamos de ver el corzo grande por encima de las cárcavas.

Y ese exactamente es mi retrato de cazador intentando cazar un corzo, con la enorme mochila llena de archiperres que no sirven para nada, con mi bípode antediluviano, el gorro para tapar la claridad de ideas…

Más tarde eras capaz de componer otro arte, hilvanando palabras bonitas y exactas que describieran una tarde de campo de abril.

Eras experto en hacer poesía escrita y visual de una tarde cualquiera.

Y esas fotografías y ese relato eran los que te retrataban a ti, no el salir tú retratado, es la humildad de la grandeza.

Ni siquiera lo firmabas, tú hacías equipo: «Texto y fotografías: Redacción de Caza y Safaris».

Voy a ser muy sincero, en aquella época fue: «Texto y fotografías: Redacción de Jara y Sedal».

Las comillas españolas

Por cierto, las «comillas Citroen»: ‘«»’ (españolas) que siempre utilizabas, con acierto, y que como otras tantas cosas aprendí de ti.

No, no es este el relato que te prometí, estaba buscando fotografías para los períodos hábiles de caza del corzo y he encontrado ese retrato que me hiciste años ha.

Sé que estás en un lugar de paz, lo que no quita para que te busques una pareja mejor que yo para echarte un mus, que a veces ganar debe ser la leche.

Sigue siendo muy dolorosa tu ausencia.

Texto: Adolfo Sanz Rueda inspirado por Antonio Mata Huete

Fotografía y su tratamiento: Antonio Mata Huete

 

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